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Me gusta todo de ti.

Me gusta todo de ti.

jueves, 13 de junio de 2019

No se que quiero de ti.

¡¡¡QUE DE TIEMPO!!!! SEGURO QUE MUCH@S ESTABÁIS ESPERANDO ESTE MOMENTO.

SERGIO Y MARA VUELVEN.

NO TE PIERDAS LOS PRÓXIMOS CAPÍTULOS DE "NO SÉ QUE QUIERO DE TI".



domingo, 8 de mayo de 2016

Capitulo 21.

21



Todo estaba decidido, tras ese encuentro con Sergio me vestí y en lugar de ir a mi puesto de trabajo tomé otro camino y me presenté en las oficinas centrales de Inditex. Aparqué en la zona azul ya que no había otro sitio y salí de mi FIAT 500 para entrar al edificio. Tras saludar a la chica de la recepción, cogí el ascensor para subir a la primera planta: Recursos humanos y al salir, me choqué con algun idiota que se había puesto en mi camino.

—A ver si miramos por donde vamos. —Dije mas borde que nunca, y al levantar la vista, era Sergio que me estaba mirando con cara de pocos amigos.

Hice como si nada y me aparté de él dándole un empujón con el que casi le desmonto. Pasé a uno de los despachos y cerré la puerta tras de mi, una chica de mi edad mas o menos o quizá algo mayor que yo, de cabello rubio y ataviada con una falda diplomática y una camisa celeste me atendió y me invitó a sentarme.

—Me llamo Mara, trabajo en ZARA desde hace varios meses, pedí el traslado desde Sevilla y...Bueno quiero presentar mi renuncia formalmente.

La chica, sorprendida por mis palabras se apoyó sobre la mesa entrelazando sus manos y comenzó a hablar.

—¿Y eso Mara? ¿No te sientes a gusto trabajando con nosotros? En Inditex tratamos de que nuestros empleados siempre estén cómodos, es más, somos la empresa que mejor trata a sus empleados, si tienes algún problema solo tienes que decirlo justamente aquí.

Negué con la cabeza y de golpe y pronto mi cabeza empezó a imaginarse la película del siglo, le dediqué una amable sonrisa y me dispuse a responder.

—En absoluto, es solo que, bueno me ha salido un trabajo mejor en Sevilla y me gustaría volver para estar mas cerca de mi familia.



Tras casi una hora de charlas y de que aquella muchacha no parase de intentar convencerme, firmé la renuncia a mi puesto de trabajo, le estreché la mano y le agradecí por el trato para después caminar hacia la salida del despacho, esperando de nuevo el ascensor.
Miré el móvil y me encontré con numerosos whatsapp, del grupo de las chicas, de Víctor, de Dani y de mi prima, que contentos se iban a poner cuando les diga que vuelvo a Sevilla, quizá nunca debí haber salido de allí, nunca debí haberme ido por que venir a Madrid, solo ha hecho que todo vaya a peor, por que me he vuelto a enamorar y he vuelto a sufrir..Mientras pensaba todo aquello, un pequeño tiron de mi brazo me hizo salir de mi ensimismamiento, me giré y era el rubio que volvía a mirarme con ojitos de cordero.

—¿Que haces aquí?.—Pregunta.

No puedo contarle que acabo de firmar mi renuncia, siendo como es, moverá cielo y tierra para que no me mueva de Madrid, opto por otra mentira piadosa y disparo.

—Tenía que arreglar unos papeles.
El silencio de nuevo nos envolvió hasta que el timbre del ascensor lo cortó. Subí a éste sin dudar, y tras de mi venía Sergio. Pulse el botón para la planta baja y acto seguido, el rubio pulsó el botón de stop e hizo que se parase el ascensor, se colocó frente a mi y me acorraló en el ascensor.

—Sergio..Por favor.

Miré hacia otro lado evitando el contacto visual con él a pesar de que tenía su cuerpo pegado al mío, él me tomó del mentón y me hizo mirarle.

—Mara, por favor. Quiero estar contigo.

Mis piernas empezaban a temblar y sentí que iba a derretirme en ese momento, todo mi interior quería gritarle un SÍ como una catedral pero solo atendí a negar con la cabeza mientras apartaba su mano de mi barbilla. Con todo el valor del mundo, me separé de él y reanudé la bajada del ascensor pulsando el botón, al llegar, salí de forma apresurada del elevador y me perdí por el vestíbulo.
Salí del edificio y respondí a los mensajes de whatsapp, avisando a las chicas de que volvía a Sevilla, Nerea se contentó ya que ella había encontrado un puesto de trabajo allí y ya estaba buscando piso, de Isa y Miriam no puedo decir lo mismo y bueno, de Lorena ya..Ni hablamos. Luego, se lo conté a Victor, quien corriendo se ofreció a acompañarme en el viaje a lo que yo, por supuesto me negué, sin embargo, para Dani, mi prima y el resto de la familia, decidí dejarlo como sorpresa para el día siguiente.


Una vez en casa, me dispuse a comenzar a hacer las maletas, entré a mi habitación y saqué las dos maletas grandes de debajo de la cama, abrí una de ellas y la coloqué encima para después abrir el armario y comenzar a guardar la ropa interior y las prendas pequeñas.
Tras un rato, terminé de llenar una maleta y cuando me iba a poner con la otra, sonó el timbre de la puerta. Dejé lo que estaba haciendo y atravesé el salón para llegar al recibidor, abrí y me encontré con toda mi cuadrilla gritando “”¡SOORPRESAA!”” no pude evitar sonreír mientras todas se abalanzaban sobre mi para unirnos en un abrazo de teletubbie.
Las hice pasar entre risas y cerré la puerta, se acomodaron como siempre, como si fuera su casa y dejaron un pastel de chocolate sobre la mesilla.
Lorena no paraba de llorar y yo, de verla a ella también comencé a hacerlo y nos fundimos en un abrazo.

—Ahora que por fin te tengo aquí..Te vas..—Me dijo moqueando y casi entre pequeños sollozos como si me fuera a Pakistán.

La estreché contra mi y la besé entre sus cabellos perfectamente rizados.

—Tan solo voy a estar mas al sur, podrás visitarme y yo subiré, lo prometo.

Nos separamos y cuando me senté en el sofá ya estaba todo sobre la mesa, zumos, los cubiertos, las servilletas...Las miré con tristeza pero a la vez con felicidad, me sentía afortunada, afortunada de tener unas amigas como ellas.


Disfrutamos de aquel delicioso pastel de chocolate, el cual llenaba bastante, solo espero volver a mi rutina en Sevilla e ir a algún gimnasio para quemar los atracones de comida basura que me he dado aquí en Madrid. Me ayudaron a recoger y se ofrecieron a ayudarme con las maletas, pero de nuevo, me negué, tuve que despedirlas pronto por que no quería que se me hiciera muy noche en la carretera para bajar a Sevilla, Miriam e Isa lo hicieron de forma normal por que sabían que ellas bajarían pronto a la ciudad del Azahar, sin embargo, Lorena, se abrazó a mi como si no hubiera mañana, abrazo que yo correspondí de la misma forma sintiendo sus ricitos tocar mi nariz.
Terminé de hacer las maletas, cogí todo lo que era mío y lo saqué al rellano, dejé las llaves bajo el felpudo tal y como mi casera me había dicho y con nostalgia, acaricié la puerta ya cerrada del que había sido mi hogar durante tantos meses, entré al ascensor del bloque, el cual parecía que me estuviese esperando y bajé tirando de las dos maletas.
Salí del portal y le eché un último vistazo desde abajo a mi terraza, a la calle y a la Puerta de Alcalá, sonreí sabiendo que volvería pronto, se lo prometí a Lorena y, tras hacerlo, finalmente tiré de las dos maletas hasta mi precioso coche que me esperaba en la acera, abrí el maletero y guardé el equipaje, rodeé el coche y entré en el asiento del conductor, me miré por el retrovisor y al hacerlo, ví como alguien venía corriendo desde la esquina, ¡oh dios es Sergio! Me escondí agachandome en el asiento para que no me viera mientras yo le vigilaba por la ventanilla, corriendo llegó a mi portal y se detuvo en él, comenzó a llamar al porterillo como si quisiera quemarmelo y luego podía escucharlo gritar:

—¡MARA! ¡MARA POR FAVOR NO TE VAYAS! ¡MARA!.

Al no obtener mi respuesta, se llevó las manos a la cabeza y dio una vuelta y fue ahí al mirar al frente cuando vio mi coche y me vio a mi, en seguida negué con la cabeza una y otra vez y metí la llave en el contacto mientras el se aproximaba a mi FIAT y a mi, me temblaba tanto la mano derecha que no era capaz de arrancar, hasta que, cuando estuvo a tan solo un paso de poder abrir la puerta del copiloto, arranqué y aceleré para salir de allí, mientras Sergio, desesperado corría tras mi coche, “no voy a llorar, no voy a llorar” me repetía a mi misma en mi cabeza, hasta que, finalmente cuando le perdí de vista, di un golpe sobre el volante evitando así las lágrimas para poder conducir sin problemas de visión, y así, casi sin comerme ningún semáforo, salí de la capital para poner rumbo al sur.

lunes, 7 de marzo de 2016

Capitulo 20.

