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Andando y andando casi sin decir
palabra llegamos al retiro, pero antes de cruzar para adentrarnos en
aquel hermoso parque Víctor me señala una heladería, yo echo un
vistazo y asiento. La verdad es que me apetece un helado pero tengo
algo claro, no pienso dejar que me invite, si hago eso su orgullo de
macho ibérico volverá a salir a flote y como que no. Caminamos
juntos y entramos a la heladería, me paseo por el mostrador
observando los sabores: Chocolate y mente, frutas del bosque,
galleta, leche merengada y..Vainilla, uno de mis favoritos. Le pido a
la chica una tarrina pequeña de helado de vainilla y en seguida me
la prepara, me sirve una bola de helado en dicha tarrina bajo la
atenta mirada de Víctor, yo le miro de reojo y pienso en que nos
hemos llevado todo el camino sin hablar de nada, no me gustan las
salidas con silencios incómodos la verdad y mucho menos después de
que yo debería estar en casa por que para Sergio se supone que estoy
enferma..Que mentirosa y que mala persona soy..
La dependienta me da mi helado de
vainilla y Víctor le pide uno de chocolate, se lo sirve también
poniendo una bola de helado en su tarrina mientras él lo coge me
apresuro a sacar unas monedas de mi bolso pero antes de dejarlas
sobre el mostrador el moreno ya ha pagado, lo miro algo seria y
suspiro a modo de que no me ha gustado ese gesto, el sonríe
victorioso y con una mano me invita a que salgamos de la heladería,
salgo por delante de él algo molesta haciendo resonar mis tacones en
el establecimiento y luego fuera sobre el acerado. Pruebo un poco de
mi helado mientras él me alcanza poniéndose a mi lado y cruzamos
para entrar en el parque.
Dejo el helado de lado por un momento
para observar El Retiro, es realmente precioso y me recuerda mucho al
Parque de Maria Luisa en mi Sevilla de mi alma, sonrío con nostalgia
mientras disfruto de la gama de verdes que se pueden apreciar gracias
a que aún luce el sol. Vuelvo a comer de mi helado sintiéndome
bastante intimidada por que sé que tengo los ojos de Víctor
clavados en mí y eso me inquieta demasiado. Finalmente llegamos a un
banco cercano al lago y me siento, el gaditano hace lo mismo y se
sienta a mi lado, para romper el hielo trato de sacar un tema de
conversación y a ver si así logro que deje de mirarme.
—¿Cuanto tiempo llevas en La Rioja?.
Clava sus ojos en los míos y yo bajo
la mirada para comer de mi helado.
—Solo unos meses.— Me responde.
—¿Por que te mudaste? Con lo bonita
que es Cádiz..
Después de decir eso tomo otra
cucharada del que puede que sea el mejor helado de vainilla que he
probado en mi vida, ni los de la heladería de Chipiona están así
de buenos. Él hace lo mismo y saborea su helado de chocolate antes
de responderme.
—Por trabajo, pero siempre voy en
verano a Cádiz.
Aparto la mirada de él, no puedo
mantenerla mas y la dirijo hacia el lago mientras vuelvo a tomar una
cucharada de mi helado, el cuál se me estaba terminando por
desgracia para mí.
—Yo también suelo veranear allí, me
encanta Cádiz.— Acoto sin mirarle.
De reojo veo como Víctor tuerce una
sonrisa cuando yo aparto mi mirada de él y en seguida llama mi
atención con sus palabras.
—Es extraño entonces que no nos
hayamos visto antes allí, algo me dice que este verano nos
encontraremos. No me cabe ninguna duda.— Afirma el moreno.
Yo lo miro sorprendida ante semejante
afirmación y curvo mis labios hacia abajo mostrando una mueca de:
“Vale, si tu lo dices.”. Rebaño la tarrina al tomar la última
cucharada de mi helado y cuando la termino me levanto para tirarla en
una papelera que había no muy lejos de nosotros, camino hacia ella y
la deposito allí, al volver con cuidado de no caerme con los tacones
alzo la vista y como no, ahí está Víctor mirándome fijamente.
Agacho la mirada de nuevo y me siento a su lado en el banco cruzando
las piernas, y sin poder morderme mas la lengua se lo suelto.
—¿Por que me miras tanto?.— Frunzo
el ceño mirándole.
