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Ya es jueves, hora de partir rumbo a
Haro, en todo lo que llevo de semana Sergio y yo no hemos hablado, yo
no he dejado mi orgullo y por lo que se ve el tampoco. Preparo una
pequeña maleta para los días que voy a pasar en el pueblo riojano
mientras de vez en cuando echo un vistazo al móvil para responder
los mensajes de mi prima, a la que finalmente por nota de audio, le
explico lo sucedido y el por que no voy a bajar a Sevilla en el
puente. Lo comprende y lo acepta, solo me pide que tenga mucho
cuidado y que no me pierda, he omitido los detalles de la bronca con
Sergio, como le cuente algo así le echa la cruz y si lo arreglamos,
no quiero que le coja manía.
En cuando meto lo esencial en la maleta
y algunas prendas la cierro y la bajo de la cama, salgo de mi
habitación y compruebo que todo está apagado y desenchufado, cuando
confirmo que todo está bien, cojo las llaves y mi bolso y salgo de
mi apartamento echando el pestillo.
He programado el GPS y
ya estoy en la M-30 camino de La Rioja, conduzco con calma pero
tampoco pisando huevos, voy bien motivada con la banda sonora de
Crónicas Vampíricas
acompañándome en el trayecto, me centro en la carretera e incluso
tengo el móvil en silencio para no distraerme, puesto que en cuanto
escucho la vibración o las notificaciones necesito mirar que es, así
que para no tener accidentes, mejor dejarlo en silencio hasta que
haga una parada, aunque solo son unas tres horas y pico de viaje,
pero conociéndome tendré que parar a hacer pis seguro.Mientras
conduzco, suena This woman's work
de Greg Laswell es una
canción de las típicas que salen al final de los capítulos de la
serie, apagada, y algo triste, lo que me hace pensar en lo sucedido
con Sergio, le acepté tal y como es, con esos gustos raros a pesar
de sentirme una cornuda, es cierto que me ofreció probarlo pero..Me
mantengo firme, si quieres a alguien no lo compartes con nadie,
aunque realmente, de su boca aún no han salido las dos palabras
mágicas y de la mía..Tampoco. Por otro lado me alegra ver a Lorena
con ese tatuado, parece un macarrilla y eso me gusta, me gustan esos
piques con él cuando nos encontramos, solo espero que ella tenga mas
suerte que yo y su novio, su rollo o lo que quiera que sean no tenga
por vicio ir a clubs liberales. Cuando menos cuenta me doy ya estoy
en la A-1 por Burgos, según mi GPS ya
me queda poco para llegar, y me sorprendo yo misma de ver que no
tengo necesidad ni ganas de ir al baño, también será por que
apenas he bebido agua en lo que llevo de viaje. Dejo de darle vueltas
al tema del rubio, si superé lo de Luis, puedo con esto y mucho más,
la verdad es que, puede sonar egoísta, es mas, es egoísta pero
necesito abrazar a Víctor, necesito aspirar su aroma a One
million y dejarme llevar entre
sus brazos.
Después
de 3 horas y 7 minutos ya estoy en la calle Virgen de la Vega, en
Haro. Aparco a un lado y cojo el móvil para avisar a Víctor de que
ya he llegado mientras de fondo suena In front of you
de The quiet King. Al
primer tono lo coge.
—¿Dónde
estás nena?.
El
vello se me ha erizado al oír que me llama así.
—Pues
según mi gps estoy en la calle Virgen de La Vega. ¿Te suena?
—Claro
que me suena. No te muevas de allí, en diez minutos llego.—Me dice
justo antes de colgarme.
Mientras
lo espero reviso los whatsapp y aviso a mi madre de que he llegado,
también a las chicas y a mi prima. En el grupo de las chicas mando
una foto de que estoy sana y salva poniéndoles morritos para que
estén mas tranquilas. Abro la conversación con Sergio, está en
línea tengo ganas de hablarle pero no, me juré a mi misma que jamás
volvería a perder el orgullo con ningún tío, ahora les toca a
ellos. Para evitar tentaciones, borro la conversación y la verdad es
que me quedo hasta mas aliviada, mientras miro el facebook aprovecho
y hago una foto por la ventanilla y la publico, ya que estoy, presumo
de que he viajado un poco mas allá de Madrid. Sigo cotilleando el
facebook y el instagram hasta que escucho unos toquecitos en la
ventanilla de coche, miro y es Víctor. En seguida me quito el
cinturón, tiro el móvil al asiento de al lado y salgo del coche
para lanzarme a sus brazos, y él me recibe encantado en ellos. Me
acaricia el pelo e incluso me estrecha con ciertas ganas, también
noto que aspira mi aroma y yo aspiro el suyo cerrando los ojos.