                                                                     20


—¿Podemos hablar?.

Separo mis labios para responder a la pregunta del rubio pero, Víctor responde por mi.

—Creo que no tiene nada que hablar contigo.

—No estaba hablando contigo.— Espetó Sergio dando un paso hacia Victor.

El hostelero no se mostraba indiferente, y pude ver como daba otro paso hacia el rubio mientras yo seguía en medio, se miraban desafiantes y yo estaba tremendamente acojonada de que se liaran a hostias en el recibidor de mi bonito apartamento. Tomé el control de la situación, separando a ambos mientras los miraba.

—Hablaremos mañana Sergio, por favor, vete. —Dije con rotundidad mientras lo miraba a los ojos.

El rubio arrugó los labios con disconformidad y se separó de mi, se dió la vuelta y salió del recibidor. Yo cerré la puerta y me apoyé sobre esta mientras Víctor se acercaba a mi y posaba sus manos sobre mis hombros.

—¿Estás bien?.

Negué con la cabeza ante su pregunta y me eché el pelo hacia atrás. Una parte de mi quería correr a buscar a Sergio pero la otra, la otra no soportaba la vergüenza que me había hecho pasar esa noche, ni sus juegos. Por otro lado, me gustaba haberme topado con Víctor, me hacía sentir segura, estable, tranquila..Pero, por otro, necesitaba estar sola.
Como si estuviese leyendo mis pensamientos, se acercó a mi, besó mi frente y murmuró:

—Voy a marcharme, después de tantas emociones necesitarás descansar. Si necesitas algo, llámame. ¿De acuerdo?.

Yo asentí conforme mientras el me sonreía levemente y se colocaba la chaqueta que había colgado en el perchero de la entrada, levantó el asa de su maleta abrió la puerta.

—Buenas noches, nena.

Le respondí con una sonrisa y cuando entró en el ascensor, cerré y eché el pestillo. ¿En que momento se me había complicado tanto la vida? ¿Por que no podía estar como Lorena? No aguanto al chico pero, se le ve feliz, sin complicaciones, como si hubiese encontrado a la persona correcta. No quería contarle nada a las chicas pero, en este momento, las necesito a todas mas que nunca.
Me recogí el pelo y apagué la luz del recibidor, recogí las tazas de café de la mesilla y las llevé a la cocina, no tengo ganas de fregar, mañana lo hago. Suspiro y apago también la luz de la cocina, cruzo el salón y entro en mi habitación para ponerme cómoda, no tardaría mucho en dormirme. Vuelvo al salón y mi vista se va ligeramente hacia la terraza, sí, un cigarro antes de dormir, en la terraza, contemplando las nocturnas vistas de la Puerta de Alcalá.
Abrí la ventana y ciertamente hacía relente, me abracé a mi misma y encendí mi cigarrillo aspirando una suculenta calada de el mismo, lo necesitaba como agua de Mayo.



A la mañana siguiente el vibrar del móvil me despierta. Miro el despertador, las diez de la mañana. ¿Quien me molesta a estas horas cuando no tengo que trabajar? Me froto los ojos y cuando consigo abrirlos del todo cojo el móvil de la mesilla de noche y lo desbloqueo, diez mensajes del grupo de las chicas, nada interesante, un mensaje de mi madre, dos de Lorena, unos buenos días de Víctor y...veinte mensajes de Sergio. Me llevo la mano a la cara, ay dios...¿Que hago? No quiero dejar lo que sea que estabamos empezando pero..Sus juegos..Sus gustos sexuales..No, no los sigo ni los comparto, ni tan si quiera puedo respetarlos aunque suene egoísta o de mala persona.
Respondo todos los mensajes menos a los de él, dejo el móvil donde estaba y me levanto de la cama para lavarme la cara y los dientes tras levantar la persiana y abrir la ventana.
Mientras me preparo el desayuno, Luis se me viene a la mente, todo era tan sencillo con él, o al menos lo parecía, quizá si no me hubiese cambiado por esa..Ay..Ya da igual, no tiene sentido revolver la mierda, eso solo hará que apeste más. Tengo a dos hombres, ambos inteligentes, guapos, trabajadores, sinceros, cariñosos...Pero a uno de ellos no le importaría compartirme con una manada de tíos sedientos de sexo, y el otro, no me compartiría ni con Dani.





Me meto en la ducha mientras conecto Spotify y pongo a toda pastilla “Don't stop believin de Journey” La canturreo mientras el agua caliente recorre mi cabello y mi cuerpo y cuando estoy en pleno auge, la canción se corta por que recibo una llamada entrante, el tóno de llamada me confirma que así es. Con los ojos llenos de espuma me asomo por la mampara, logro ver que es Sergio quien me llama por lo que, alargo el dedo y cuelgo para seguir deleitándome.
La música sigue sonando, me enjuago el pelo y todo el cuerpo y mientras escucho el solo de guitarra, de nuevo una llamada la corta. Me envuelvo en la toalla y salgo de la ducha, de nuevo es Sergio, vuelvo a colgarle y un segundo después de hacer eso, suena el timbre de casa.
Oh dios..Espero que no sea lo que estoy pensando y mi sexto sentido me engañe.
Salgo del baño y camino hacia el recibidor silenciosamente, miro por la mirilla y..¡Mierda! ¡Sí, es Sergio! Bueno, fingiré que no estoy -Pienso- Pero entonces, su voz se encarga de hacerme saber que no cuela.

—Mara, se que estás dentro, te he oído cantar desde aquí. Por favor..Morenita, abre la puerta, vamos..

Me paso la mano por la cara y pienso unos segundos, tras decidirme, cojo aire, me giro y quito el cerrojo para abrir del todo la puerta.

—Vaya, no esperaba que me recibieras así. Aunque eso no quita que me haya enfadado que me cuelgues, dos veces.—Dice en un tono algo dominante.

—¿Que haces aquí?.

—¿Puedo pasar?—Pregunta con cara de corderito.

Yo asiento y me hago a un lado para que pase, cerrando la puerta tras él. Antes de que pueda artícular palabra, tengo sus labios pegados a los míos y sus manos puestas en mis mojadas mejillas. Me agarro la toalla y coloco una de mis manos sobre su muñeca, correspondiendo aquel beso improvisado, cuando lo deshace, apoya su frente contra la mía y me mira a los ojos.

—Mara...

Yo no digo nada, solo lo observo.

—...Lo de anoche..Yo..No quiero perderte.— Finaliza en un débil murmuro sobre mis labios.

—Sergio, tus gustos..Yo..Yo no puedo hacer esas cosas, no me gustan llamame tradicional, estrecha, lo que quieras pero, no podré complacerte así.

—Puedes probarlo, podría gustarte, conozco muchas mujeres que se han negado y han acabado accediendo.

Niego con la cabeza y me separo de él, apartando sus manos de mis mejillas mientras el me mira desconcertado.

—No Sergio, quizás, quizás debas estar con una persona que comparta eso contigo

El rubio ladea la cabeza, mirándome mientras yo aprieto los labios para atrasar las lágrimas que querían brotar por mis ojos.

—¿Que? Mara yo no quiero otra que no seas tú, es solo cuestión de que lo pruebes, podemos pasarlo muy bien juntos. —Sugiere mientras se acerca a mi, yo retrocedo.—

—No quiero probarlo. Y tampoco te voy a pedir que lo dejes de hacer. Lo siento Sergio, pero sea lo que sea que hayamos empezado. Tiene que acabar aquí. Vete por favor.

—Mara..No, hey, morenita..— Veo como acerca la mano a mi rostro, para levantarme la mirada y yo la rechazo.

