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Me gusta todo de ti.

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sábado, 24 de enero de 2015

Capitulo 4.

 4



Andando y andando casi sin decir palabra llegamos al retiro, pero antes de cruzar para adentrarnos en aquel hermoso parque Víctor me señala una heladería, yo echo un vistazo y asiento. La verdad es que me apetece un helado pero tengo algo claro, no pienso dejar que me invite, si hago eso su orgullo de macho ibérico volverá a salir a flote y como que no. Caminamos juntos y entramos a la heladería, me paseo por el mostrador observando los sabores: Chocolate y mente, frutas del bosque, galleta, leche merengada y..Vainilla, uno de mis favoritos. Le pido a la chica una tarrina pequeña de helado de vainilla y en seguida me la prepara, me sirve una bola de helado en dicha tarrina bajo la atenta mirada de Víctor, yo le miro de reojo y pienso en que nos hemos llevado todo el camino sin hablar de nada, no me gustan las salidas con silencios incómodos la verdad y mucho menos después de que yo debería estar en casa por que para Sergio se supone que estoy enferma..Que mentirosa y que mala persona soy..
La dependienta me da mi helado de vainilla y Víctor le pide uno de chocolate, se lo sirve también poniendo una bola de helado en su tarrina mientras él lo coge me apresuro a sacar unas monedas de mi bolso pero antes de dejarlas sobre el mostrador el moreno ya ha pagado, lo miro algo seria y suspiro a modo de que no me ha gustado ese gesto, el sonríe victorioso y con una mano me invita a que salgamos de la heladería, salgo por delante de él algo molesta haciendo resonar mis tacones en el establecimiento y luego fuera sobre el acerado. Pruebo un poco de mi helado mientras él me alcanza poniéndose a mi lado y cruzamos para entrar en el parque.
Dejo el helado de lado por un momento para observar El Retiro, es realmente precioso y me recuerda mucho al Parque de Maria Luisa en mi Sevilla de mi alma, sonrío con nostalgia mientras disfruto de la gama de verdes que se pueden apreciar gracias a que aún luce el sol. Vuelvo a comer de mi helado sintiéndome bastante intimidada por que sé que tengo los ojos de Víctor clavados en mí y eso me inquieta demasiado. Finalmente llegamos a un banco cercano al lago y me siento, el gaditano hace lo mismo y se sienta a mi lado, para romper el hielo trato de sacar un tema de conversación y a ver si así logro que deje de mirarme.

—¿Cuanto tiempo llevas en La Rioja?.

Clava sus ojos en los míos y yo bajo la mirada para comer de mi helado.

—Solo unos meses.— Me responde.

—¿Por que te mudaste? Con lo bonita que es Cádiz..

Después de decir eso tomo otra cucharada del que puede que sea el mejor helado de vainilla que he probado en mi vida, ni los de la heladería de Chipiona están así de buenos. Él hace lo mismo y saborea su helado de chocolate antes de responderme.

—Por trabajo, pero siempre voy en verano a Cádiz.

Aparto la mirada de él, no puedo mantenerla mas y la dirijo hacia el lago mientras vuelvo a tomar una cucharada de mi helado, el cuál se me estaba terminando por desgracia para mí.

—Yo también suelo veranear allí, me encanta Cádiz.— Acoto sin mirarle.

De reojo veo como Víctor tuerce una sonrisa cuando yo aparto mi mirada de él y en seguida llama mi atención con sus palabras.

—Es extraño entonces que no nos hayamos visto antes allí, algo me dice que este verano nos encontraremos. No me cabe ninguna duda.— Afirma el moreno.

Yo lo miro sorprendida ante semejante afirmación y curvo mis labios hacia abajo mostrando una mueca de: “Vale, si tu lo dices.”. Rebaño la tarrina al tomar la última cucharada de mi helado y cuando la termino me levanto para tirarla en una papelera que había no muy lejos de nosotros, camino hacia ella y la deposito allí, al volver con cuidado de no caerme con los tacones alzo la vista y como no, ahí está Víctor mirándome fijamente. Agacho la mirada de nuevo y me siento a su lado en el banco cruzando las piernas, y sin poder morderme mas la lengua se lo suelto.

—¿Por que me miras tanto?.— Frunzo el ceño mirándole.

