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Rápidamente me levanto del banco y
Víctor me imita, no sé que decir así que me limito a improvisar de
lo que he visto en las películas y series cuando se presentan
situaciones como esta.
—Sergio, no es lo que parece.
El rubio da un par de paso hasta quedar
frente a mi con los brazos cruzados sobre su pecho y ladea la cabeza
mirándome.
—Estoy deseando que me expliques que
es.
Separo los labios para darle dicha
explicación pero entonces Víctor se mueve colocándose entre los
dos, saco la cabeza por un lado para poder ver así a Sergio y veo
como aprieta la mandíbula. ¡Ay madre que se matan! El rostro de mi
jefe permanece impasible, no logro ver el de Víctor pero seguro que
están en un duelo de miradas y entonces, el gaditano habla.
—Mara está conmigo, podriáis
hablarlo en otra ocasión.—Dice el de los ojos bonitos mientras
Sergio le lanza una mirada asesina tras escucharle.
Se masca la tragedia, se masca en
gordo.Sergio da un paso y ambos están encarados, rápidamente
reacciono, salgo de la espalda de Víctor y me pongo entre los dos
separándoles, al segundo tengo los ojos azules del rubio y los ojos
de color...raros del moreno clavados en mí, me giro y miro al
gaditano.
—Víctor..¿Podríamos vernos en otro
momento?.— Le pongo cara de situación. El suspira levemente y
accede por mi. Le sonrío y acaricio su brazo levemente.
Finalmente, y lanzando una mirada
asesina a Sergio, el “pisha” se marcha dejándonos a Sergio y a
mi a solas, cuando lo veo marchar me giro hacia el rubio, el mismo
rubio que me mira con ganas de asesinarme. Trago saliva y de nuevo
logra hacer que me intimide, le bajo la mirada y el con su gesto frío
como el hielo se impacienta. Puedo notarlo por los breves toques que
da con la punta del pie sobre el albero del parque.
—Sigo esperando una explicación.—
Espeta.
Alzo la vista y lo miro a los ojos,
suspiro y niego levemente con la cabeza.
—Te he mentido, y sé que piensas que
lo he hecho para quedar con el pero te prometo que no es así, mis
amigas pueden decírtelo.
—No necesito que tus amigas me digan
nada, la que tiene que dar explicaciones eres tú, Mara.— Su tono
suena muy muy cabreado, y muy exigente, muy seco..La he cagado.
—Me entró el miedo, después de lo
de anoche..No sé, Sergio, he sufrido mucho, pero mucho con mi ex
novio, no te haces una idea de cuanto. Tengo miedo, me aterra haber
ido tan rápido contigo, me aterra la idea de volver a acostumbrarme
a una persona y que acabe dañándome.— Me encojo de hombros y
separo levemente las manos de mi cuerpo. —Lo siento, él se
presentó en mi casa, no aceptó un no por respuesta y solo quería
dejarle contento hoy para que no estuviera en plan acosador.—Suspiro
al finalizar y vuelvo de nuevo la vista hacia él.
Puedo ver que su gesto ha cambiado,
poco pero ha cambiado, no está tan serio, ni tan impasible ni tan
frío, pero tampoco le brillan los ojos ni aflora ninguna sonrisa por
la comisura de sus labios. No sé que está pensando en éste momento
y me encantaría saberlo, descruza los brazos y se rasca el mentón
una vez con su dedo índice apartando sus preciosos e intensos ojos
azules de mi solo un segundo. Vuelve a mirarme y su mano derecha se
acerca a la mía, la coge y la acaricia mientras yo noto que me estoy
derritiendo como el helado que anteriormente Víctor se estaba
comiendo, ahí está otra vez, ese escalofrío que recorre mi cuerpo
cuando el me toca. Algo que solo pasaba con Luis, espero expectante a
que diga algo, al ver que no lo hace, separo mis labios para hablar
pero el pone el dedo índice de su mano izquierda sobre mis labios,
haciéndome callar.