Durante un par de segundos, el silencio mas absoluto inundó el recibidor del apartamento, lo único que podía oirse de fondo era el poco tráfico de la calle. Luego, sin decir nada más, pasa por mi lado y antes de llegar a la puerta se detiene, noto como sus ojos se fijan en mi por última vez mientras mis lagrimas afloran por el lagrimal de mis ojos, oigo como la puerta se abre y acto seguido se cierra de un portazo. Sin remedio, comienzo a sollozar mientras me dejo caer al suelo sin nada mas que la toalla cubriendo mi cuerpo aún húmedo, me tapo la cara con las manos, deseando no haber hecho eso, deseando no haber tenido que llegar a tal punto pero, no hay solución, ni yo voy a pedirle que cambie por mí, ni voy adaptarme al intercambio de parejas. Lo que alguna vez empezó, hoy a terminado.  

lunes, 28 de diciembre de 2015

Capitulo 19

19




Al verle me quedo en shock, es la última persona en la faz de la tierra que esperaba encontrarme al volver a casa. Mi decepción es tal, que no puedo contener las lágrimas, arrugo los labios y pongo pucheros cual niña pequeña, Víctor en seguida suelta el asa de su maleta de viaje y me apega con sus brazos junto a él, los primeros segundos me limito a llorar sin hacer ruido, de forma silenciosa y sin responder su abrazo pero, después, rompo a sollozos y rodeo su cintura con mis cortos brazos. Noto como besa mi coronilla y yo me dejo mientras cierro los ojos con fuerza, no solo por el llanto si no por que para colmo el rimel me ha entrado en los ojos y me escuece lo mas grande, pasados unos segundos me separo de él, quien limpia mis lágrimas con sus pulgares sin decir nada, es lo que me gusta de él, que no me agobia, no me pregunta que me ocurre, solo espera a que yo este calmada, tranquila o lista para contarlo y desahogarme.
Suspiro hondo y consigo a pesar del escozor de mis ojos, mirarle, esta especialmente guapo esta noche y eso que va en sudadera y vaqueros, sudadera a la que le he dejado unos buenos manchurrones de maquillaje...


—¿Que ha pasado para que llores así, nena?.—Me pregunta.

Yo ni si quiera sé si responder, sé que si se lo cuento es capaz de ir en busca de Sergio pero si no se lo cuento yo misma explotaré ya que, no pienso contárselo ni a las chicas. Me echo el pelo hacia atrás y vuelvo a suspirar mientras los mechones vuelven a su sitio.

—Te lo puedo contar con un café, ¿quieres subir?.

Víctor asiente lentamente y yo abro la puerta, sosteniéndola para que pueda entrar con su trolley de viaje. Luego la suelto y dejo que se cierre sola para encaminarme con el hacia el ascensor.




Taza de café en mano, le cuento lo sucedido, puedo ver como aprieta la mandíbula incluso como se le nota un extraño tic nervioso en la parte derecha. Sus ojos pareciera que se han oscurecido y sus dedos se entrelazan con demasiada fuerza unos con otros, yo trago saliva temiendo que salga en cualquier momento por la puerta y se vaya a buscar a Sergio por todo Madrid. Suelto mi taza de café y pongo una de mis manos sobre las suyas mientras lo miro, el me mira y noto como su mandíbula se relaja al igual que sus manos, las cuales toman la mía tiernamente.

—Creo recordar que intenté advertirtelo Mara pero..

—Lo sé. —Le interrumpo —. Pero no imaginaba que...No sé Víctor, pensé que podría ser mujeriego, todo lo que tu quieras pero no..Compartir como si fuera un trozo de carne y menos con ese tatuado al que no soporto.

—¿Que vas a hacer con él?

—No quiero volver a verle.—Respondo de manera contundente.

El se ríe de forma irónica.
—Lo tienes complicado, es tu jefe.

No le falta razón, y después de lo de esta noche a puesto a que voy a tenerle mañana temprano en la tienda para “inspeccionar” que todo vaya bien. Aún así, no voy a renunciar a mi trabajo por él, la vida que dejé en Sevilla he logrado plasmarla aquí, con mis amigas y con este gaditano que es un trozo de pan..Hablando de él..¿Que hacía en mi portal a estas horas?.

—Bueno, da gracias a que, por cosas del destino vine a ver si estabas en casa.—Dice como si me estuviera leyendo los pensamientos.

—¿Acabas de volver de La Rioja?—. El asiente.

—En un par de semanas inauguro mi restaurante, me gustaría que vinieras, si quieres claro.

Yo asiento con una media sonrisa, me encantará estar allí y es lo mínimo que se merece después de que, sin saber como, siempre aparece en el momento indicado. Eso me hace cuestionar muchas cosas la primera: ¿Y si realmente es él con quien debo quedarme? Sergio hasta hoy, no hace mas que darme problemas, decepciones, solo me hace derramar lágrimas. Sin embargo Víctor me reconforta, me calma y..Me gusta, esos ojos azules me tienen embobada tanto como los de Sergio..¡Ay dios mío! Estoy hecha un lío a pesar de la faceta de mi jefe que he descubierto.
De repente, el tono de llamada de mi teléfono móvil interrumpe mis pensamientos y ese pequeño instante de silencio entre los dos, me levanto para sacarlo del bolso y veo que es Lorena quien me llama, imagino que debe de estar preocupada por mi.

—Dime.

—Cielo. ¿Dónde estás? Sergio te ha hinchado a perdidas y mensajes, está como loco buscándote. —Me dice desesperada.

—Estoy en casa Lorena, no le digas nada no quiero que..

El timbre de la puerta me interrumpe, le digo a Lorena que espere un segundo y Víctor se levanta para abrir, le hago un gesto con la mano para que no se preocupe, que ya voy yo a pesar de no saber quien demonios puede venir a mi casa a esta hora, quizá sea Isa o Miriam que vengan para quedarse. Aún con el teléfono en la oreja, empujo hacia abajo el tirador y abro, palidezco por completo al ver con quien me encuentro.

—¿Mara? ¿Sigues ahí?—Me dice Lorena al otro lado del teléfono.

—Luego te llamo.

Cuelgo de inmediato y tras de mi, antes de que Sergio pueda formular palabra, aparece Víctor, supongo que para ver de quien se trata a estas horas de la noche. No he tenido un momento mas incomodo desde cuarto de secundaria, cuando me dieron un balonazo en medio de todo el mundo en el patio, que mal lo pasé. Estoy en medio y dándole la espalda a uno y la cara a otro y aún así, puedo notar, sin ver a Víctor como se miran con ganas de liarse a hostias entre los dos. ¿Y ahora que digo? ¿Que hago? ¿Como rompo este silencio y esta situación? Tierra trágame.

domingo, 12 de julio de 2015

Capitulo 18.

                                                              18



A la mañana siguiente, el despertador de Sergio me despierta,y digo me por que cuando abro los ojos el no esta al otro lado de la cama, es más, ni si quiera recuerdo como llegué a la cama, lo más probable es que el me trajera en brazos como si fuera una mocosa. Me desperezo un poco y entonces viene a mi mente lo sucedido el día anterior, el adiós a Luis, me llevo la mano a la frente y resoplo a modo de: “¿Como demonios voy a afrontar esto?”. Me tapo los ojos con la misma mano hasta que escucho como la puerta del dormitorio se abre y veo aparecer a Sergio con una bandeja en la cual se ven dos tazas, un fino y elegante jarrón de cristal con una rosa roja y dos copas de zumo de naranja, huele a tostadas por lo que intuyo que vienen en la bandeja.

—Lo siento, no he contratado servicio de habitaciones.—Le digo bromeando y el sonríe mientras deja la bandeja sobre la cama y se sienta a un lado.

—Buenos días, morenita. ¿Has dormido bien o has extrañado tu cama?.—Me pregunta mientras me besa la frente.

Antes de responder me estiro un poco y cojo la rosa roja de aquel fino jarrón de cristal y la llevo a mi nariz, aspirando su aroma suavemente.

—He dormido de maravilla, hacía mucho que no dormía tan bien.

—Eso me alegra, pequeña. Ahora desayuna que tenemos que ducharnos e ir a tu piso a por la ropa del trabajo.

En seguida asiento y ambos nos ponemos a desayunar, su taza lleva café y la mía un nesquick bien calentito, apuesto a que le ha sacado información a alguna de las chicas por que creo que no le he mencionado lo que me gusta desayunar. En un plato están las tostadas, con jamón serrano, aceite y tomate.
Tras desayunar, la bandeja se queda vacía prácticamente, los dos estábamos hambrientos y eso que solo nos hemos dedicado a dormir, el rubio se levanta de la cama y me extiende su mano, me está invitando a ir al baño con él. Ay dios..¿Ducharnos juntos? Parece que la cosa se empieza a poner seria y yo me muero de la vergüenza, no es que tenga un cuerpo feo pero como la mayoría de personas humanas, no estoy contenta con él, yo solo me he duchado con un hombre en mi vida con total y plena confianza, y ese hombre pues..Está en un lugar mejor o eso espero. Doy un leve suspiro y finalmente acepto su mano, salto por la cama hasta llegar a él, lo que hace que se ría suavemente y le sigo hacia le baño de su habitación. Al entrar me enamoro en seguida, es el baño que siempre había soñado, de diseño moderno, con una ducha de hidromasaje y una bañera ovalada de color blanco, las losas en un tono marrón café y los azulejos de la pared en un color crema precioso. Mi jefazo cierra la puerta tras de mi y me suelta la mano, se quita la camiseta y yo no puedo evitar quedarme algo embobada observando su atlético cuerpo, tiene unos abdominales perfectos y la palidez de su piel me encanta, ya que es muy parecida a la mía, si no le conociera podría decir que es noruego o alemán. A los pocos segundos, cuando se está quitando el pantalón, reacciono y me quito la camiseta, despacio y con cierta timidez, la dejo a un lado con sutileza y entonces el me observa, lo que hace que me ponga roja como un tomate, él lo nota y se acerca a mi acariciando mis rosadas mejillas con sus pulgares.

