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Me gusta todo de ti.

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miércoles, 10 de junio de 2015

Capitulo 16.

                                                                         16




Ni si quiera cogí el coche para no tardar mas en llegar a Sevilla, por suerte el almuerzo con Sergio, el cual duró poco, me había servido para saber que ahora es el gerente o como se diga de todas las tiendas de Madrid, por lo que en sí es mi jefe. En cuanto he sabido de la noticia le he pedido permiso y a pesar de tratarse de quien es, me lo ha dado. Tras poco mas de una hora en el AVE, salgo del andén y subo las escaleras para la planta superior de la estación de Santa Justa, salgo lo mas rápido que puedo casi chocando con las personas con las que me iba cruzando y cojo el primer taxi que veo en la línea.

—Al hospital Virgen del Rocío, por favor. —Le indico al taxista, el cual arranca al notar la preocupación en mi voz y conduce lo más rápido que se le permite hasta el hospital.






En cuanto llego al hospital, en la puerta de traumatología, veo a la que fue mi suegra, a la novia novia de Luis, la que en su día fue mi amiga y a todos mis amigos y a los suyos. Subo los escalones y en cuanto su madre me ve, me abre los brazos y llora sobre mi hombro mientras yo la estrecho, aún sin saber que ha pasado.

—Vamos...Pili..Calmáte..¿Que ha pasado? ¿Está bien?.—Intento sonar lo mas suave y poco preocupada que puedo.

Ella se separa de mi y me mira con los ojos llenos de lagrimas, niega con la cabeza y entonces me temo lo peor cuando se vuelve a su hermana para abrazarla. Miro a mi alrededor y solo veo a sus amigos y a los míos, y a los pocos familiares suyos que conozco cabizbajos, algunos con las manos en la cara, totalmente afectados y el corazón me da un vuelco, Dani que ve que realmente no entiendo o mas bien no quiero entender lo que está pasando se acerca y me pone una mano en mi ante brazo.

—Mara...Lo siento...—Es lo único que me dice y en ese momento mis ojos se llenan de lágrimas, mi gesto cambia y solo puedo llorar, llorar mientras las piernas me tiemblan y siento como si mi mundo se estuviese derrumbando. No me sentía así desde el fallecimiento de mi abuela un año antes.

En seguida el me abraza y yo, una vez más lloro sobre su hombro, pero esta vez lloro sin consuelo alguno. No puede ser..No, me niego a creer que Luis esté muerto, ¿que voy a hacer ahora? Siento un vacío en el pecho que creo que voy a tardar en rellenar, si ya de por si me costó cuando el me dejó..Ahora que me ha dejado para siempre, ahora que no hay posibilidad alguna de volver a verlo, de volver a tener lo que tuvimos, ahora que nuestros caminos no van a volver a encontrarse nunca más..El vacío es mucho mayor. Cuando mis sollozos se calman solo un poco, Dani me acompaña a sentarme, me siento junto a él y junto a Adrián, como siempre, son mis mayores apoyos y aún sin poder creerlo, vuelvo a llorar entre los dos.
Mi móvil no para de sonar, es Isa, esperando noticias..Dios..¿Como voy a decírselo? Ella y Luis eran tan amigos que..No soy capaz, no puedo ni si quiera hablar así que, le paso el móvil a Dani que es el que puede hablar mejor que yo en estos momentos. Ni si quiera quiero mirar su cara mientras se lo cuenta, no puedo, es superior a mi. Ahora mismo en mi cabeza solo tengo recuerdos, recuerdos de los tres mejores años de mi vida, los que pasé a su lado, nuestras risas, la primera noche juntos, la primera cena romántica, el primer aniversario, la primera vez..Las discusiones, la convivencia, los atracones de comida...Todo. Y cuanto mas recuerdo, mas lloro...¿Como ha podido acabar todo así?