—Puede que nos hayamos precipitado,
pero ambos lo hemos disfrutado. Debiste decirme el por que no querías
comer conmigo, en lugar de decirme que no te encontrabas bien. Mira
lo que ha pasado, te he encontrado aquí, con Víctor bastante cerca
de tus labios, esos labios que estoy deseando besar pero que no
besaré a modo de castigo.— Dice mientras una sonrisa traviesa se
dibuja en sus labios y yo no puedo hacer otra cosa que mirarle con
cara de boba.—¿Cómo crees que me he sentido al ver esto, Mara?.
—De verdad que lo siento,
Sergio...Tienes razón debí de haberte dicho la verdad desde el
primer momento.— Suspiro abrumada, lo he hecho mal, que digo mal,
¡Fatal!.
El rubio me atrae hacia el y me rodea
con los brazos depositando un beso en la coronilla, ha cumplido su
palabra, no va a besarme aunque yo me muero de ganas por que lo haga
en este momento. Yo rodeo su cintura con mis brazos y escondo la cara
en su pecho, el acaricia un poco mi espalda y luego los dos a la vez
deshacemos el abrazo. Me mira y me sonríe, yo lo miro y le sonrío.
Me coge del mentón con su dedo índice y se acerca a mi rostro.
—Tengo que confesar, que me ha
gustado sentir celos, mas bien, me ha excitado. He tenido ganas de no
volverte a ver en mi vida y a la vez..—Roza su nariz con la mía
mientras vuelve ese escalofrío, el que sólo él sabe
producirme.—..de cogerte en brazos, llevarte a unos arbustos
frondosos y follarte ahí mismo para desahogar mi enfado.
Abro los ojos como platos y reprimo un
leve jadeo al escuchar semejantes palabras, no sé que responder, no
sé que hacer, bueno ¡que coño! Si que se lo que quiero hacer,
quiero llevarlo a casa, meterlo en mi cama y repetir lo de anoche
pero con creces, le deseo, y le deseo ahora mismo y más tal y como
está vestido, este estilo deportivo que lleva..A este hombre le
sienta bien todo lo que se ponga. Mi jefe se muerde el labio al ver
mi reacción y separa su nariz de la mía, y su rostro del mío
dejándome con el calentón, o al menos eso se cree él. Cuando se
separa lo atraigo hacia mi tirando de su camiseta, me alzo poniéndome
levemente de puntillas y pego sus labios con los míos mientras llevo
una mano a su nuca, lo beso con deseo, con pasión y con ganas, ganas
de él. Sin dudar me corresponde agarrando mis caderas con sus manos,
introduce la lengua en el interior de mi boca y la explora hasta
encontrarse con la mía, una vez juntas, las enlazamos en un juego
sensual y dulce a la vez, se pega más a mi y puedo notar su erección
mas claramente gracias a la ropa deportiva, en ese momento deshago el
juego y le muerdo el labio, deshaciendo también dicho beso que yo
misma he comenzado. Lo miro a los ojos y puedo ver como arden los
suyos, ahora soy yo la que está sonriendo con picardía.
—No hay nadie en mi casa...—
Murmuro sensualmente mientras paso mi dedo índice por su labio
inferior.
El me imita y pasa un dedo indice por
mi cuello bajándolo hasta el canalillo y me dice con voz ronca:
—¿Y a que esperamos? Me encanta el
estilismo que llevas pero, mas me va a encantar arrancarte la ropa.
Sonrío ampliamente al oírle y me
muerdo el labio inferior, le tomo de la mano y entrelaza sus dedos
con los míos mientras los dos, al mismo ritmo caminamos para salir
de El Retiro lo antes posible.