—¿De que te avergüenzas? Yo pensaba que la timidez no existía para ti.

Ni si quiera sabía que responder, cuanto mas sonreía él, mas roja me ponía yo.
—Te ayudaré.

Fue lo último que dijo antes de bajar mis shorts, dando un beso en mi vientre, yo saque los pies de los mismos para así deshacerme de ellos y el seguía agachado, bajando mi ropa interior despacio y me dedicaba una mirada a mi y otra a la unión de mis piernas, repetí el proceso y así quede totalmente desnuda frente a él, se puso a mi altura o mejor dicho a mas de mi altura ya que es mas alto que yo y bastante, se inclinó un poco y con suavidad pero con sensualidad, me besa en los labios, beso que yo no dudo en responder y acto seguido, nos metemos en la ducha juntos.





La mañana de trabajo a comenzado, saludo a mis compañeras, las cuales se portan de maravilla y me dan el pésame, debido a que saben lo ocurrido, mi encargada me ofrece su ayuda, tiempo libre o lo que necesite, pero eso es lo que menos necesito, cuanto mas distraída esté mejor. La tienda no se llena mucho, pensaba que tendríamos mas jaleo pero la verdad es que las colas no superan el tercer stand de ropa. Justo cuando voy a terminar la jornada laboral de hoy, Lorena aparece por la tienda y se acerca al mostrador a verme con una sonrisa y esos rizos que tanto me gustan.

—Hey, hola morena. ¿Como estás?.

Yo rodeo el mostrador, aprovechando que apenas hay gente y le doy un cálido abrazo, ella me lo corresponde del mismo modo y luego nos separamos mientras tenemos nuestras manos cogidas.No hace falta que responda nada.

—¿Y tú?.—Le pregunto directamente.

—Te eché de menos, y eso que solo fue un día a penas lo que te fuiste, tengo cosas que contarte.

Eso me sorprende.

—Mi turno ya ha terminado y hasta mañana. Si quieres vamos a comer y me cuentas.

Ella asiente y yo sonrío levemente. Me suelto de sus manos para volver al mostrador y coger mis pertenencias del armario, me despido de mis compañeras y les agradezco por el trato de hoy, para ser madrileñas, han sido muy buenas conmigo, no me esperaba aquella cercanía la verdad, no por nada pero estoy acostumbrada a la gente así en Sevilla, siempre he escuchado que de despeñaperros pa' arriba son mas siesos pero..Cada vez eso se equivoca más. Me engancho al brazo de mi ricitos de oro y ambas salimos juntas de la tienda, rumbo a comer algo y a ponernos al día, sobre todo ella por que de mi, no hay mucho que contar.
Me solté de ella mientras caminábamos, alejándonos de la tienda por la calle que baja hacia Ventas, o lo que es lo mismo, a la plaza de toros de Las Ventas y mientras ella hablaba yo busco un cigarro para fumarmelo mientras ella me hablaba.

—Iba a esperar a que estuvieras sentada pero..No puedo lo siento.—Estaba impaciente por contarme algo que creo que ya sabía lo que era.

—A ver, sorprendeme.

Ella me sonríe con un brillo en los ojos.
Yo la miro con una ceja arqueada.
—Héctor y yo...

Abro los ojos y la boca sorprendida. ¡No era eso lo que esperaba! Pensé que me diría que ha aprobado sus exámenes, o que lo de ella y Héctor no ha salido bien.

—No.—Respondo con tono de incrédulidad mientras ella asiente con una sonrisa de pervertida y luego se descojona ella sola. —¡No puede ser! ¿Pero como, cuando, donde? CUENTAMELO TODO. —Recalco mientras me echo a reír y ella seguía riéndose.

Lorena decide esperar a que lleguemos al restaurante chino al que me ha guíado, puedo ver que se llama “Mulán” ¡que guay! Como la peli de Disney. Entramos al interior y nos sentamos en una mesa para dos y mientras decidimos que pedir me empieza a contar.

—Bueno pues..Fuímos a cenar y luego decidimos tomarnos una copa en su casa, en realidad yo no quería ir por que cuando bebo ya sabes que me chispo tanto como tú y pues..En fin. Nos bebimos la primera y es que tía..Sus tatuajes, esa forma que tiene de ser tierno pero frío a la vez me pone mucho y..—En ese momento, el camarero de origen asiático, llegó a nuestra mesa y ella pide por las dos. —Oh sí dos rollitos de primavera, dos de arroz tres delicias y dos de pollo con almendras, de beber cocacola, gracias. —Le da mi carta y la suya para que se esfume lo antes posible y yo intento aguantar la risa.— Bien, ¿por donde iba? ¡Ah si! Total, que después de dos copas me achispé y le tenía tantas ganas que le cogí de la corbata y me senté encima de él y después...

—Eh, eh, eh..Vale para. No necesito mas detalles.—La corto antes de que acabe poniendo cara de susto, horror y de varias sensaciones juntas.

—¡No, no! Espera, es que lo interesante es...¿Has leído cincuenta sombras de Grey?

Al escuchar esa pregunta, me siento tan ofendida que se me notó en la cara y ella también lo nota.

—Vale, pues..—Se inclina un poco sobre la mesa y me murmura. —Fuí su sumisa.

—¡QUE FUISTE QUE!. —Exclamo en un tono de voz algo mas alto sin darme cuenta y por un momento algunos clientes del restaurante me miran. —¿Como que su sumisa? ¿Te ha pegado? Mira que le meto un palo por el culo que le sale por la boca eh.

—Tranquila leona, no me pegó, fui su sumisa pero sin daños, de momento y es...Mara, es muy excitante.

—Vale, no quiero saber más. Pero si te veo un solo moratón Lorena, te juro que lo rajo como a los cochinos, le saco las tripas y se las pongo de corbata.

La ricitos de oro se echó a reír pero yo hablaba totalmente en serio, vale, me he leído cincuenta sombras y si, me excitaba pero..Otra cosa es saber que una de mis mejores amigas está metida en algo así, no me gusta, y no quiero que le hagan daño o le dejen marca alguna. Dejamos el tema del sexo y de su comienzo de sumisa con el tatuado que si ya de por si me caía mal, ahora mas todavía. Nos trajeron la comida y entonces mientras comíamos, le conté sobre Sergio, sobre lo bien que se había portado en estos días conmigo pero, entonces, llegó la pregunta que tanto temía que me hiciera.

—Oye, ¿y que sabes de Víctor?

Me pongo algo mas seria y miro al plato de comida mientras me encojo de hombros.
—No sé, he tratado de llamarlo pero su móvil no está operativo.

—¿Crees que estará bien?—Noto cierto tono de preocupación en ella y entonces la miro.

—Espero que sí.


Terminamos de comer y cuando voy a pagar la cuenta ella no me deja, algo que me mosquea, se de su situación económica y no me gusta hacerla gastar dinero, pero vamos, para la próxima pago yo y ni se va a enterar. Cogemos nuestras cosas y salimos del restaurante, mientras yo busco el cigarro de después de comer, el móvil de Lorena suena y de reojo veo que es Héctor, el que tiene complejo de Christian Grey, ruedo los ojos y me dedico a dar una calada mientras la escucho hablar.

—Hola. Pues bien acabo de almorzar con Mara, ¿y tu?..Ah genial, ¿que pronto no? Eso es estupendo. Oh pues..No sé si van a querer ya sabes...¿Sergio está avisado?..—En cuanto escucho el nombre del rubio la miro frunciendo el ceño y ella me mira.— Ahá, esta noche. Bueno, creo que podré convencerla. Hasta luego león.

¿León? ¿En serio? Que me parta un rayo por favor. Lorena tras llamarlo por ese mote con una sonrisa de lela, cuelga el móvil y me mira.

—A ver, tenemos plan para esta noche.

Yo resoplo y ruedo los ojos.

—Lorena yo no...

Ella me coge de las manos de nuevo.

—Amor, solo será ir a cenar. Héctor, Sergio, tu y yo. Y después una copita y para casa. Venga..Me hace ilusión y además. ¿No crees que tienes que ir despejándote poco a poco? Quedarte en casa, o encerrarte aunque sea con Sergio no va a devolvertelo, y lo sabes.

