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Me gusta todo de ti.

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lunes, 18 de mayo de 2015

Capitulo 15

                                                                        15



El puente pasó rápido, tanto que ya estaba subid en mi FIAT 500 camino a Madrid por la E-5 mientras escuchaba de nuevo mi adorada banda sonora de Crónicas vampíricas. Conduzco centrada en la carretera mientras pensaba en el lío de sentimientos encontrados que tenía, solo esperaba que a mi vuelta estuviesen todas esperándome aunque llegaría bastante tarde, me entretuve hablando con Víctor y no salí la hora prevista, así que cuando llegase seguramente que todas estarían ya mas que acostadas.



A las once de la noche ya estaba aparcando mi precioso coche, luego saco la maleta del maletero y lo cierro a distancia mientras me encamino para llegar a mi portal, acto seguido abro la puerta y entro al vestíbulo hacia el ascensor, mientras iba dentro saqué el móvil y tenía 100 mensajes en el grupo de las chicas, en resumidas cuentas me decían que se habían ido de puente, todas menos Lorena que seguía en Madrid, por suerte estaba despierta y dispuesta a venir a casa, a dormir conmigo y a que pudiera desahogarme así que cuando llego a casa, abro la puerta y entro al interior de mi apartamento. Dejo la maleta en el recibidor, -ya la deshago mañana- pensé mientras enciendo las luces y voy directa a la cocina para ver que podía prepararme de cena, el viaje me ha dejado hambrienta.


Al final me comí una ensañada y justo cuando termino suena el porterillo, debe de ser Lorena, así que fugazmente me levanto del sofá y abro la puerta de abajo, seguidamente abro la puerta del apartamento, deseando que el ascensor llegara y poder abrazarla. Necesito llorar, necesito desahogarme con todo lo que siento y sobre todo que ella me de su opinión. Las lágrimas estaban a punto de salir a borbotones de mis ojos pero espero su llegada, en cuanto la puerta del ascensor se abrió, puse un puchero y ella sin decir nada vino hacia mi, nos fundimos en un abrazo y entonces comienzo a llorar como si se me hubiera muerto el perro. Ella no preguntó nada, se limitó a dejar que me desahogara mientras cerraba la puerta y me estrechaba entre sus brazos, y yo no puedo dejar de llorar hasta que hice un parón para poder mirarla y por fin contarle lo que me pasaba. […]



Tras contarle lo sucedido, se quedó confusa, como si no supiera que aconsejarme, hasta que finalmente separa sus labios para hablar mientras me coge la mano con ternura.


—Sé que aún sigues dolida por lo de tu ex y que tienes miedo pero no puedes luchar contra lo que sientes. Si estás confusa eso no lo podrá solucionar nadie, por que me ha pasado y sé lo que es, solo el tiempo y las acciones de ambos te dirán por quien sientes mas..O con quien merece la pena quedarse.

La escucho atentamente, no le faltaba razón, por mas consejo u opinión que pidiera a cualquiera de mis amigas solo yo sabré por cual me decidiré, solo yo sabré quien merece estar a mi lado y ahora mismo, adoro a Sergio, adoro que me llamase, pero Víctor se ha portado como un caballero conmigo aún sabiendo que tengo algo con Sergio que ni yo misma sé lo que es. Sonrío levemente con mis ojos algo hinchados de llorar y murmuro un leve “gracias” con la voz satisfecha pero a la vez apenada, pues tendría que estar con los dos para darme cuenta de por quien siento mas y eso sería como..Hacer lo que a mi me hizo Luis, o incluso peor, por que estaría conociendo a los dos a la vez y..No sé. No me gustan esas cosas. Me levanté y fui a mi habitación para ponerme cómoda mientras ella sacaba del congelador dos tarrinas de helado que había traído de un súper abierto 24 horas, o lo que es lo mismo, una tienda china. Salgo de nuevo al salón y ella ya está preparada, entonces ahora es mi turno de interesarme por ella, mientras abro la tarrina de chocolate me dispongo a preguntar.

—¿Que tal con el tatuado?.

Ella sonríe incluso con cierta tímidez y finalmente responde.

—Pues creo que bien...Cuando estoy con él me siento completa, me mima muchísimo..Nada que ver con el tío borde e impasible que puedes encontrarte por la calle, es más, yo creo que me demuestra mucho más él a mi que yo a él, no sé..Me hace sentir feliz pero por otra parte, me da miedo que se vaya y perder esa felicidad, al fin y al cabo no somos nada por lo que se puede ir en cualquier momento.Me asusta admitir que estoy empezando a sentir algo fuerte por el hecho de que ya sabes que me cuestan mucho las relaciones.

Asiento conforme la escucho mientras como de mi helado y ella del suyo, ambas sentadas en el sofá con las piernas a modo de buda, Lorena siempre ha sido algo cerrada para las relaciones solo por él mismo miedo que tengo yo ahora; temor a que le hagan daño, pero ella es mas fuerte que yo y pienso que podría con todo la verdad. Sólo espero que si llegue a algo con Héctor, que a mi personalmente no me cae muy bien pero..Si ella es feliz yo lo soy. Seguimos cotilleando un poco mas sobre las chicas y nos reímos juntas al recordar nuestra primera salida por Madrid, luego nos vamos a dormir ya que ella madrugaba y yo también, aunque menos que ella. Nos metemos en la cama y nos arropamos, nos damos las buenas noches y apago la luz, dejándome caer en la cama cerrando los ojos y debido al agotamiento y a la llorera, cojo el sueño con mucha facilidad.




