3.10
Estamos comiendo, comida china para
cambiar un poco los hábitos de vida. Mientras comemos les explico a
las chicas mi situación y cuando termino se miran entre ellas y
luego me miran a mi hasta que finalmente Isa toma la palabra.
—Nena, yo pienso que Sergio es un
tiarrón y que sinceramente has hecho mal en no ir a comer con él y
menos después del meneo que te dió anoche.
Todas reímos y a mi casi se me sale el
arroz por la naríz. Cuándo paramos de reír la palabra la toma
Nerea y proseguimos la charla.
—Además que solo tienes que
comparar. No tiene nada que ver con Luis apuesto a que es dos veces
mejor en todo..¿no?.—Me mira con una sonrisa pervertida y yo algo
ruborizada asiento.
—¿Entonces por que no me apetecía
ir a comer con él? Llevo queriendo esto desde que le conocí en la
discoteca y mucho más al ver que era mi jefe..Y sin embargo hoy he
dejado pasar el tren.— Suspiro al responder mientras cojo unos
trozos de pollo.
—Sencillamente, por que te da miedo
lo desconocido pero si no lo conoces, jamás dejará de ser
desconocido. —Apunta Lorena.
Todas nos quedamos en silencio
reflexionando, la verdad es que mi rizos tiene razón. Si no empiezo
a conocerle jamás dejará de ser desconocido y nunca avanzaré no
con él, si no también en relaciones futuras. Seguimos comiendo y
mientras le sigo dando vueltas a las palabras de mis consejeras
profesionales, sinceramente no voy a llamarle ahora, quizá mañana o
esta noche pero hoy lo que necesito es una buena tarde en la mejor
compañía. Al coger el vaso me da por mirar de reojo a Nerea e Isa,
están haciendo manitas debajo de la mesa, se nota por como se
miran..¡Ay madre! Que al final estas dos se me cambian de acera..
Terminamos de comer y entre todas
recogemos la mesa, Miriam pone el lavavajillas y se acerca a mi.
—¿Estás bien?.— Yo asiento y ella
me sonríe.
—¿Habéis recibido las invitaciones
de Consoli y Javi?.— Dice Isa de repente.
—¡¡Sí!!— Responde Miriam con
efusividad. —Muero de amor en serio, son los primeros del grupo en
casarse eh.
—Yo lo predije, que acabarían
casados.— Digo entre risas.
—Pues Mara cariño, dime el número
de la lotería. — Me dice Lorena y todas reímos.
Empiezan a burlarse de mi diciéndome
cosas como: “La pitonisa Mara” “¿Quieres una bola de cristal
por reyes?” Rio a carcajadas con ellas, se me había olvidado lo
geniales que eran y la buena terapia que acababan haciendo conmigo.
Justo en el segundo en el que terminamos de reír suena el timbre,
rodeo la cocina y camino hasta el recibidor abriendo la puerta, al
ver de quien se trata me sorprendo de tal forma que mis labios se
separan solos, es Víctor. ¿Que hace aquí? O mejor dicho. ¿Cómo
sabe dónde vivo?. Ante mi reacción y como si me leyera el
pensamiento habla mientras me mira fijamente con una pervertida
sonrisa.
—Veo que te sorprende que esté
aquí.
—Considerando que no sé como
has conseguido mi dirección, sí.
Se encoge de hombros de manera un
tanto chulesca.
—Tengo mis contactos. Puesto
que te fuiste de Las Vegas sin despedirte tras ver aquella vergonzosa
escena de Sergio, me he propuesto venir a ver como estabas.
—Bien, gracias.— Respondo en
un tono bastante seco.
No me hace ni pizca de gracia que haya
encontrado mi dirección tan fácilmente y menos aún que se haya
presentado aquí, parece un acosador.
—¿Estás ocupada?.
—La verdad es que..—Antes de
que pueda terminar la frase Miriam aparece tras de mi.
—Nena donde tienes la..—Mi
mejor amiga se queda pasmada durante unos segundos observando a
Víctor y yo la miro alzando una ceja, al ver que no reacciona
chasqueo los dedos y entonces parpadea y le entra la risa floja
mientras me mira. —La cerveza, que no la veo.