Cuando conseguí beber agua y calmarme un poco, llamé a mis padres y a mi abuela, los cuales accedieron a venir a pesar de todo, ya no solo por él, si no por Pili, su madre, la cual me ha querido como una hija siempre, durante y tras la relación. Justo en el momento en el que ella fue a tramitar el papeleo para llevarlo al velatorio mis padres y mi abuela aparecieron y al verlos, otra vez ese nudo en la garganta, mi madre que pudo ver al instante como estaba vino a abrazarme y los sollozos volvieron mientras ella me estrechaba en sus brazos. Tras eso, Pili volvió y a la primera que se abrazó fue a mi abuela, ya que es con la que mas trato había tenido, acto seguido mis padres le dieron el pésame y ella nos comunicó que se llevaban a Luis en unos quince minutos al tanatorio así que, todos nos fuimos dispersando de allí poco a poco, para acudir a su encuentro.
En una media hora empezábamos a llegar al tanatorio, miré la pantallita donde ponia su nombre y ahí me descompuse, todo esto tenía que ser una pesadilla, tenía que serlo..Pero no lo era, era real, la persona que mas feliz me había hecho a pesar de nuestro desenlace, se había ido, y esta vez, para siempre.



Una vez en la sala mis padres y mi abuela se quedaron con Pili, las hermanas de ella y sus sobrinas habían ido a comer algo a la cafetería y yo me senté junto a todos, junto a mis amigos y a los suyos que también eran los míos, y junto a la rubia. No era como otros velatorios a los que había acudido en los que la gente hablaba, ninguno podíamos hablar de algo, era imposible, creo que todos estaban tan cegados como yo en no creer que Luis se había ido, al parecer un accidente con la moto..Esa maldita moto que no estaba bien arreglada, no se cuantas veces se lo dije, que tenía que revisarla pero..El tan terco como siempre dejándolo todo para el final, solo puedo lamentar todo lo que ha pasado, tanto su parte como la mía..Solo de pensar que desaproveché aquella cita cuando estuvo en Madrid, por mi, solo por mi. Me recuesto sobre el respaldo del sofá de la sala y noto como los parpados me pesan después de todas las lágrimas soltadas, poco a poco se me cierran y antes de que me quede dormida, Dani levanta su brazo, me trae hacia su pecho y es ahí donde descanso la vista un rato.

—Mara..Mara..Despierta..

Los murmuros de Dani hacen que abra los ojos despacio, y yo misma me los noto hinchados. Me separo de su pecho y me estiro un poco, me duele el cuello de haberlo tenido doblado tanto tiempo y cuando miro a mi alrededor, en la sala solo quedamos: Pili, Dani, Marta, algunos familiares y yo.

—Vete a descansar cariño, que llevas aquí ya toda la noche..—Sugiere Pili con su suave tono de voz.

—¿Se han ido todos?.

Ella asiente y me acaricia la mano, en señal de que me vaya tranquila.

—Yo también me voy, tengo a la gatita sola y necesito descansar en mi cama. Mañana volveré.

Acto seguido, nos levantamos del sofá y caminamos hacia la puerta, Pili es la última que sale y la que apaga las luces, cerrando la sala al salir. Caminamos por los pasillos, miro mi reloj y son las cinco de la mañana ya..¿Cuanto he dormido por dios? El tanatorio está tan silencioso que da miedo y mas a mi que yo estas cosas las respeto mucho..
Al salir, me despido con un “hasta mañana” de Pili, pues pienso volver hasta que nos despidamos de Luis, eso está muy claro. Voy con Dani hasta su coche, me va a llevar a casa, aunque mis padres ya estarán mas que dormidos, cuando abre el vehículo me siento en el asiento del copiloto y el en el del conductor, introduce la llave en el contacto y antes de arrancar me mira.

—¿Estás bien?.—Pregunta.

Yo niego con la cabeza.

—No Dani, tuve la oportunidad de..Arreglarlo con él, vino a Madrid y...

—Lo sé.—Me interrumpe.—Sé que fue a buscarte pero oye, piensa que quizá habría sido peor si esto hubiera pasado. ¿No?

—No. Ahora es mucho peor. Es peor saber que podía haber estado con él y que..No lo hice.—Lo miro con ganas de llorar pero de mis ojos ya no salen mas lágrimas.

—Después de lo que te hizo, se comprende que no quisieras o pudieras darle otra oportunidad Mara.

Lo miro asintiendo y el me mira de forma que comprende como me siento. Luego, arranca el coche y nos ponemos el cinturón, poniendo camino hacia mi casa para descansar un poco, pues mañana el día sería igual o peor.






A la mañana siguiente tras despertarme, mis padres no están, amos han ido a trabajar así que me toca desayunar y hacer algo en casa. Todo va bien hasta que me acuerdo de la realidad, de que Luis se ha ido y esta vez, si que caen algunas lágrimas de mis ojos pero justo entonces, mi móvil vibra, al cogerlo veo que es Sergio quien llama y le necesito, le necesito mucho ahora mismo así que descuelgo el teléfono.

