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Me gusta todo de ti.

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lunes, 28 de diciembre de 2015

Capitulo 19

19




Al verle me quedo en shock, es la última persona en la faz de la tierra que esperaba encontrarme al volver a casa. Mi decepción es tal, que no puedo contener las lágrimas, arrugo los labios y pongo pucheros cual niña pequeña, Víctor en seguida suelta el asa de su maleta de viaje y me apega con sus brazos junto a él, los primeros segundos me limito a llorar sin hacer ruido, de forma silenciosa y sin responder su abrazo pero, después, rompo a sollozos y rodeo su cintura con mis cortos brazos. Noto como besa mi coronilla y yo me dejo mientras cierro los ojos con fuerza, no solo por el llanto si no por que para colmo el rimel me ha entrado en los ojos y me escuece lo mas grande, pasados unos segundos me separo de él, quien limpia mis lágrimas con sus pulgares sin decir nada, es lo que me gusta de él, que no me agobia, no me pregunta que me ocurre, solo espera a que yo este calmada, tranquila o lista para contarlo y desahogarme.
Suspiro hondo y consigo a pesar del escozor de mis ojos, mirarle, esta especialmente guapo esta noche y eso que va en sudadera y vaqueros, sudadera a la que le he dejado unos buenos manchurrones de maquillaje...


—¿Que ha pasado para que llores así, nena?.—Me pregunta.

Yo ni si quiera sé si responder, sé que si se lo cuento es capaz de ir en busca de Sergio pero si no se lo cuento yo misma explotaré ya que, no pienso contárselo ni a las chicas. Me echo el pelo hacia atrás y vuelvo a suspirar mientras los mechones vuelven a su sitio.

—Te lo puedo contar con un café, ¿quieres subir?.

Víctor asiente lentamente y yo abro la puerta, sosteniéndola para que pueda entrar con su trolley de viaje. Luego la suelto y dejo que se cierre sola para encaminarme con el hacia el ascensor.




Taza de café en mano, le cuento lo sucedido, puedo ver como aprieta la mandíbula incluso como se le nota un extraño tic nervioso en la parte derecha. Sus ojos pareciera que se han oscurecido y sus dedos se entrelazan con demasiada fuerza unos con otros, yo trago saliva temiendo que salga en cualquier momento por la puerta y se vaya a buscar a Sergio por todo Madrid. Suelto mi taza de café y pongo una de mis manos sobre las suyas mientras lo miro, el me mira y noto como su mandíbula se relaja al igual que sus manos, las cuales toman la mía tiernamente.

—Creo recordar que intenté advertirtelo Mara pero..

—Lo sé. —Le interrumpo —. Pero no imaginaba que...No sé Víctor, pensé que podría ser mujeriego, todo lo que tu quieras pero no..Compartir como si fuera un trozo de carne y menos con ese tatuado al que no soporto.

—¿Que vas a hacer con él?

—No quiero volver a verle.—Respondo de manera contundente.

El se ríe de forma irónica.
—Lo tienes complicado, es tu jefe.

No le falta razón, y después de lo de esta noche a puesto a que voy a tenerle mañana temprano en la tienda para “inspeccionar” que todo vaya bien. Aún así, no voy a renunciar a mi trabajo por él, la vida que dejé en Sevilla he logrado plasmarla aquí, con mis amigas y con este gaditano que es un trozo de pan..Hablando de él..¿Que hacía en mi portal a estas horas?.

—Bueno, da gracias a que, por cosas del destino vine a ver si estabas en casa.—Dice como si me estuviera leyendo los pensamientos.

—¿Acabas de volver de La Rioja?—. El asiente.

—En un par de semanas inauguro mi restaurante, me gustaría que vinieras, si quieres claro.

Yo asiento con una media sonrisa, me encantará estar allí y es lo mínimo que se merece después de que, sin saber como, siempre aparece en el momento indicado. Eso me hace cuestionar muchas cosas la primera: ¿Y si realmente es él con quien debo quedarme? Sergio hasta hoy, no hace mas que darme problemas, decepciones, solo me hace derramar lágrimas. Sin embargo Víctor me reconforta, me calma y..Me gusta, esos ojos azules me tienen embobada tanto como los de Sergio..¡Ay dios mío! Estoy hecha un lío a pesar de la faceta de mi jefe que he descubierto.
De repente, el tono de llamada de mi teléfono móvil interrumpe mis pensamientos y ese pequeño instante de silencio entre los dos, me levanto para sacarlo del bolso y veo que es Lorena quien me llama, imagino que debe de estar preocupada por mi.

—Dime.

—Cielo. ¿Dónde estás? Sergio te ha hinchado a perdidas y mensajes, está como loco buscándote. —Me dice desesperada.

—Estoy en casa Lorena, no le digas nada no quiero que..

El timbre de la puerta me interrumpe, le digo a Lorena que espere un segundo y Víctor se levanta para abrir, le hago un gesto con la mano para que no se preocupe, que ya voy yo a pesar de no saber quien demonios puede venir a mi casa a esta hora, quizá sea Isa o Miriam que vengan para quedarse. Aún con el teléfono en la oreja, empujo hacia abajo el tirador y abro, palidezco por completo al ver con quien me encuentro.

—¿Mara? ¿Sigues ahí?—Me dice Lorena al otro lado del teléfono.

—Luego te llamo.

Cuelgo de inmediato y tras de mi, antes de que Sergio pueda formular palabra, aparece Víctor, supongo que para ver de quien se trata a estas horas de la noche. No he tenido un momento mas incomodo desde cuarto de secundaria, cuando me dieron un balonazo en medio de todo el mundo en el patio, que mal lo pasé. Estoy en medio y dándole la espalda a uno y la cara a otro y aún así, puedo notar, sin ver a Víctor como se miran con ganas de liarse a hostias entre los dos. ¿Y ahora que digo? ¿Que hago? ¿Como rompo este silencio y esta situación? Tierra trágame.

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