Él sonríe con cierta perversión en su rostro, mira hacia abajo humedeciéndose los labios con la lengua y de nuevo retoma sus ojos hacia mi.

—No tengo nada mejor que mirar.

Ésta vez le mantengo la mirada y alzo ambas cejas.

—Bueno tenemos un precioso parque a nuestro alrededor, probablemente uno de los parques mas bonitos de España.— Respondo cortante.

—Para mi gusto señorita García, es mas bonito lo que tengo delante ahora mismo. Debo decir que el negro y esos labios rojos le sientan genial.

Mi pulso acaba de acelerarse por una milésima de segundo y tragando saliva miro hacia otro lado.

—Estás coqueteando demasiado conmigo.— Vuelvo a mirarle, con gesto serio.

—Yo no coqueteo.— Responde y su sonrisa se borra de su rostro.

—Pues estás mostrando lo contrario.

Víctor aprieta la mandíbula y yo evito que una sonrisa salga por la comisura de mis labios. Luego separa los labios para responderme.

—Si te muerdes la lengua, te envenenas ¿no?. —Alza una ceja mirándome.

Me encojo de hombros y con eso le doy mi respuesta. Por supuesto que sí, siempre digo lo que pienso y mucho más cuando se trata de un tío como éste. Rio para dentro mientras él al fin me quita la vista de encima y dirige su mirada gris o azul o no termino de saber de que color son sus ojos hacia el lago.

—¿No tienes novia?.— Pregunto para cambiar de tema y el toma una cucharada de su derretido helado de chocolate.

Niega con la cabeza y me responde.

—No soy de novias.

Alzo ambas cejas sorprendida. ¿No tiene novia? Cualquier mujer al igual que pasa con Sergio querría un novio así, bueno tampoco lo sé por que éste hombre es muy rarito, muy intimidante, muy intenso, me siento a veces como Anastasia Steele.

—Pues que raro.— Espeto.

Veo como alza una ceja al oírme y ladea la cabeza.

—¿Por que es raro?.

Me encojo de hombros acomodándome en el respaldo del banco.

—No sé, eres guapo, empresario..El sueño de cualquier mujer.

Sonríe travieso ante mi respuesta a su pregunta y vuelve a comentar.

—Yo no soy de novias. ¿Quieres probar mi helado?. Es chocolate belga está muy rico.

Asiento. ¿Por que no? El chocolate también me gusta y además el belga nunca lo he probado. Coge una cucharada y la acerca a mis labios, abro la boca esperando recibir el sabor del chocolate en mi paladar y entonces queriendo, me mancha la comisura de los labios con la cuchara, lo miro entrecerrando los ojos a modo de cazador furtivo y el sonríe triunfal, después me deja probar el helado aún con la comisura de mi labio levemente manchada de chocolate belga.

—Te limpiaré.— Dice él.

Saca del bolsillo de su chaqueta un clinex, se acerca más a mi y muy cerca de mi rostro alza la mano en la que llevaba el clinex, la acerca a la comisura de mis labios y yo inconscientemente separo los labios mientras el con suavidad retira el chocolate, lo estoy mirando a los ojos y él también me penetra con la mirada. En se momento por el rabillo del ojo puedo ver que alguien se ha parado frente a nosotros, quizá sea algún mendigo de los que suele haber por los parques, eso pienso hasta que escucho su voz.

—Vaya, ¿así es como te curas Mara?.

Reconozco su voz al momento y rápidamente me separo de Víctor, giro la cabeza y mis peores temores se confirman, veo a Sergio con camiseta de manga corta de color rojo y pantalón de chandal, mi gesto lo dice todo, creo que me he vuelto tan blanca que casi soy transparente. Madre mía..¿Y ahora que hago? ¿Que le digo? No tengo ninguna excusa. Sergio me mira enfurecido y a Víctor..Si su mirada azul matase, Víctor estaría mas que muerto, enterrado. El rubio se cruza de brazos esperando una explicación que sin duda no puedo darle, le he mentido y el karma me lo ha devuelto, me ha pillado en una situación mas que comprometida con el gaditano, mi respiración está acelerada y tengo el estómago revuelto. No sé como salir de esta ni que decirle por que diga lo que diga, no va a perdonarmelo.  

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