Introduzco la llave en la cerradura
como puedo, Sergio no deja de devorarme a besos, de tocarme y casi no
me deja abrir la puerta, está excitado y yo también, finalmente
giro la llave y abro, al entrar casi nos caemos lo que provoca una
leve risilla entre los dos, el rubio cierra la puerta y se deshace de
su riñonera donde intuyo que tendrá sus pertenencias, después me
arrebata mi bolso de mano y lo deja sobre el recibidor mientras sin
dejar de devorar mi boca me va guiando hasta el salón y a la vez se
deshace de mi chaqueta, sigue llevándome hacia el salón, voy de
espaldas y no sé que hay tras de mi hasta que tropiezo con el sofá,
yo caigo y el cae sobre mi pero esta vez no nos reímos, estamos
justo dónde queremos, me acomodo un poco más sobre este y el hace
lo mismo, pero sobre mi. Comienza a desabrochar los botones de mi
camisa depositando un beso después de liberarme de cada botón, a lo
que yo respondo con leves suspiros. Bajo las manos y agarro el borde
de su camiseta para subirla, el levanta los brazos y así me ayuda a
quitársela, ya tengo su torso y su espalda desnuda sobre mi, el
vuelve a lo suyo y me besa entre ambos pechos, el abdomen y cuando
llega a la altura del ombligo desabrocha mi pantalón, no lo consigue
y me mira sonriendo para que lo ayude, encantada lo hago, quito el
cierre y bajo la cremallera pero, aún llevo los tacones puestos asi
que con la punta del pie derecho me quito el tacón izquierdo y
viceversa, luego mi apuesto jefe se encarga de bajar el pantalón y
yo aprovecho y me incorporo para quitarme la camisa del todo, luego
me vuelvo a acomodar y él se quita los pantalones dejando relucir su
erección en el interior de sus boxer.
Sergio tira de mi mano y me hace
levantarme, me coge por las caderas y me eleva del suelo, a lo que yo
respondo rodeando su cintura con mis piernas como si fuera un koala,
se sienta en el sofá conmigo en brazos y rápidamente lleva sus
manos a mi rostro, lo sujeta con posesión y me besa de la misma
forma mientras yo me muevo sobre él, de delante hacia atrás,
haciendo así el roce entre ambos, noto su miembro, esta duro como
una piedra tanto, que si aprieto más puede que hasta me duela,
jugamos con nuestras lenguas en el interior de nuestras bocas y
cuando el ya no puede más, aparta sus manos de mi rostro sin dejar
de besarme, eleva sus caderas y baja su ropa interior dejando su
erección libre, acto seguido lleva las manos a mi trasero y con una
de ellas aparta mis braguitas a un lado, de nuevo vuelve a su
virilidad con una mano yo me alzo para ayudarle y el busca como
entrar en mi interior, sin mucho coste lo consigue y yo no puedo
reprimir un gemido de placer, teniendo que verme obligada a deshacer
aquel excitante beso. Mientras me repongo de haberle sentido entrar
dentro de mi de golpe y sin dificultad debido a mi excitación, él
sube las manos por mi espalda y la acaricia con la yema de los dedos,
después lo miro a los ojos y al ver su rostro noto un calambre en mi
sexo, está sonriendo con una perversión que excita demasiado así
que, no voy a hacerme de rogar, comienzo a moverme de arriba a bajo
notando así todo su miembro salir y entrar de mi mientras él se
limita a suspirar con cierta fuerza, sus manos bajan a mis caderas e
intenta ayudarme a moverme pero no necesito ayuda, poco a poco voy
acelerando mis movimientos y es entonces cuando yo solo jadeo pero el
gruñe de placer cada vez que bajo y está por completo dentro de mi,
y admito que me encanta oírle.
Hago el amago de ir más rápido pero
le engaño, voy mas lento si cabe y entonces lo veo mirarme con gesto
serio mientras yo sonrío divertida ante su reacción, sin esperarlo,
noto un azote en mi nalga derecha y abro los ojos sorprendida
borrando así la diversión de mi rostro, ahora es él quien sonríe
con diversión cuando yo me sorprendo, la cuestión es que no me ha
disgustado el azote, en absoluto, me atrae hacia el haciendo que me
incline y murmura:
—Más rápido, ahora.
Yo me limito a asentir y comienzo a
moverme sobre el con cierta rapidez, de nuevo como hasta ahora,
arriba y abajo, no acelero de golpe si no que voy aumentando el ritmo
poco a poco pero, el rubio vuelve a llamar mi atención.
—Más rápido.—Exige.
