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Me gusta todo de ti.

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lunes, 7 de marzo de 2016

Capitulo 20.

                                                                     20


—¿Podemos hablar?.

Separo mis labios para responder a la pregunta del rubio pero, Víctor responde por mi.

—Creo que no tiene nada que hablar contigo.

—No estaba hablando contigo.— Espetó Sergio dando un paso hacia Victor.

El hostelero no se mostraba indiferente, y pude ver como daba otro paso hacia el rubio mientras yo seguía en medio, se miraban desafiantes y yo estaba tremendamente acojonada de que se liaran a hostias en el recibidor de mi bonito apartamento. Tomé el control de la situación, separando a ambos mientras los miraba.

—Hablaremos mañana Sergio, por favor, vete. —Dije con rotundidad mientras lo miraba a los ojos.

El rubio arrugó los labios con disconformidad y se separó de mi, se dió la vuelta y salió del recibidor. Yo cerré la puerta y me apoyé sobre esta mientras Víctor se acercaba a mi y posaba sus manos sobre mis hombros.

—¿Estás bien?.

Negué con la cabeza ante su pregunta y me eché el pelo hacia atrás. Una parte de mi quería correr a buscar a Sergio pero la otra, la otra no soportaba la vergüenza que me había hecho pasar esa noche, ni sus juegos. Por otro lado, me gustaba haberme topado con Víctor, me hacía sentir segura, estable, tranquila..Pero, por otro, necesitaba estar sola.
Como si estuviese leyendo mis pensamientos, se acercó a mi, besó mi frente y murmuró:

—Voy a marcharme, después de tantas emociones necesitarás descansar. Si necesitas algo, llámame. ¿De acuerdo?.

Yo asentí conforme mientras el me sonreía levemente y se colocaba la chaqueta que había colgado en el perchero de la entrada, levantó el asa de su maleta abrió la puerta.

—Buenas noches, nena.

Le respondí con una sonrisa y cuando entró en el ascensor, cerré y eché el pestillo. ¿En que momento se me había complicado tanto la vida? ¿Por que no podía estar como Lorena? No aguanto al chico pero, se le ve feliz, sin complicaciones, como si hubiese encontrado a la persona correcta. No quería contarle nada a las chicas pero, en este momento, las necesito a todas mas que nunca.
Me recogí el pelo y apagué la luz del recibidor, recogí las tazas de café de la mesilla y las llevé a la cocina, no tengo ganas de fregar, mañana lo hago. Suspiro y apago también la luz de la cocina, cruzo el salón y entro en mi habitación para ponerme cómoda, no tardaría mucho en dormirme. Vuelvo al salón y mi vista se va ligeramente hacia la terraza, sí, un cigarro antes de dormir, en la terraza, contemplando las nocturnas vistas de la Puerta de Alcalá.
Abrí la ventana y ciertamente hacía relente, me abracé a mi misma y encendí mi cigarrillo aspirando una suculenta calada de el mismo, lo necesitaba como agua de Mayo.



A la mañana siguiente el vibrar del móvil me despierta. Miro el despertador, las diez de la mañana. ¿Quien me molesta a estas horas cuando no tengo que trabajar? Me froto los ojos y cuando consigo abrirlos del todo cojo el móvil de la mesilla de noche y lo desbloqueo, diez mensajes del grupo de las chicas, nada interesante, un mensaje de mi madre, dos de Lorena, unos buenos días de Víctor y...veinte mensajes de Sergio. Me llevo la mano a la cara, ay dios...¿Que hago? No quiero dejar lo que sea que estabamos empezando pero..Sus juegos..Sus gustos sexuales..No, no los sigo ni los comparto, ni tan si quiera puedo respetarlos aunque suene egoísta o de mala persona.
Respondo todos los mensajes menos a los de él, dejo el móvil donde estaba y me levanto de la cama para lavarme la cara y los dientes tras levantar la persiana y abrir la ventana.
Mientras me preparo el desayuno, Luis se me viene a la mente, todo era tan sencillo con él, o al menos lo parecía, quizá si no me hubiese cambiado por esa..Ay..Ya da igual, no tiene sentido revolver la mierda, eso solo hará que apeste más. Tengo a dos hombres, ambos inteligentes, guapos, trabajadores, sinceros, cariñosos...Pero a uno de ellos no le importaría compartirme con una manada de tíos sedientos de sexo, y el otro, no me compartiría ni con Dani.