Me mira a los ojos de forma que hace que entienda que lleva razón, era mi ex, le quise como a nadie pero..Nada va a devolvermelo y tengo que salir de esto poco a poco, quedarme en casa no es la solución así que, accedo y ella sonríe ampliamente. Antes de llegar a mi casa, nuestros caminos se separan, ella debe ir a casa a repasar algunos trabajos y yo, a descansar un poco y a comerme un buen helado de chocolate mientras veo Anatomía de Grey en Divinity.
Al llegar a casa, me quito los zapatos y la ropa, voy a mi habitación y me pongo algo mas cómodo, un pantalón corto de pijama y una camiseta ancha para estar por casa, luego voy a la nevera y cojo mi tarrina de helado, una cuchara y al salón a ver la serie. Cuando me termino la tarrina es justo cuando se acaba el segundo y último capitulo de la tarde, miro el reloj y marcan las siete y media, me levanto a dejar la cuchara en el fregadero y a tirar la tarrina a la basura pero entonces, mi móvil suena, es un mensaje, de Sergio: Pasamos por ti a las nueve. Sé tan puntual como siempre preciosa.
Eso me hace sonreír, bloqueo el móvil y realizo la tarea que tenía en mente, luego, voy directa a mi habitación y abro el armario para ver que puedo ponerme, me decanto por un vestido blanco, con flores de varios colores chillones, de tirantes anchos,sin escote y de largo a mitad del muslo, lo dejo sobre la cama, y busco la ropa interior y unos tacones a juego con el color de una de las flores, con las de color fucsia.
Antes de entrar a la ducha con el móvil, pruebo a llamar una vez mas a Víctor pero de nuevo, lo mismo de siempre, móvil apagado o fuera de cobertura...Lleva días así, y ya no es normal, le conozco lo suficiente como para saber que no dejaría de estar en contacto conmigo aunque hubiera roto o perdido el móvil. Lo que mas me asusta es que haya sucedido algo con su madre..Eso si que me preocupa.




Una vez arreglada, solo me queda esperar a que me avisen, mientras aprovecho y acomodo bien mi larga melena negra tras mis hombros y me echo unas gotas de Dolce & Gabanna para mujer. Cuando dejo el bote de perfume en su sitio, el porterillo suena, la carroza ha llegado a por cenicienta. Lo atiendo y aviso de que ya voy para abajo, cojo el bolso de mano del mismo color que los zapatos y algunas de las flores del vestido, mis pertenencias y apago las luces, saliendo del apartamento.
Cuando salgo del portal ahí están los tres, Lorena está preciosa con un vestido de colo azul, que une un corsé con una falda de vuelo de un azul algo mas claro, lleva un estampado de flores blancas y rosa muy suaves pero precioso, con unas finas tirantes y unos botines de color blanco con encaje, su pelo rizado y un maquillaje discreto pero elegante. Luego fijo mi mirada en el amo-tatuado-con complejo de Grey que tan mal me cae lleva una americana negra, camisa blanca y una corbata del color del vestido de Lorena, vamos, que van a juego ya y todo, y pantalón de color negro. Y mi rubio, va tan guapo como siempre, americana beige, camisa azul, como sus ojos y con el primer botón desabrochado y pantalones a juego con la americana.

—Cada día que pasa estás mas guapa.

Yo sonrío y aún llevando unos tacones de infarto, tengo que alzarme un poco para poder alcanzar sus labios, saludo a Lorena con entusiasmo y a Héctor, solo le miro y el hace lo mismo, no nos soportamos, es mutuo.


Nos montamos en el coche y en unos minutos llegamos a un lujoso restaurante, como era de esperar de estos dos pijos, no me desagrada, pero lo malo es acostumbrarse, mi sueldo puede permitírselo una vez al mes y..Mucho es. Al salir del coche, estamos en Gran Vía, el restaurante se llama Ático y pinta estar bastante bien, mientras Héctor aparca con Lorena, Sergio y yo pasamos al interior, subimos a la última planta y se pueden observar, nada mas entrar unas preciosas vistas de Gran Vía, es maravilloso, un joven nos acompaña a nuestra mesa, en la terraza. Completamente atónita y por que negarlo, con la boca abierta lo observo todo, hay tumbonas, unos pequeños olivos y cipreses nos rodean y es todo un mirador para admirar la nocturna ciudad de Madrid, el suelo imita a la madera y mis tacones resuenan en éste, finalmente nos sentamos y mientras nos ceden las cartas, Héctor y Lorena aparecen y se sientan con nosotros.

Para comenzar hemos pedido los refrescos para nosotras, ellos han pedido un buen rioja como era de esperar. Luego para comer, Sergio y yo pedimos consomé al Jerez, Lorena se pide una corte de ensaladilla rusa y Héctor unas patatinas rellenas de turrón y queso azul, menuda mezcla, tiene que estar realmente asqueroso vamos..Cenamos tranquilamente, Lorena y Sergio comparten opiniones sobre los estudios mientras Héctor y yo permanecemos callados, luego el rubio y el tatuado se ponen a hablar de negocios y Lorena y yo cotilleamos un poco sobre la Crónicas Vampíricas. Nos terminamos la cena y pedimos el postre, Lorena parece que viene con hambre pues se pide: Chocolate blanco yogurt y helado de nata con piñones, yo me conformo con un buen capuccino, Sergio y Héctor piden café y aprovechando que se puede fumar, acompaño el capuccino con un buen Chesterfield.

Al pagar la cuenta, decidimos ir a tomar una copa tal y como mi rizos me dijo al mediodía así que salimos de aquel precioso restaurante pero antes de irnos, inmortalizamos el momento con el iPhone de Sergio, pedimos a un camarero que nos haga una foto a los cuatro justo en el mirador, cuando salta el flash, repite otra por si acaso y luego nos acercamos a verla, la verdad es que salimos muy bien.


Agarrada de la mano del rubio y siguiendo a Héctor y a Lorena hacia el lugar donde habían aparcado el coche, voy mirando lo bonita que es Gran Vía, y la de gente que hay siempre, es como Times Square en Nueva York. Llegamos al aparcamiento y nos subimos al coche, Héctor arranca y pone rumbo al retiro, pero luego gira en una calle paralela a éste y aparca por donde puede cerca de un pub que se llama Triángulo, desde luego no se han comido mucho la cabeza con el nombre. Nos bajamos y Sergio en seguida entrelaza sus dedos con los míos como si me fuera a escapar, frunzo el ceño levemente confusa pero enseguida se me pasa, cruzamos la calle y entramos al lugar pasando al lado de un portero que parece un armario empotrado de 4x4.
Una vez dentro, el ambiente esta bastante cargado, esta casi lleno, todo menos la barra, el local se basa en colores rojos y negros, la barra es larga y de color negro al igual que los sofás de cuero que hay en la sala y unas luces de neón azul alumbran las bebidas de las vitrinas de cristal. Héctor no suelta a Lorena ni Sergio a mi tampoco, pero la parejita de amo y sumisa se piran subiendo una de las escaleras, imagino que tenemos un reservado.
Mi jefazo habla con el que parece ser el jefe de aquel pub mientras yo me siento tremenda y horriblemente observada, lo confirmo, medio pub está mirándome, mujeres incluídas y eso me asusta, la última vez que me sentí así estaba en un club de esos liberales a los que Sergio suele acudir. Nos separamos de la barra y nos alejamos de ella cruzando un umbral, siguiendo por un pasillo que solo está alumbrado por velas y adornado por un par de parejas que se están dando el lote en dos sillones de cuero negro, subimos unas escaleras y cuando llegamos a nuestro reservado, Héctor y Lorena se están dando el lote, yo no quiero ni mirar. Inexplicablemente, el rubio tira de mi hacia el mismo sofá donde están ellos y yo me siento mirándole en plan: ¿que coño haces?. Él me coge del mentón y me hace mirar como se comen con la boca y como se meten mano el uno al otro, por dios esto es muy desagradable, yo giro la vista y tengo a Sergio pegado a mi rostro, se acerca un poco más y me besa, me besa con deseo introduciendo su lengua en mi boca y para que negarlo, me encanta, sigo el beso y enredo mi lengua con la suya mientras noto como su mano va directa a mi trasero o eso creo, por que me doy cuenta de que sus dos manos están sujetando mi rostro..¿Que coño..? Me separo en seguida y es Héctor quien me está sobando el culo.


—¡Pero se puede saber que haces!.

Me levanto de golpe del sofá y los tres me miran.

—Perdona guapa, pero si vienes aquí es para compartir.

Yo frunzo el ceño y luego me doy cuenta de que no iba mal encaminada, esto es un club liberal, me ha traído a traición.

—Lorena, ¿tú lo sabías?.

Ella me mira y niega.

—No bueno, sé que Héctor y Sergio comparten estos gustos pero..No. De verdad pensaba que era un reservado normal, te lo juro.

Luego le dedicó una mirada asesina al tatuado y Sergio se acercó a mi pero antes de que lo hiciera lo suficiente, me alejé.
—No me toques. Ni se te ocurra tocarme.