A la mañana siguiente, suena el despertador y lo aborrezco después de cuatro días sin madrugar, son las nueve de la mañana, hora de levantarse, darse una buena ducha, desayunar y a trabajar. A duras penas me levanto de la cama y levanto un poco la persiana, abriendo la ventana para airear la habitación, luego al mirar en mi mesilla para coger mi móvil veo un pos-it en forma de corazón, con un “Buenos días princesa, te quiero”, obra de Lorena, eso me hace sonreír y ni si quiera lo muevo, ahí lo dejo, me ayudará a sonreír cada vez que lo vea. Después de eso, voy directa a darme una buena ducha de agua caliente.
Una vez ya vestida, con mi peculiar uniforme negro para trabajar, desayuno un par de tostadas con mantequilla y mermelada de fresa, como mi tío solía prepararmelas, como los echo de menos...Tengo que llamarles luego, no se me pude olvidar. Termino de desayunar y cojo mis cosas para salir de mi apartamento y emprender rumbo al trabajo.


La mañana transcurre tranquila, hemos vendido pero tampoco mucho, entre semana no solemos llenar la tienda, el caos llega los sábados, es cuando cerramos hasta mas tarde de la cuenta. Llega la hora de comer antes de volver a trabajar y no sé que hacer, por que últimamente solo almuerzo comida basura y tengo ganas de algo normal, como un buen guiso, una pasta a la boloñesa, una paellita, pollo a la plancha..Algo que no sean hamburguesas y pizzas. Antes de salir charlo un poco con mis compañeras sobre el puente y le digo a alguna si se viene a comer conmigo a algún bar cercano, pero ambas tienen planes para comer con sus parejas, se me olvida que soy la solterona de la tienda. Salgo mientras voy buscando en el bolso el paquete de tabaco y al no encontrarlo, miró haca abajo rebuscando en el bolso, cuando cruzo la salida choco de frente con alguien por culpa de no ir mirando a donde debo.


—¡Ay perdone!—Alzo la vista y palidezco cuando veo quien es.

—Morena, debes ir mirando hacia delante, puede que la próxima vez tropieces con otro que no sea yo y entonces corra el riesgo de que se enamore de ti.

Babeo, babeo como una auténtica idiota mientras escucho esas palabras y veo sus ojos azules, su pelo dorado y su sonrisa perfecta. Pero disimulo y me vuelvo seria hasta que por suerte divina encuentro el paquete de tabaco.

—Que haces aquí.—Espeto.

—Deberías dejar de fumar.

Lo miro alzando una ceja, me enciendo el cigarrillo y le echo el humo “accidentalmente.

—¿Has venido hasta aquí para decirme que deje de fumar?.

Él niega con la cabeza.

—Quiero invitarte a comer. ¿Puedo?.

Quiero negarme, por orgullo pero estoy deseando de comer con él. Se lo pondré solo un poquito difícil.

—¿Después de como te has portado conmigo crees que mereces que vaya a comer contigo?.—Pregunté aspirando una calada de mi cigarrillo.

—Para compensartelo, por favor..—Se acerca mas a mi y me pone esa mirada tierna que tanto me debilita.

Finalmente asiento y comenzamos a caminar rumbo a no se donde, por que no sé donde vamos a comer, solo espero que no sea un burguer. Caminamos un poco mas y se detiene frente a un bar, de colores verde y blanco, miro el cartel y puedo leer “Bodega La Andaluza”, sonrío como una boba al acordarme de mi tierra, y entonces ambos entramos sentándonos en una de las mesas, es totalmente andaluza por dentro y me encanta, con los típicos barriles de madera por mesa, con sus respectivos taburetes al lado y ese olor a ibérico que invade el local. Hay bastante gente, para que luego critiquen a Andalucía y bien que les gustan nuestras tapas. El camarero nos atiende y Sergio pide una cerveza, yo por un día me pido un tinto de verano con limón, también pide una tapa de jamón ibérico y de queso. Cuando el camarero se marcha, el me mira sonriendo.

—¿Te gusta?

Yo asiento sin poder evitar sonreír.

—Me recuerda mucho a Sevilla, a Andalucía en general. Si ésta es tu manera de pedir perdón, debo decir que te lo estás ganando.

El me sonríe satisfecho y luego estira la mano, cogiendo la mía.

—Tengo que confesar, antes de nada. Que nunca he sido mucho de costumbres andaluzas ni nada de eso..Pero..Me he enamorado de una andaluza.

Mis ojos se abren mas aún si es posible. No puede ser...¿Acaba de declararse? No, no, no...¡Yo estoy hecha un lío! ¿Que respondo ahora? Siento cosas por él pero también por Víctor por lo que no puedo decirle que yo también estoy enamorada. Él me mira y hace círculos en mi mano con mi dedo pulgar y yo sigo sin saber que decir..Estoy en shock. Por suerte mi móvil suena, ¡salvada por la llamada! Pido disculpas a Sergio el cual asiente sin problemas y luego saco el teléfono, frunzo el ceño al ver de quien se trata, es Dani. Normalmente solemos hablar por whatsapp, el hecho de que me llame es raro.

—¿Si?. Sí, puedo hablar. ¿QUE?.No..No puede ser, Dani. No....

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