Me excito mas con su exigencia y no
dudo. ¿Quiere que vaya más rápido? Muy bien, a ver lo que me dura.
Sin reprimirme me muevo de arriba a bajo con rapidez, bruscamente
podría decirse que boto sobre él y lo consigo; gime, está gimiendo
de placer y yo lo acompaño al sentir dicho placer junto a él, los
dos gemimos y yo me muevo sin parar sobre él, puedo notar como
comienzo a sudar y llevo mis manos a su pecho, clavando las uñas en
éste.
Rápidamente el toma el control de la
situación y me aparta de encima, saliendo de mi de golpe y entonces
caigo a un lado del sofá, se pone de pie y me agarra a mi poniéndome
de rodillas sobre este..Madre mía, me encanta, me encanta verlo así.
Sabiendo ya de que va el tema alzo el trasero y me acomodo mejor
sobre el respaldo del sofá, noto como el se inclina y..¡Zas! Me
penetra de una estocada mientras yo gimo con intensidad, sin dejarme
tiempo a terminar ese gemido comienza a moverse con una rapidez
sobrenatural, me embiste una y otra vez y yo me agarro con fuerza al
sofá, gimo, intento reprimirme pero no puedo, los gritos de placer
salen solos de mi interior y cuando menos me lo espero..¡Plas! Un
azote en la nalga derecha, a lo que yo respondo con un gutural
gemido, el gruñe y a veces deja salir algún que otro gemido.
Sigue con sus embestidas y de repente
sale de mi, se coloca sobre mi espalda y..No, no, no. ¡Lo mato!
¡Juro que lo mato! Lo escucho gemir y noto el calor sobre mis
riñones...Se ha ido antes que yo, no me lo puedo creer, noto caer la
última gota y entonces el se acerca a mi mejilla, la besa y susurra:
—No te muevas, voy a limpiarte.
Ni siquiera respondo, estoy cabreada y
mucho. ¡Yo también quiero mi orgasmo coño! Aprieto los dientes
mientras veo por el rabillo del ojo como va hacia el baño, a los
pocos segundos vuelve con una toalla y se acerca a el sofá, la pasa
por mi espalda limpiando así a sus mini Sergios, me giro y me dejo
caer sentándome ofuscada, entonces mi rubio se agacha y me separa
las piernas mirándome con esa perversión en la mirada que tanto me
gusta.
—Iba a dejarte así a modo de castigo
por haberme mentido y por haber visto como ese egocéntrico
coqueteaba contigo, pero no puedo, necesito escuchar tus gemidos y
que te corras conmigo, solo conmigo.
Madre mía..Se me acaba de ir toda la
mala leche de golpe y acaba de volver la excitación, me dejo hacer
por él mientras acerca sus labios a mi sexo, primero pasa la lengua
por éste a lo que yo respondo abriendo mas las piernas emitiendo un
leve suspiro, vuelve a pasarla lentamente un par de veces más pero
ya a la tercera la rapidez es evidente, separa mis labios vaginales
con sus dedos y lleva la punta de la lengua a mi clítoris, dando con
ahínco en él. Gimo y me retuerzo de placer sobre el sofá, me
agarro a dicho mobiliario con toda la fuerza que puedo antes de
explotar de placer, Sergio sabe que estoy a punto de llegar al clímax
así que, pone más empeño y más rapidez hasta que finalmente lo
consigue, llego al orgasmo entre intensos gemidos, mientras mis
caderas se elevan del sofá levemente y mi cuerpo se va relajando
poco a poco.
El madrileño se aparta de mi sexo y se
pone a mi lado acariciando mi cuerpo desnudo con sus dedos, desde la
rodilla, pasando por el muslo, las caderas hasta llegar a mis pechos,
yo aún estoy extasiada y jadeando, tratando de normalizar mi
respiración y poco a poco lo voy consiguiendo, abro los ojos y lo
miro, está mirándome con cara de bobo, con una sonrisa tonta en los
labios y yo al verlo sonrío igual que él, me pongo de lado para
poder verlo bien y entonces se acerca y da un tierno y corto beso en
mis labios.