Me meto en la ducha mientras conecto Spotify y pongo a toda pastilla “Don't stop believin de Journey” La canturreo mientras el agua caliente recorre mi cabello y mi cuerpo y cuando estoy en pleno auge, la canción se corta por que recibo una llamada entrante, el tóno de llamada me confirma que así es. Con los ojos llenos de espuma me asomo por la mampara, logro ver que es Sergio quien me llama por lo que, alargo el dedo y cuelgo para seguir deleitándome.
La música sigue sonando, me enjuago el pelo y todo el cuerpo y mientras escucho el solo de guitarra, de nuevo una llamada la corta. Me envuelvo en la toalla y salgo de la ducha, de nuevo es Sergio, vuelvo a colgarle y un segundo después de hacer eso, suena el timbre de casa.
Oh dios..Espero que no sea lo que estoy pensando y mi sexto sentido me engañe.
Salgo del baño y camino hacia el recibidor silenciosamente, miro por la mirilla y..¡Mierda! ¡Sí, es Sergio! Bueno, fingiré que no estoy -Pienso- Pero entonces, su voz se encarga de hacerme saber que no cuela.

—Mara, se que estás dentro, te he oído cantar desde aquí. Por favor..Morenita, abre la puerta, vamos..

Me paso la mano por la cara y pienso unos segundos, tras decidirme, cojo aire, me giro y quito el cerrojo para abrir del todo la puerta.

—Vaya, no esperaba que me recibieras así. Aunque eso no quita que me haya enfadado que me cuelgues, dos veces.—Dice en un tono algo dominante.

—¿Que haces aquí?.

—¿Puedo pasar?—Pregunta con cara de corderito.

Yo asiento y me hago a un lado para que pase, cerrando la puerta tras él. Antes de que pueda artícular palabra, tengo sus labios pegados a los míos y sus manos puestas en mis mojadas mejillas. Me agarro la toalla y coloco una de mis manos sobre su muñeca, correspondiendo aquel beso improvisado, cuando lo deshace, apoya su frente contra la mía y me mira a los ojos.

—Mara...

Yo no digo nada, solo lo observo.

—...Lo de anoche..Yo..No quiero perderte.— Finaliza en un débil murmuro sobre mis labios.

—Sergio, tus gustos..Yo..Yo no puedo hacer esas cosas, no me gustan llamame tradicional, estrecha, lo que quieras pero, no podré complacerte así.

—Puedes probarlo, podría gustarte, conozco muchas mujeres que se han negado y han acabado accediendo.

Niego con la cabeza y me separo de él, apartando sus manos de mis mejillas mientras el me mira desconcertado.

—No Sergio, quizás, quizás debas estar con una persona que comparta eso contigo

El rubio ladea la cabeza, mirándome mientras yo aprieto los labios para atrasar las lágrimas que querían brotar por mis ojos.

—¿Que? Mara yo no quiero otra que no seas tú, es solo cuestión de que lo pruebes, podemos pasarlo muy bien juntos. —Sugiere mientras se acerca a mi, yo retrocedo.—

—No quiero probarlo. Y tampoco te voy a pedir que lo dejes de hacer. Lo siento Sergio, pero sea lo que sea que hayamos empezado. Tiene que acabar aquí. Vete por favor.

—Mara..No, hey, morenita..— Veo como acerca la mano a mi rostro, para levantarme la mirada y yo la rechazo.

Durante un par de segundos, el silencio mas absoluto inundó el recibidor del apartamento, lo único que podía oirse de fondo era el poco tráfico de la calle. Luego, sin decir nada más, pasa por mi lado y antes de llegar a la puerta se detiene, noto como sus ojos se fijan en mi por última vez mientras mis lagrimas afloran por el lagrimal de mis ojos, oigo como la puerta se abre y acto seguido se cierra de un portazo. Sin remedio, comienzo a sollozar mientras me dejo caer al suelo sin nada mas que la toalla cubriendo mi cuerpo aún húmedo, me tapo la cara con las manos, deseando no haber hecho eso, deseando no haber tenido que llegar a tal punto pero, no hay solución, ni yo voy a pedirle que cambie por mí, ni voy adaptarme al intercambio de parejas. Lo que alguna vez empezó, hoy a terminado.  

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