Él sonríe con cierta perversión en
su rostro, mira hacia abajo humedeciéndose los labios con la lengua
y de nuevo retoma sus ojos hacia mi.
—No tengo nada mejor que mirar.
Ésta vez le mantengo la mirada y alzo
ambas cejas.
—Bueno tenemos un precioso parque a
nuestro alrededor, probablemente uno de los parques mas bonitos de
España.— Respondo cortante.
—Para mi gusto señorita García, es
mas bonito lo que tengo delante ahora mismo. Debo decir que el negro
y esos labios rojos le sientan genial.
Mi pulso acaba de acelerarse por una
milésima de segundo y tragando saliva miro hacia otro lado.
—Estás coqueteando demasiado
conmigo.— Vuelvo a mirarle, con gesto serio.
—Yo no coqueteo.— Responde y su
sonrisa se borra de su rostro.
—Pues estás mostrando lo contrario.
Víctor aprieta la mandíbula y yo
evito que una sonrisa salga por la comisura de mis labios. Luego
separa los labios para responderme.
—Si te muerdes la lengua, te
envenenas ¿no?. —Alza una ceja mirándome.
Me encojo de hombros y con eso le doy
mi respuesta. Por supuesto que sí, siempre digo lo que pienso y
mucho más cuando se trata de un tío como éste. Rio para dentro
mientras él al fin me quita la vista de encima y dirige su mirada
gris o azul o no termino de saber de que color son sus ojos hacia el
lago.
—¿No tienes novia?.— Pregunto para
cambiar de tema y el toma una cucharada de su derretido helado de
chocolate.
Niega con la cabeza y me responde.
—No soy de novias.
Alzo ambas cejas sorprendida. ¿No
tiene novia? Cualquier mujer al igual que pasa con Sergio querría un
novio así, bueno tampoco lo sé por que éste hombre es muy rarito,
muy intimidante, muy intenso, me siento a veces como Anastasia
Steele.
—Pues que raro.— Espeto.
Veo como alza una ceja al oírme y
ladea la cabeza.
—¿Por que es raro?.
Me encojo de hombros acomodándome en
el respaldo del banco.
—No sé, eres guapo, empresario..El
sueño de cualquier mujer.
Sonríe travieso ante mi respuesta a su
pregunta y vuelve a comentar.
—Yo no soy de novias. ¿Quieres
probar mi helado?. Es chocolate belga está muy rico.
Asiento. ¿Por que no? El chocolate
también me gusta y además el belga nunca lo he probado. Coge una
cucharada y la acerca a mis labios, abro la boca esperando recibir el
sabor del chocolate en mi paladar y entonces queriendo, me mancha la
comisura de los labios con la cuchara, lo miro entrecerrando los ojos
a modo de cazador furtivo y el sonríe triunfal, después me deja
probar el helado aún con la comisura de mi labio levemente manchada
de chocolate belga.
—Te limpiaré.— Dice él.
Saca del bolsillo de su chaqueta un
clinex, se acerca más a mi y muy cerca de mi rostro alza la mano en
la que llevaba el clinex, la acerca a la comisura de mis labios y yo
inconscientemente separo los labios mientras el con suavidad retira
el chocolate, lo estoy mirando a los ojos y él también me penetra
con la mirada. En se momento por el rabillo del ojo puedo ver que
alguien se ha parado frente a nosotros, quizá sea algún mendigo de
los que suele haber por los parques, eso pienso hasta que escucho su
voz.
—Vaya, ¿así es como te curas Mara?.
Reconozco su voz al momento y
rápidamente me separo de Víctor, giro la cabeza y mis peores
temores se confirman, veo a Sergio con camiseta de manga corta de
color rojo y pantalón de chandal, mi gesto lo dice todo, creo que me
he vuelto tan blanca que casi soy transparente. Madre mía..¿Y ahora
que hago? ¿Que le digo? No tengo ninguna excusa. Sergio me mira
enfurecido y a Víctor..Si su mirada azul matase, Víctor estaría
mas que muerto, enterrado. El rubio se cruza de brazos esperando una
explicación que sin duda no puedo darle, le he mentido y el karma me
lo ha devuelto, me ha pillado en una situación mas que comprometida
con el gaditano, mi respiración está acelerada y tengo el estómago
revuelto. No sé como salir de esta ni que decirle por que diga lo
que diga, no va a perdonarmelo.
Ups y recontra Ups, ahora si se le arma a Mara!!!!
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