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Me gusta todo de ti.

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miércoles, 29 de abril de 2015

Capitulo 13

                                                                        13



Después de la triste visita al hospital, ya estamos en casa de Víctor. No hay nadie a pesar de que ya es casi la hora de cenar, imagino que vive solo o que quizá su padre y su hermano lleguen mas tarde. Se quita la chaqueta y yo me quito la mía, hace bastante frío aquí, en Sevilla por estas fechas solo hace fresquito. Subimos a la segunda planta y sin decir nada le dejo que entre en su habitación y yo voy a la que él me ha asignado, dejo mi chaqueta sobre una silla y el bolso sobre la misma, sacando el móvil y el tábaco, la luz del móvil está encendida lo que indica que tengo o llamadas perdidas o mensajes, desbloqueo el móvil y tengo whatsapp de todo dios: Mi madre, mis amigas y...Sergio. Inmediatamente el primero que leo es el de él.


¿Cómo estás? ¿Has llegado bien? Soy un gilipollas pero te echo de menos. 20:45


No está conectado ahora mismo, su última conexión es de la hora a la que me ha enviado el mensaje, lo releo una y otra vez mientras me dejo caer en la cama. Sí Sergio, eres un gilipollas,pero yo también te echo de menos. Eso es lo que quiero responder pero mi orgullo me lo impide.

He llegado bien. Gracias. 22:00


Luego me pongo a contestar a mis amigas para decirles también que estoy bien y después a mi madre, con la que me quedo hablando un rato. Me dice que intente buscar Canal Sur para no perderme la salida de La Macarena. Yo le digo que esté tranquila, que no voy a perdérmela por nada del mundo así tenga que verla por el móvil.
Cuando termino de hablar, lo bloqueo y justo entonces los nudillos de Víctor llaman a la puerta y yo asomo la cabeza por un lado del móvil.


—¿Tienes hambre?—Me pregunta con una leve sonrisa.

Yo hago una mueca de: Mas o menos y me incorporo de la cama dejando el móvil sobre ella, Víctor sonríe esta vez con un poco más de ganas y entra en la habitación sentándose sobre la cama, a mi lado.

—¿Que te gustaría cenar? Puedo prepararte algo.

—¿Vas a ser mi chef?.—Pregunto con cierta curiosidad y el asiente.

—Es lo que menos puedo hacer después de que estés aquí, conmigo.—Tras decir eso me coge la mano y yo siento que se me acaba de tensar todo el cuerpo.

Miro nuestras manos y luego lo miro a él, quien esta con sus ojos en este momento casi grises, mirándome intensamente.

—Tú también me ayudaste y eres un buen hombre. Te mereces cosas buenas.—Le sonrío levemente sin soltar su mano.

En ese instante el se acerca más a mi, o más bien, mas a mi rostro. Yo me quedo paralizada, solo puedo pensar en Sergio pero también pienso en el calambre que siento en el estómago, le tengo casi pegado a mis labios y sin darme cuenta..Me besa. Me da un cálido y tierno beso en los labios y yo no se lo niego, se lo respondo, pero entonces me acuerdo de Sergio y me aparto de él con la cabeza agachada, él se da cuenta y me suelta la mano sin separarse de mi rostro.


—Mara...Lo siento yo..

Niego con la cabeza y lo miro.

—No..No pasa nada. ¿Vale? Estás mal y..Olvídalo. Haremos como si no ha pasado.—Respondo algo nerviosa y sinceramente culpable por la situación.

Él asiente algo cabizbajo y los dos a la vez nos levantamos para bajar al salón y cenar algo.
Me ha preparado una deliciosa pasta a la carbonara, ni mi abuela la hace tan rica, y la hemos acompañado de un vino blanco que estaba buenísimo, y eso que no me gusta el vino solo. Se nota que estamos en la tierra de los vinos, nos hemos olvidado del beso por suerte, y hemos disfrutado charlando. No tenemos nada en común, excepto el ser andaluces y que nos gustan los carnavales de Cádiz. Me ha costado hacerle reír, es un tío muy duro, y muy frío a pesar de lo débil que lo he podido ver hoy en el hospital, pero es muy guapo y muy atractivo, tanto que no le faltarán pretendientas, seguro. Le ayudo a recoger la mesa y ponemos juntos el lavavajillas, del congelador saca una tarrina de helado de chocolate con brownie.