—En el congelador.—Le hago un
gesto con la cabeza para que se vaya al salón a la cocina o a donde
quiera pero fuera de esa situación, en seguida lo capta y se marcha.
Dirijo la mirada de nuevo a Víctor, a
quien veo con una sonrisilla en los labios, supongo que por la
reacción de mi amiga al verle, dios que vergüenza, se ha quedado
ahí como una panoli mirándole, como cuando una fan de Justin Bieber
lo ve en la tele, pues igual.
—Veo que si que estás ocupada ahora,
en ese caso, paso por ti a las seis.— Se gira para marcharse y
enseguida frunzo el ceño y reacciono.
—¿Perdón? No voy a ir contigo a
ningún sitio a las seis.
Él se gira y me mira seriamente dando
un paso hacia mi.
—Paso por ti a las seis. No me
rechistes.
—No pienso ir contigo, tienes una
cara de pervertido que echa para atrás así que adiós muy buenas.
Nadie me dice lo que tengo que hacer.— Me pongo frente a él y
acepto el duelo de miradas que él había establecido.
Sonríe con cierta ironía y se acerca
más a mi, tanto que siento su aliento sobre mis labios. Mi corazón
palpita con demasiada rapidez, me da miedo pero a la vez no, y
entonces murmura:
—Te sorprendería saber lo pervertido
que puedo llegar a ser. Sé puntual.
Me quedo sin aliento ante semejantes
palabras y directamente le cierro la puerta en cuanto me da la
espalda, al hacer aquello me veo a las cuatro marujas asomadas por el
marco del salón y ruedo los ojos mientras ellas están pasmadas,
solo les faltan las palomitas. Entro de nuevo hacia el salón y
comienza el bombardeo de preguntas: '¿Quien es?' '¿Como se llama?'
'¿De que lo conoces?' y comentarios tipo: '¡Esta buenísimo!' 'Aquí
huele a triangulo amoroso que apesta'. Justo después de esos
comentarios, nos sentamos todas en el sofá al rededor de la pequeña
mesa del salón, respondo a sus preguntas una por una y les cuento
donde lo conocí y quien es y sobre todo, que no le dije donde vivía
y que ha encontrado mi dirección vete tu a saber por que medios.
—Madre mía..Es un Christian Grey a
la española.
—Más bien a la gaditana, es de
Cádiz.— Respondo con rapidez.
—Muy buenas playas, si señor.—
Dice Nerea con humor y todas nos reímos. —Yo suelo ir en verano
con mi madre, si quieres venir y le visitas..—Me da un par de
codazos en el brazo y yo rio negando.
—Actualmente vive en La Rioja. De
todos modos ¿por que siempre os adelantáis a los acontecimientos?.—
Pregunto frustrada.
Las cuatro se miran y al unísono
dicen: ¡Somos pitonisas!. Las carcajadas resuenan en mi salón
después de semejante comentario y mientras ellas beben cervezas y yo
y Lorena un cocacola seguimos comentando el tema de la boda de mi
prima, y de la pareja tan unida que han formado siempre, en el fondo
me dan envidia, pero envidia sana por que hacen una pareja perfecta,
tienen una complicidad y una confianza que jamás había visto, ni
siquiera en mis padres. Seguimos hablando de mas cosas, aunque el
tema de que han hecho Nerea e Isa estos días sale varías veces
ellas lo esquivan, se limitan a decir que han estado estudiando y
trabajando, por lo que veo solo yo sé la verdad, básicamente por
las pillé en mi cama desnudas y abrazadas. Quien me lo iba a decir,
aunque a veces pienso que el amor entre dos mujeres debe ser mucho
más bonito y sencillo que entre un hombre y una mujer, se entienden
mejor de lo que los hombres nos entienden a nosotras y de lo que
nosotras podemos entenderlos a ellos por que a veces, ellos son mil
veces peores.
A las cinco y media me las veo a todas
recogiendo los botellines de la mesa y tirándolos a la basura, se
colocan sus chaquetas y yo me levanto extrañada.