Tras decir eso entre dientes, salgo de aquel asqueroso reservado a toda la velocidad que mis tacones me lo permiten mientras escucho a Lorena exclamar mi nombre de fondo. Cruzo aquel local como puedo, pasando entre todos los viciosos e ignorando sus comentarios, intentando que ninguno me tocase por que si no, la hostia se la llevaba. En cuanto salgo, me alego de allí saliendo a la avenida del retiro, llamo a un taxi y le indico mi dirección para llegar a casa mientras me reprimo las ganas de llorar dentro del vehículo.
Al llegar, pago con tarjeta y ni si quiera le pido la copia, le doy las gracias y me bajo, en cuanto salgo del coche, las lágrimas afloran solas por mis ojos y me acuerdo aún más de Luis, el jamás habría permitido que fuera a un sitio de esos, mientras busco las llaves con la vista borrosa por las lágrimas camino hasta el portal y sin querer choco con alguien que pasa por allí o que estaba allí parado.

—Perdone, lo siento, iba buscando las llaves y..—Me disculpo como puedo entre lágrimas.

—Mara.

La voz, esa voz, la reconozco. Alzo la vista y mis ojos no pueden creer lo que ven. Es Víctor.


lunes, 22 de junio de 2015

Capitulo 17

                                                                          17



El funeral ya había terminado, me separo de la que un día fue mi suegra y me despido de ella, no sin antes decirle que para lo que necesite, como siempre, solo tiene que llamarme. Paso a paso me alejo de ella y de todos los presentes, tengo que estar temprano en Madrid, para trabajar mañana, por mucho que Sergio sea ahora mi jefe o como sea, no puedo aprovecharme de eso. Busco mi móvil por mi bolso hasta que una lejana voz, nombrándome hace que me detenga, giro sobre mi misma y alzo una ceja totalmente incrédula al ver de quien se trata.

—¿Quieres aprovechar esta oportunidad para que volvamos a ser amigas? Pues lo siento guapa, puedes volver por donde has venido.— Vuelvo a girarme pero esta vez para caminar hacia delante y alejarme de aquella zorra.

—Mara..Por favor, dame solo unos minutos.

Se me olvidaba lo bien que se le daba hacer papeles, ya que es actriz o más bien futura actriz, por que desde luego, se le da de puta madre actuar. Me giro mirándola con indiferencia y frialdad mientras consigo al fin sacar mi móvil del bolso. Me cruzo de brazos colocándome de forma erguida frente a ella.

—Tienes tres minutos.

—Sé que nunca te lo he dicho, y sinceramente, no por que no quisiera, si no por que me daba miedo tu reacción.—En ese instante sonrío satisfecha, me gusta asustar.—Pero..Siento lo que pasó, pero te juro que yo no lo busqué Mara, de verdad es algo que..

—¿Pasó solo? Claro, al igual que pasó con Alex y su chica, la cual era tu mejor amiga ¿no?—La interrumpo. —Mira Marta, que gastes saliva en una disculpa es inútil por que jamás, así estés agonizando, pienso perdonarte lo que hiciste. Luis y yo teníamos planes, planes de futuro, y tu mandaste a la mierda tres años de relación por ser una puta. Pero..¿Sabes que? En el fondo siento pena por ti por que, solo ganas la atención de los hombres metiéndote en relaciones ajenas y siendo una suelta, no eres capaz de encontrar a un hombre ni de conquistarlo por ti misma y eso, es muy triste. — Tras esas palabras, con mucha chulería miro mi reloj y luego a ella de nuevo.—Se acabaron los tres minutos.

Tras eso, y ahora sí, me giro sobre mi misma, me coloco las gafas de sol y me alejo de ella con la cabeza bien alta hacia la salida del cementerio para coger un taxi y así ir a casa a darme una ducha y preparar todo para mi vuelta a Madrid.






Mientras me doy una buena ducha, mi madre me prepara el almuerzo, unas ricas lentejas para reponer fuerzas, además me van a venir de maravilla, no como nada de cuchareo desde que me fui a Madrid lo que me indica que debo aprender ya a hacer mas comidas que no sean fritas o cocidas. Noto como el agua caliente recorre todo mi cuerpo y desciende por mi cabello, resulta muy relajante pero, mi cabeza no deja de pensar en todo, y por un lado me siento orgullosa de mi misma por que, con algo de clase he podido soltarle a Marta todo lo que llevaba meses guardando, lo único que me duele es que haya tenido que ser el día del adiós a Luis pero, mejor eso que no haberlo hecho nunca. Por otro lado también pienso en Sergio, no está agobiándome, sabe que necesito mi espacio en este momento y me alegra pero sinceramente, estoy deseando abrazarle y perderme en su aroma, de Víctor no he sabido nada, le dejé un whatsapp contándole lo sucedido pero ni si quiera los recibe..Espero que no haya pasado nada y que todo vaya bien a pesar de la situación que tiene con su madre.
Salgo de la ducha y me seco el cuerpo y el pelo para poder vestirme, me coloco la ropa interior mientras tengo aún mi pelo envuelto en una toalla y luego me pongo los pantalones y una camiseta que mi madre me tenía guardada para cuando viniera, con un dibujo de Minnie Mouse. Me suelto el pelo de la toalla y lo cepillo para quitarme todos los enredos y dejo que se seque al aire para salir al fin a comer.
El almuerzo esta muy tranquilo, yo creo que mis padres aún siguen como yo, sin creer que Luis haya podido irse tan pronto y de esa forma, pero mi padre intenta sacarme tema de conversación preguntando como me va en Madrid.

—Me va bien papá, tengo un piso muy bonito, a ver si venís pronto a verlo. Está justo al lado de la Puerta de Alcalá.

—Anda, que buena zona. ¿Te lo puso la empresa?

—Sí, de noche es muy bonito y relajante, tengo terraza y me asomo un rato antes de dormir o los días que no trabajo a lo mejor desayuno ahí.

—Eso esta muy bien, a ver si me quedo algo mas libre de los entrenamientos y vamos un fin de semana a visitarte.

Yo asiento y los tres nos terminamos la comida. Justo cuando llevo el plato a la mesa mi télefono suena, lo cojo y veo que es Sergio, voy rápida pero disimuladamente a mi habitación para poder contestar tranquila.

—Dime.—Respondo.

—Hola morena. ¿Como estás? No he querido llamarte antes pero..Ya no podía resistirme a saber de ti.

Sonrío aprovechando que no puedo verme y me siento sobre el borde de la cama, jugueteando con un bolígrafo de mi escritorio.

—Paso palabra. ¿Y tú?

—Deseando que vuelvas para estrecharte entre mis brazos. Había pensado que..Bueno si tienes ganas..

Yo frunzo el ceño. ¿Sergio Fernandez, don congelado va a proponerme un plan para hacer juntos? Si me lo dicen hace un tiempo no me lo creo.

—¿Que has pensado?

—Podría..No sé, comprar algo de cena, helado, palomitas o lo que quieras y ver algo juntos esta noche, en mi casa o en la tuya, no me importa.

Al instante, mi rostro se enternece y se me pone una cara de tonta que no hay forma de ocultar. Me encanta la idea, no veo un plan mejor para mi vuelta a Madrid asi que, encantada acepto su propuesta.

—Mi tren llega a las ocho.

—Allí estaré.

Puedo notar como sonríe al otro lado del teléfono, probablemente de la misma forma que estoy sonriendo yo. Sin más que añadir, colgamos los dos y termino de ultimar algunos detalles en la pequeña maleta que había traído, pongo el móvil a cargar para el viaje y me tumbo en mi cama para echarme una pequeña siesta.




Mi padre me acerca a la estación tras haberme pasado por el barrio de mi abuela para despedirme solo de los mas importantes y por supuesto invitarles a que vengan a mi pisito de Madrid cuando quieran. Me despido también de mi padre, al que se le nota la tristeza en la cara y a mi también me cuesta irme, la verdad, pero ambos, como chicos duros que somos, aparentamos normalidad aunque los dos sepamos que vamos a echarnos de menos.

—Avisame cuando hayas llegado. ¿Vale?.

—Sí, papá.—Sonrío levemente y cierro la puerta del coche tras sacar mi maleta. Me despido de él con la mano y pone el coche en marcha saliendo de la estación.

Miro mi reloj, aun son las seis y media así que, tengo tiempo de tomarme algo en el McDonal's, quizá un helado. Tiro de mi maleta y camino hacia mi izquierda para cruzar la puerta y entrar al McDonal's de la estación de Santa Justa. Mi tren no sale hasta las siete, y por suerte a penas hay cola así que me pido un sandy de caramelo, lo pago y me siento en una mesita cercana a la puerta que me lleva al interior de la estación. Una vez acomodada, saco el móvil para comprobar si Víctor me ha respondido, y aún siguen igual los mensajes, no ha recibido ni uno, con cierto temor, pulso en su pérfil y luego en su número, acto seguido le doy a llamar y llevo el teléfono a mi oído derecho esperando señal pero, lo único que recibo es: “El móvil al que llama esta apagado o fuera de cobertura en este momento, por favor, inténtelo de nuevo mas tarde.”
Suspiro algo preocupada, no sé si es por que se habra quedado sin batería, no tenga cobertura o..No sé, sea lo que sea, Víctor de cualquir forma se pondría en contacto conmigo..Solo espero que esté bien, intentaré volver a llamarle luego si me despisto de Sergio. Me como el helado tranquilamente y luego me pongo en pie llevando mi maleta conmigo al interior de la estación y justo entonces, veo que son menos diez y por la megafonía escucho como avisan de que mi tren va a salir, miro en la pantalla y busco mi andén, es el nueve así que saco mi billete y bajo las escaleras mecánicas hacia mi andén y luego, subo al AVE buscando mi asiento.