Después del reencuentro nos separamos y nos damos dos simples besos.
—¿Cómo
estás? ¿Y tu madre?. —Pregunto con preocupación.
—Yo
estoy como puedo, y mi madre..Bueno, dejemoslo en que está. ¿Y tú?
Te has tirado a mis brazos como si se acabara el mundo, nena.—Me
dice mientras me mira a los ojos y acaricia una de mis mejillas.
—Yo
bien. Ahora mejor.—Sonrío y el sonríe, tampoco puede quejarse de
sonrisa, es preciosa, tanto como la de Sergio e incluso más. —¿Has
venido andando?.
El
asiente apartando su mano de mi mejilla.
—Vivo
en la calle de atrás. Así que cuando quieras podemos irnos y te
instalas.
Espera..¿Que?
¿Instalarme en su casa? No..No lo veo factible, para nada. No es que
no me fie de el pero por la manera en que me limpió el helado de los
labios aquella vez..Voy a intentar decirselo con la mayor sutileza
posible.
—No
te ofendas, agradezco tu hospitalidad Víctor pero..Preferiría
buscar alguna pensión o algún hostal.—Su gesto cambia y se pone
algo mas serio y yo me miro los dedos algo nerviosa.
—¿No
te fías de mi?.—Me dice alzando una ceja.
—¡No!
No es eso para nada, es solo que..Bueno no quiero molestar a tu
familia. Y bueno si Sergio se entera...
En
cuanto nombro al rubio, Víctor aprieta la mandíbula y aparta la
mirada de mi un segundo para volverla a fijar en mis ojos de nuevo.
—Tu
novio no tiene por que enterarse, a parte no vamos a hacer nada malo
ni raro. Solo que ya que has venido por mi, prefiero que no gastes un
duro en cualquier sitio, no eres millonaria, eres una dependienta de
ZARA. Así que dejame
darte cobijo, es lo menos que puedo hacer.
Me
limito a asentir como una boba, sus ojos me tienen demasiado
embobada. Extiende la mano y le doy las llaves del coche, lo rodeo y
me siento en el asiento del copiloto no sin antes coger mi móvil y
el entra también en el interior de mi precioso 500, introduce la
llave y arranca para salir a la calle de detrás y llegar así a su
casa o al menos eso creía por que no giramos en la calle de atrás,
la cual veo que se llama Conde de Haro, gira hacia una calle que se
llama San Agustín y en mitad de ésta para, saca un pequeño mando
de su bolsillo y abre la puerta de un garaje, que bien vive el tío.
Mete el coche en el interior y lo deja bien aparcado, luego para el
motor y saca la llave del contacto, me mira y me sonríe divertido a
lo que yo le devuelvo la sonrisa. Salimos del coche y le pido las
llaves, abro el maletero y saco la pequeña maleta que he traído
para estos cuatro días aquí, luego cierro el coche y juntos salimos
del garaje.
Llegamos
al número 22 de la calle Conde de Haro caminando, durante el
trayecto, el moreno insiste varias veces en llevarme la maleta, pero
yo no le dejo, no estoy manca y además no pesa casi nada. Una vez
frente a su casa, saca la llave y abre la puerta de madera dejándome
pasar a mi primero, una vez dentro observo el salón, tiene la típica
decoración de madre, un bonito sofá color crema y una mesilla
pequeña frente al mismo. A la izquierda una mesa mas alta, con
cuatro sillas y en frente el típico mueble con la televisión,
algunos estantes, cajones y como no, la vitrina de cristal en la que
se guarda alguna vajilla. Las paredes son de un color amarillo albero
pero suave, los muebles de madera de cerezo, iguales que los de casa
de mis padres, marcos con fotos de la familia cuelgan de la pared,
son todos guapísimos, la típica familia de guapos.
—¿Tienes
un hermano?.—Pregunto al ver a un chico mas joven en una foto con
él.
—Sí,
es mas pequeño que yo. Ven. Te enseñaré tu habitación y luego el
resto de la casa.
Me
guía hacia las escaleras y antes de que yo coja en peso mi maleta lo
hace él, yo resoplo ofuscada y subo de brazos cruzados como si fuera
una niña pequeña enfadada. Observo cuatro puertas a cada lado del
pasillo de la planta de arriba y llegamos a la última, la que debe
ser la “mía”. Abre la puerta y pasa mientras yo le sigo.