—¿Te gusta?—Pregunta mientras me lo enseña y yo asiento efusivamente.

Coge un par de cucharas y apaga la luz mientras los dos salimos hacia el salón, ni si quiera encendemos la tele, hasta que me acuerdo de que quiero ver La Macarena salir. Él sin trabajo alguno encuentra Canal Sur y justo la pillamos saliendo. Disfruto de la salida de la procesión, y él la disfruta conmigo, por que cuando lo miro de vez en cuando para coger un poco de helado, está mirando la tele embelesado, a este tengo que llevármelo yo a una semana santa conmigo. Terminamos de ver la salida y soy yo misma quien apaga la tele, no me apetece verla, me apetece seguir intentando que se ría y abandone esa seriedad que le acompaña, le cuentos chistes malos y a penas sale la sonrisa de la comisura de su boca. Entre los dos, nos terminamos el helado de chocolate y la verdad es que, siento que voy a explotar, los ojos comienzan a pesarme debido al cansancio del viaje, y estoy deseando pillar la cama, a ver como duermo la primera noche. Víctor que no tiene un pelo de tonto, se da cuenta de que me muero de sueño.


—¿Quieres dormir?.—Me pregunta dejando la tarrina de helado vacía con las cucharillas sobre la mesa.

Yo asiento levemente y él en seguida se levanta y me coge en brazos, a lo que yo respondo espabilándome en seguida y agarrándome a él.

—¡Víctor! ¡Que haces bájame!—Exclamo entre algunas risas y el niega sin mover un solo músculo de su cara.

En brazos me sube a la planta de arriba, caminando por el pasillo hacia la que durante mis días aquí va a ser mi habitación, entra en el dormitorio y me deja sobre la cama y es entonces cuando noto que el vino me ha subido un poco, pues la habitación da leves vueltas en mi cabeza y comienzo a reírme yo sola mientras Víctor me mira con el ceño fruncido.
—¿De que te ríes?—Me pregunta serio.

Yo intento dejar de reír para poder responderle pero me es imposible,y respondo entre risas.

—El techo, da vueltas, jajajaja.

—Vale, te ha subido el vino.—El suspira rodando los ojos y se lleva la mano a la frente.

—Oh vamos, no pongas esa cara. —Tiro de su brazo envalentonada por el alcohol y hago que caiga sobre mi.

—Mara, no hagas eso.—Me dice mas serio aún mientras la mirada se le va a mis labios.

Yo me muerdo el labio inferior divertida mientras lo miro.

—¿Por que no?—Pregunto rozando mi nariz con la de él.

Su mandíbula se tensa,y su respiración se acelera.

—Por que voy a arrancarte la ropa y a morderte yo el labio, y entonces te haré mia como nadie lo ha hecho jamás. Y no querrás ver ese lado de mi.

Abro los ojos como platos y casi siento que se me ha ido la mini borrachera que llevo, mi vientre se ha tensado, en realidad todo mi cuerpo se ha tensado, tanto que se me escapa un pequeño jadeo, entonces él si que sonríe, con malicia pero sonríe.

—Y no me gustaría aprovecharme de ti en tu estado. Prefiero que si eso pasa..Estés mas consciente de tus actos. —Me da un beso en la frente y concluye su discurso apartándose de mi. —Cambiáte y descansa nena, mañana iremos a ver un poco el pueblo, comemos fuera y vamos al hospital. Buenas noches. —Me guiña un ojo y sale de la habitación cerrándome la puerta.


Ni si quiera puedo moverme de la cama, pero si que me alegro de no haber hecho nada, no puedo, quiero a Sergio, pero Víctor...Dios, nunca me había pasado algo así. Necesito a mis chicas, necesito terapia de grupo pero por whatsapp no es lo mismo, en cuanto llegue el domingo organizo una cena, es más, la voy a ir organizando ya para que no hagan ningún plan.

Después de avisarlas y de que todas acepten encantadas para cotillear, me cambio y me pongo el pijama, apago la luz y me meto en la cama cerrando los ojos, cayendo en un profundo sueño en cuestión de segundos.

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