En una hora y algo mas o menos, el tren para en la estación de Atocha de Madrid, en cuanto se detiene me levanto del asiento estirandome un poco, cojo mi maleta y me bajo del vagón, arrastro mi maleta hasta las escaleras mecánicas y subo para llegar al vestíbulo, una vez allí miro a mi alrededor a ver si veo a algún rubio alto y guapo y claro que lo encuentro, con un folio blanco y en dicho mi nombre escrito, sonrío como una boba mientras niego con la cabeza y camino hacia él, cuando estoy a su altura suelto la maleta y me limito a abrazarlo, el abrazo es satisfactoriamente correspondido, aspiro su aroma, One million como siempre, luego los dos a la vez no separamos solo unos centímetros, él coge mi mentón y lo alza haciendo que mis ojos se reflejen en los suyos y me besa con ternura pero a la vez con ganas, yo pongo una de mis manos en su muñeca y la otra en el lateral de su cuello respondiendo a aquel beso. Nos separamos y sonreímos sin tener que decir nada mas, el coge mi maleta y con la mano que tiene libre me ofrece el folio con mi nombre, yo lo acepto riendo levemente, luego coge mi mano y entrelazamos nuestros dedos para salir de la estación rumbo a..Bueno, o a su casa, o a la mía.



Al final hemos terminado en su casa, y menos mal que traigo pijama por que todo apunta a que voy a dormir aquí. ¡Oh no! ¡Mierda! Tengo la ropa del trabajo en mi piso, tengo que decírselo, no quiero llegar tarde después de los días libres que he estado teniendo.

—Sergio, bueno no sé cual es tu idea pero..No puedo pasar la noche aquí, la ropa del trabajo esta en mi apartamento y..

Enseguida me interrumpe.

—No hay problema, pasamos mañana a por ella antes de que entres a trabajar. ¿De acuerdo?—Me mira mientras echa el freno de mano y yo asiento.

Salimos del coche y mientras el lo rodea para sacar mi pequeña maleta del maletero yo admiro su súper chalet, es increíble, he estado aquí antes pero..No me había fijado en lo bonito que se ve el jardín de noche, cuando me doy cuenta le tengo cogido de la mano de nuevo y caminamos hacia el porche, subiendo un escalon de piedra y me suelta para abrir la puerta con las llaves, me deja pasar a mi primero y de nuevo admiro el interior de la vivienda, es sencillamente perfecta.
Me permite unos minutos para que me ponga comoda y subo a la planta de arriba, a la habitación de él y me detengo mientras me voy desvistiendo, nunca la había visto, es en tonos grises y algún que otro azul celeste, muy bien combinadas las cortinas con el edredón de la cama, los muebles y el vestidor, ¿cuantos trajes tiene? ¿cien?. Finalmente me coloco unos shorts de pijama y una camiseta negra con algunos minions dibujados, me coloco las zapatillas y me recojo el pelo, dejo la ropa que me he quitado bien doblada para mañana sobre una silla y abro la puerta para bajar al salón.
Cuando llego, está todo preparado, ensalada para cenar con cerveza para él y cocacola para mi, sorprendida y sonriente me siento a su lado sobre la isla de la cocina para cenar.

—Vaya, ¿tanto he tardado?

—Digamos que..Soy bastante rápido.

Ambos no miramos y reímos.

—Ya lo veo.

Picamos de la ensalada acompañandola con las bebidas y casi podría decirse que nos la terminamos. Le ayudo a poner todo lo sucio en el lavavajillas y luego abre la nevera sacando una tarrina de helado de dulce de leche de Häagen-daz, lo que hace que me muera de amor en ese momento. Cojo dos cucharas y vamos rumbo al sofá tras apagar la luz de la cocina. Nos sentamos juntos y el coge el mando, enciende la tele y con otro mando baja un poco la luz del salón, lo que hace que yo abra los ojos sorprendida, a la misma vez enciende el DVD y le da al play, mi emoción aumenta cuando veo que la película que vamos a ver es una de mis favoritas: El diario de Noa pero...¿Como lo ha sabido? Quizá se lo haya mencionado y ahora no me acuerdo. Me recuesto en su hombro tras abrir el helado y ambos comenzamos a comer de la tarrina mientras vemos la película acurrucados.

miércoles, 10 de junio de 2015

Capitulo 16.

                                                                         16




Ni si quiera cogí el coche para no tardar mas en llegar a Sevilla, por suerte el almuerzo con Sergio, el cual duró poco, me había servido para saber que ahora es el gerente o como se diga de todas las tiendas de Madrid, por lo que en sí es mi jefe. En cuanto he sabido de la noticia le he pedido permiso y a pesar de tratarse de quien es, me lo ha dado. Tras poco mas de una hora en el AVE, salgo del andén y subo las escaleras para la planta superior de la estación de Santa Justa, salgo lo mas rápido que puedo casi chocando con las personas con las que me iba cruzando y cojo el primer taxi que veo en la línea.

—Al hospital Virgen del Rocío, por favor. —Le indico al taxista, el cual arranca al notar la preocupación en mi voz y conduce lo más rápido que se le permite hasta el hospital.






En cuanto llego al hospital, en la puerta de traumatología, veo a la que fue mi suegra, a la novia novia de Luis, la que en su día fue mi amiga y a todos mis amigos y a los suyos. Subo los escalones y en cuanto su madre me ve, me abre los brazos y llora sobre mi hombro mientras yo la estrecho, aún sin saber que ha pasado.

—Vamos...Pili..Calmáte..¿Que ha pasado? ¿Está bien?.—Intento sonar lo mas suave y poco preocupada que puedo.

Ella se separa de mi y me mira con los ojos llenos de lagrimas, niega con la cabeza y entonces me temo lo peor cuando se vuelve a su hermana para abrazarla. Miro a mi alrededor y solo veo a sus amigos y a los míos, y a los pocos familiares suyos que conozco cabizbajos, algunos con las manos en la cara, totalmente afectados y el corazón me da un vuelco, Dani que ve que realmente no entiendo o mas bien no quiero entender lo que está pasando se acerca y me pone una mano en mi ante brazo.

—Mara...Lo siento...—Es lo único que me dice y en ese momento mis ojos se llenan de lágrimas, mi gesto cambia y solo puedo llorar, llorar mientras las piernas me tiemblan y siento como si mi mundo se estuviese derrumbando. No me sentía así desde el fallecimiento de mi abuela un año antes.

En seguida el me abraza y yo, una vez más lloro sobre su hombro, pero esta vez lloro sin consuelo alguno. No puede ser..No, me niego a creer que Luis esté muerto, ¿que voy a hacer ahora? Siento un vacío en el pecho que creo que voy a tardar en rellenar, si ya de por si me costó cuando el me dejó..Ahora que me ha dejado para siempre, ahora que no hay posibilidad alguna de volver a verlo, de volver a tener lo que tuvimos, ahora que nuestros caminos no van a volver a encontrarse nunca más..El vacío es mucho mayor. Cuando mis sollozos se calman solo un poco, Dani me acompaña a sentarme, me siento junto a él y junto a Adrián, como siempre, son mis mayores apoyos y aún sin poder creerlo, vuelvo a llorar entre los dos.
Mi móvil no para de sonar, es Isa, esperando noticias..Dios..¿Como voy a decírselo? Ella y Luis eran tan amigos que..No soy capaz, no puedo ni si quiera hablar así que, le paso el móvil a Dani que es el que puede hablar mejor que yo en estos momentos. Ni si quiera quiero mirar su cara mientras se lo cuenta, no puedo, es superior a mi. Ahora mismo en mi cabeza solo tengo recuerdos, recuerdos de los tres mejores años de mi vida, los que pasé a su lado, nuestras risas, la primera noche juntos, la primera cena romántica, el primer aniversario, la primera vez..Las discusiones, la convivencia, los atracones de comida...Todo. Y cuanto mas recuerdo, mas lloro...¿Como ha podido acabar todo así?