—Esta
será tu habitación, está preparada, ahí tienes un amplio armario,
las sábanas están limpias y también tienes vacíos los cajones de
la mesilla de noche. Espero que estés cómoda.
La
verdad es que la habitación es perfecta, todo de colores muy claros
cosa que me gusta cuando como ahora entra la luz del sol. La cama
debe ser de 1,5 como mucho, por que es bastante grande. El armario es
pequeñito, de dos puertas pero para la ropa que traigo sobra, en
frente de la cama, al lado de la entrada hay un tocador, me encanta,
con un espejo al mas puro estilo de princesita y la cama si la ha
hecho él, está perfectamente hecha, no hay ni una sola arruga ni
ninguna imperfección.
—Es
preciosa, seguro que estaré cómoda.—Respondo con una leve
sonrisa.
—Tan
preciosa como tu o más. —Murmura él sin quitarme ojo de encima.
Salimos
de la habitación y me enseña el resto de la casa, su habitación,
la de su hermano, la de sus padres y el baño de la segunda planta.
Luego volvemos a bajar y me enseña la cocina, muy coqueta por
cierto, y el baño de abajo. Lo que mas me ha gustado de la casa es
su habitación, tiene terraza y eso siempre ha sido mi sueño, como
en las típicas películas americanas. Después del mini tour por su
casa, salimos del hogar, antes de despedirnos de la casa solo por un
rato, el moreno coge unas llaves y un par de cascos, ¿tiene moto
también? Me da uno a mi y es entonces cuando salimos, cruzamos la
calle y en frente una vespa roja nos espera, siento que voy a morir
de amor de un momento a otro, siempre quise tener una vespa al mas
puro estilo italiano.
—¿Dónde
vamos?.—Pregunto curiosa.
—Tengo
que ir a ver a mi madre..—Responde él con voz ronca.
Yo no
digo nada mas, me limito a asentir y me coloco el casco, Víctor
repite el proceso y luego quita el candado de la moto, quita también
el pata cabras y se monta en ella, me monto detrás y me acojo a su
cintura mientras el arranca para conducir calle arriba.
Casi
que me ha hecho una visita guiada mientras llegábamos al hospital,
una vez allí aparca la vespa y nos quitamos los cascos. Me coge de
la mano y entramos al interior del hospital, mientras voy de su mano
siento algo raro, me siento mal por que es como si estuviera siéndole
infiel a Sergio pero por otra, siento ternura sobre todo cuando su
pulgar acaricia mis nudillos. Cogemos un ascensor y subimos a la
cuarta planta, entramos por los pasillos de las habitaciones desde la
21 a la 31, caminamos un poco por dicho pasillo y nos detenemos en la
24.
—Si
no quieres entrar, no tienes que hacerlo.—Me dice sin soltar mi
mano mirándome fijamente a los ojos.
—No
he venido hasta aquí para quedarme esperando en el pasillo.—Respondo
con seguridad y le hago un gesto con la cabeza para entrar.
El me
sonríe pero a duras penas, y tira de mi mano suavemente para que
entre con él en la habitación. Solo hay una paciente, y es su
madre, está dormida y con el suero e incluso creo que también tiene
una sonda puesta. Es muy guapa, y Víctor se parece mucho a ella y
eso que está algo mas demacrada que en la foto que pude ver en su
casa, tiene pinta de ser una buena mujer y sobre todo una buena
madre, el gaditano se coloca a un lado de la cama y yo al otro
mientras escuchamos solo el pitido de una de las maquinas y la
respiración de la mujer.
—No
va a despertar.—Dice Víctor mientras la mira. —Está en coma,
Mara.
Madre
mía..Ni si quiera sé que cara poner o que decirle..El asunto es
peor de lo que yo creía, pensaba que solo estaría algo enferma y
que mejoraría pero..Estando en coma, la cosa es mas grave, miro a la
madre de Víctor y luego a él, sus ojos grises se están llenando de
lágrimas, sé que las esta conteniendo por que no para de tragar
saliva, no quiere llorar delante de mi, odio cuando los hombres van
de súper duros y se ponen en este plan. Rápidamente rodeo la cama y
cojo su brazo, lo giro hacia mi y luego le abrazo, al principio se
queda rígido como una piedra, pero cuando ya no aguanta mas, se
abraza a mi y comienza a sollozar muy bajito, casi sin hacer ruido,
solo sé que esta llorando por el movimiento de su cuerpo, yo le
estrecho contra mi y enredo mis dedos en su pelo, dejando que se
desahogue conmigo como yo hiciera con él en su momento.
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