—¿Os vais ya?.— Pregunto mientras
las miro.
—Tienes una cita que atender.—
Responde Lorena mientras se coloca bien el cuello de su chaqueta.
Yo suspiro, ruedo los ojos y niego
llevándome una de mis manos a mi frente.
—No voy a ir a ningún sitio. No está
bien que deje plantado a Sergio y ahora me vaya con su “amigo”.—
Hago el gesto de las comillas con los dedos y las miro.
Isa se acerca a mi con paso firme y me
agarra de los hombros mirándome a los ojos.
—Gordi, tienes que empezar a dejar de
pensar en lo que está bien o mal. Te has llevado tres años y medio
desviviéndote por una persona. Empieza a desvivirte por tí,
disfruta de lo que venga por que al fin y al cabo eso es lo que te
vas a llevar.— Me da un pico a modo de despedida y yo después
suspiro, la verdad es que no le falta razón a la mocosa ésta.
Las despido y cierro la puerta, voy a
quedarme con lo que tengo puesto y voy a ponerme solo los tacones que
tenía pensados para el almuerzo con Sergio. Me doy un rápido
retoque en el maquillaje y aprovecho para alisar un poco mas mi pelo,
me miro al espejo y suspiro satisfecha, la verdad es que estoy
perfecta y no suelo decirme cosas así a mi misma todos los días.
Salgo del baño y voy hacia mi habitación cogiendo mi bolso de mano
de la mesilla de noche, al cogerlo, la nota de Sergio cae al suelo y
me agacho a recogerla, al releerla siento algo de pena por no haber
ido pero se lo compensaré el lunes con un almuerzo, bueno si es que
quiere verme claro. Guardo el móvil, las llaves, el pintalabios rojo
y un pequeño monedero con dinero, mi DNI y mi tarjeta de crédito.
Tengo ganas de coger mi FIAT que lo tengo bastante abandonado pero
por Madrid cogerlo es un pa ná..Cuando termino de guardar todo,
suena el telefonillo, miro mi reloj del salón y son las seis en
punto. Camino hasta el recibidor y abro la puerta cerrándola luego
con llave, llamo al ascensor que en seguida viene y me subo a él
pulsando la tecla 0, noto cierto hormigueo en el estómago, voy a
salir con un acosador que ni siquiera sé a donde me va a llevar,
estoy realmente perdida. Cojo aire antes de salir del ascensor y me
relajo, abro la puerta y cruzo el rellano hasta abrir la cancela y
encontrarme con él. Me mira de arriba a bajo y yo me cruzo de brazos
alzando una ceja.
—Vaya nena, estás tremenda.—Me
dice el pervertido.
—¿Nena? ¿Te has leído cincuenta
sombras de Grey?.— Le digo a modo de burla y el frunce el gesto.
—¿Que es eso?.— Me pregunta.
¿En serio? Cualquier hombre de hoy en
día sabe que saga es. Lo miro casi ofendida y respondo.
—Es una triología de libros
eróticos, sumisión, sado..Etcétera. Él protagonista llama “nena”
a la protagonista.
Él alza ambas cejas, casi parece
sorprendido y luego vuelve a aparecer, ahí está esa sonrisa
perversa que tanto me inquieta.
—Interesante, pero no he oído hablar
de dicha triología, digo nena por que me sale así.— Responde algo
cortante.
—¿Así llamas a todas las que te
pasas por la piedra?— Alzo una ceja mirándole y el me mira
fijamente más serio de lo que lo vi antes frente a mi puerta.
—No. Eres la primera a la que llamo
así. Vámonos.— Eso último casi ha sonado a orden.
Comienza a caminar y yo le sigo. No lo
ha negado, se pasa por la piedra a todo lo que se mueve odio a los
tíos así, menudo asqueroso. Pero he conseguido lo que quería: Uno
impresionarle y dos aplacar su chulería de macho ibérico gaditano.
Me ha gustado mucho este capítulo. Lo de Víctor no me lo esperaba para nada.
ResponderEliminarBesos ;)
Hola cuando vas a publicar nuevos capítulos???
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