Cuando conseguí beber agua y calmarme un poco, llamé a mis padres y a mi abuela, los cuales accedieron a venir a pesar de todo, ya no solo por él, si no por Pili, su madre, la cual me ha querido como una hija siempre, durante y tras la relación. Justo en el momento en el que ella fue a tramitar el papeleo para llevarlo al velatorio mis padres y mi abuela aparecieron y al verlos, otra vez ese nudo en la garganta, mi madre que pudo ver al instante como estaba vino a abrazarme y los sollozos volvieron mientras ella me estrechaba en sus brazos. Tras eso, Pili volvió y a la primera que se abrazó fue a mi abuela, ya que es con la que mas trato había tenido, acto seguido mis padres le dieron el pésame y ella nos comunicó que se llevaban a Luis en unos quince minutos al tanatorio así que, todos nos fuimos dispersando de allí poco a poco, para acudir a su encuentro.
En una media hora empezábamos a llegar al tanatorio, miré la pantallita donde ponia su nombre y ahí me descompuse, todo esto tenía que ser una pesadilla, tenía que serlo..Pero no lo era, era real, la persona que mas feliz me había hecho a pesar de nuestro desenlace, se había ido, y esta vez, para siempre.



Una vez en la sala mis padres y mi abuela se quedaron con Pili, las hermanas de ella y sus sobrinas habían ido a comer algo a la cafetería y yo me senté junto a todos, junto a mis amigos y a los suyos que también eran los míos, y junto a la rubia. No era como otros velatorios a los que había acudido en los que la gente hablaba, ninguno podíamos hablar de algo, era imposible, creo que todos estaban tan cegados como yo en no creer que Luis se había ido, al parecer un accidente con la moto..Esa maldita moto que no estaba bien arreglada, no se cuantas veces se lo dije, que tenía que revisarla pero..El tan terco como siempre dejándolo todo para el final, solo puedo lamentar todo lo que ha pasado, tanto su parte como la mía..Solo de pensar que desaproveché aquella cita cuando estuvo en Madrid, por mi, solo por mi. Me recuesto sobre el respaldo del sofá de la sala y noto como los parpados me pesan después de todas las lágrimas soltadas, poco a poco se me cierran y antes de que me quede dormida, Dani levanta su brazo, me trae hacia su pecho y es ahí donde descanso la vista un rato.

—Mara..Mara..Despierta..

Los murmuros de Dani hacen que abra los ojos despacio, y yo misma me los noto hinchados. Me separo de su pecho y me estiro un poco, me duele el cuello de haberlo tenido doblado tanto tiempo y cuando miro a mi alrededor, en la sala solo quedamos: Pili, Dani, Marta, algunos familiares y yo.

—Vete a descansar cariño, que llevas aquí ya toda la noche..—Sugiere Pili con su suave tono de voz.

—¿Se han ido todos?.

Ella asiente y me acaricia la mano, en señal de que me vaya tranquila.

—Yo también me voy, tengo a la gatita sola y necesito descansar en mi cama. Mañana volveré.

Acto seguido, nos levantamos del sofá y caminamos hacia la puerta, Pili es la última que sale y la que apaga las luces, cerrando la sala al salir. Caminamos por los pasillos, miro mi reloj y son las cinco de la mañana ya..¿Cuanto he dormido por dios? El tanatorio está tan silencioso que da miedo y mas a mi que yo estas cosas las respeto mucho..
Al salir, me despido con un “hasta mañana” de Pili, pues pienso volver hasta que nos despidamos de Luis, eso está muy claro. Voy con Dani hasta su coche, me va a llevar a casa, aunque mis padres ya estarán mas que dormidos, cuando abre el vehículo me siento en el asiento del copiloto y el en el del conductor, introduce la llave en el contacto y antes de arrancar me mira.

—¿Estás bien?.—Pregunta.

Yo niego con la cabeza.

—No Dani, tuve la oportunidad de..Arreglarlo con él, vino a Madrid y...

—Lo sé.—Me interrumpe.—Sé que fue a buscarte pero oye, piensa que quizá habría sido peor si esto hubiera pasado. ¿No?

—No. Ahora es mucho peor. Es peor saber que podía haber estado con él y que..No lo hice.—Lo miro con ganas de llorar pero de mis ojos ya no salen mas lágrimas.

—Después de lo que te hizo, se comprende que no quisieras o pudieras darle otra oportunidad Mara.

Lo miro asintiendo y el me mira de forma que comprende como me siento. Luego, arranca el coche y nos ponemos el cinturón, poniendo camino hacia mi casa para descansar un poco, pues mañana el día sería igual o peor.






A la mañana siguiente tras despertarme, mis padres no están, amos han ido a trabajar así que me toca desayunar y hacer algo en casa. Todo va bien hasta que me acuerdo de la realidad, de que Luis se ha ido y esta vez, si que caen algunas lágrimas de mis ojos pero justo entonces, mi móvil vibra, al cogerlo veo que es Sergio quien llama y le necesito, le necesito mucho ahora mismo así que descuelgo el teléfono.

—Hola rubio...

—Pequeña..Por tu voz noto que nada va bien.

—Así es. Luis, mi ex..Ha muerto.

Se hace un breve silencio, creo que ni el sabe muy bien que decirme.

—Va..vaya. Lo siento mucho morena...¿Estás bien?.

—No...Él era...

—Lo sé...¿Quieres que baje a Sevilla?

Mis ojos se abren ante semejante propuesta pero niego con la cabeza rápidamente como si pudiera verme.
—No, te lo agradezco Sergio pero..No creo que fuera lo correcto, quiero decir, sé que a Pili no le importaría pero...Mejor así.

—Vale, tranquila lo entiendo. Prometo que cuando vuelvas, voy a darte un abrazo que nunca te han dado. ¿De acuerdo?

Al escucharle tan tierno, tan blando, tan comprensivo...Tan cambiado conmigo, me dan ganas de llorar pero me muerdo el labio y asiento.

—Sí. Tengo que hacer cosas en casa asi que...

—Sí claro, lo que necesites..Llámame.

Sin decir más le cuelgo y me llevo las manos a la cabeza, justo entonces recibo un whatsapp de Víctor..Ay dios, el que faltaba. Ni si quiera voy a leerlo ni a ver que pone..Justo ahora que comienzo a aclararme no quiero volver a verme en el lío de cual de los dos me gusta mas no por nada si no por que ahora mismo, solo pienso en el vacío que siento en el pecho. Hoy necesito café, así que me preparo un poco con leche pero sin nada más, no me entra nada solido en el estómago ahora mismo, tras desayunar me pongo en marcha y hago las camas, recojo las habitaciones y limpio un poco para cuando lleguen mis padres, cuando termino me meto al baño para darme una ducha a ver si asi me calmo un poco aunque lo dudo.
Una vez duchada, me preparo y me visto para volver al tanatorio, dejo una nota en casa para que mis padres la vean al llegar y tras eso, cojo las llaves y salgo de casa para coger el autoubus.






Otro día largo y duro en el tanatorio, son las 2:16 de la mañana, he llegado mas pronto que ayer, mañana el entierro es a las nueve de la mañana..Y tengo que estar descansada, mi madre aún despierta me pregunta si quiero comer algo y yo niego, no tengo hambre así que directamente voy a mi habitación y me cambio de ropa, me meto en la cama y me dejo caer en brazos de Morfeo rápidamente.
El despertador suena a las ocho en punto, tiempo suficiente para despertarnos mis padres y yo, se levantan a la misma vez y mientras yo me voy lavando la cara ellos se preparan algo de desayunar, luego yo me visto, algo negro como no y me tomo de nuevo otro café con leche mientras ahora son mis padres los que se visten, no tengo ganas ni de hablar ni de nada, no quiero decirle adiós, y no es la primera vez que me pasa esto, me resulta aún tras dos días increíble que no esté, o mejor dicho, que no vuelva a verle por el barrio ni por ningún otro sitio, solo pensarlo me hace un nudo en el estómago, el mismo que cuando mi abuela nos dejó.
Ya estamos aquí, recorriendo el cementerio tras el coche fúnebre que transporta al que un día fue el hombre de mi vida, aunque en estos momentos siento que nunca ha dejado de serlo, o lo que es peor, que nunca dejará de ser el amor de mi vida aunque vuelva a enamorarme o me decida por Víctor o Sergio. Voy casi detrás de Pili y la familia, de uno de sus brazos va Marta agarrada y entonces, noto como ella me busca con la mirada, cuando me ve, sus ojos me dicen que vaya hasta ella y así lo hago, me agarro a su otro brazo y por primera vez siento que algo nos une a las tres, la perdida de la persona a la que mas hemos querido o mas queremos. Llegamos hasta el lugar dónde yacerá Luis para siempre, y veo como Juanma saca su guitarra acústica, no me lo puedo creer..Luis siempre tuvo un deseo y es que, el día que muriese tocasen o pusieran la canción “Knocking on heavens door” de “Guns n' roses” y así es, escucho atentamente los primeros acordes y es esa, su canción. Es entonces cuando los recuerdos de él tocando la guitarra, esa guitarra que tanto llegué a odiar, ahora me hacen llorar, pensando que ya, jamás volverá a tocarla. Y bajo esos acordes que salen de la guitarra, entre lágrimas, nos despedimos de Luis, para siempre.