—Hola rubio...

—Pequeña..Por tu voz noto que nada va bien.

—Así es. Luis, mi ex..Ha muerto.

Se hace un breve silencio, creo que ni el sabe muy bien que decirme.

—Va..vaya. Lo siento mucho morena...¿Estás bien?.

—No...Él era...

—Lo sé...¿Quieres que baje a Sevilla?

Mis ojos se abren ante semejante propuesta pero niego con la cabeza rápidamente como si pudiera verme.
—No, te lo agradezco Sergio pero..No creo que fuera lo correcto, quiero decir, sé que a Pili no le importaría pero...Mejor así.

—Vale, tranquila lo entiendo. Prometo que cuando vuelvas, voy a darte un abrazo que nunca te han dado. ¿De acuerdo?

Al escucharle tan tierno, tan blando, tan comprensivo...Tan cambiado conmigo, me dan ganas de llorar pero me muerdo el labio y asiento.

—Sí. Tengo que hacer cosas en casa asi que...

—Sí claro, lo que necesites..Llámame.

Sin decir más le cuelgo y me llevo las manos a la cabeza, justo entonces recibo un whatsapp de Víctor..Ay dios, el que faltaba. Ni si quiera voy a leerlo ni a ver que pone..Justo ahora que comienzo a aclararme no quiero volver a verme en el lío de cual de los dos me gusta mas no por nada si no por que ahora mismo, solo pienso en el vacío que siento en el pecho. Hoy necesito café, así que me preparo un poco con leche pero sin nada más, no me entra nada solido en el estómago ahora mismo, tras desayunar me pongo en marcha y hago las camas, recojo las habitaciones y limpio un poco para cuando lleguen mis padres, cuando termino me meto al baño para darme una ducha a ver si asi me calmo un poco aunque lo dudo.
Una vez duchada, me preparo y me visto para volver al tanatorio, dejo una nota en casa para que mis padres la vean al llegar y tras eso, cojo las llaves y salgo de casa para coger el autoubus.






Otro día largo y duro en el tanatorio, son las 2:16 de la mañana, he llegado mas pronto que ayer, mañana el entierro es a las nueve de la mañana..Y tengo que estar descansada, mi madre aún despierta me pregunta si quiero comer algo y yo niego, no tengo hambre así que directamente voy a mi habitación y me cambio de ropa, me meto en la cama y me dejo caer en brazos de Morfeo rápidamente.
El despertador suena a las ocho en punto, tiempo suficiente para despertarnos mis padres y yo, se levantan a la misma vez y mientras yo me voy lavando la cara ellos se preparan algo de desayunar, luego yo me visto, algo negro como no y me tomo de nuevo otro café con leche mientras ahora son mis padres los que se visten, no tengo ganas ni de hablar ni de nada, no quiero decirle adiós, y no es la primera vez que me pasa esto, me resulta aún tras dos días increíble que no esté, o mejor dicho, que no vuelva a verle por el barrio ni por ningún otro sitio, solo pensarlo me hace un nudo en el estómago, el mismo que cuando mi abuela nos dejó.
Ya estamos aquí, recorriendo el cementerio tras el coche fúnebre que transporta al que un día fue el hombre de mi vida, aunque en estos momentos siento que nunca ha dejado de serlo, o lo que es peor, que nunca dejará de ser el amor de mi vida aunque vuelva a enamorarme o me decida por Víctor o Sergio. Voy casi detrás de Pili y la familia, de uno de sus brazos va Marta agarrada y entonces, noto como ella me busca con la mirada, cuando me ve, sus ojos me dicen que vaya hasta ella y así lo hago, me agarro a su otro brazo y por primera vez siento que algo nos une a las tres, la perdida de la persona a la que mas hemos querido o mas queremos. Llegamos hasta el lugar dónde yacerá Luis para siempre, y veo como Juanma saca su guitarra acústica, no me lo puedo creer..Luis siempre tuvo un deseo y es que, el día que muriese tocasen o pusieran la canción “Knocking on heavens door” de “Guns n' roses” y así es, escucho atentamente los primeros acordes y es esa, su canción. Es entonces cuando los recuerdos de él tocando la guitarra, esa guitarra que tanto llegué a odiar, ahora me hacen llorar, pensando que ya, jamás volverá a tocarla. Y bajo esos acordes que salen de la guitarra, entre lágrimas, nos despedimos de Luis, para siempre. 

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