3.8
En un intento fallido de darle con la puerta en las narices a Sergio, sin darme cuenta de como ha pasado lo tengo sentado en el sofá de mi casa con una taza de nesquick, sí lo sé, en un tío como el suena rídiculo pero no le gusta el café. Yo estoy sentada en la otra punta del sofá, no quiero estar cerca de él ni un solo centímetro, llevamos diez minutos en silencio, con el típico silencio incomodo, el rubio me mira y da un sorbo a su taza, la deja sobre la mesa y finalmente habla.
—¿No piensas disculparte?.
Lo miro inmediatamente con la boca y los ojos abiertos, menudo descaro y falta de todo. ¿Pretende que encima sea yo la que me disculpe? ¡Pues la lleva clara el gilipollas este! Mi cara lo dice todo, lo miro con incredulidad y cierto desprecio.
—¿Yo? ¡¿Disculparme yo?! ¿Pero tu de que vas chaval? Lárgate de mi casa, me estoy arrepintiendo de no haberte destrozado los dedos con la puerta.
Me pongo de pie y voy hacia el recibidor abriéndole la puerta, lo miro desde allí y le hago una seña con la cabeza para que se marche. ¡Menudo cretino! Sergio coge la taza y le da el último sorbo, con decisión la deja sobre la mesa y se acerca al recibidor con paso firme y mirada ofuscada, cuando llega hasta mi cierra la puerta de un portazo, me pone contra ésta alzando las manos por encima de mi cabeza y me besa, me besa con pasión, con ansia, con deseo pero sobre todo con posesión, forcejeo con él intentando soltarme y cuando me suelta las muñecas, rodeo su cuello con mis brazos, llevo semanas anhelando un beso suyo y ha tenido que pasar esto para que lo consiga, Sergio me coge de los muslos y me alza del suelo sin dejar de besarnos, yo rodeo su cintura con mis piernas mientras nuestras lenguas chocan en el interior de nuestras bocas, está excitado y yo también lo estoy, le deseo y como si el estuviese escuchando mis pensamientos se mueve conmigo en brazos y mientras pasa su lengua por mi cuello de abajo a arriba me lleva a la habitación, con una mano abre la puerta y una vez dentro me deja caer en la cama. Se para frente a mi y se quita los zapatos, yo hago lo mismo comienzo a deshacerme de mi ropa pero el me detiene y se inclina cogiéndome por el mentón mientras murmura:
—Quiero ser yo el encargado de desnudarte.
Al oír aquello noto como hasta el último vello de mi cuerpo se ha erizado, asiento mientras veo como se quita la camiseta y los vaqueros, mi jefe al rollo casual esta realmente apetecible..Aunque esta guapo con cualquier cosa que se ponga. Solo le quedan los bóxer y cuando pienso que no va a quitárselos hasta que yo no esté desnuda me equivoco, se los baja y puedo ver su erección, la cual no tiene nada que envidiar a la de Luis, se deshace de su ropa interior y me coge de la mano poniéndome en pie, me levanta la camiseta y me la quita, yo me dejo hacer y voy ayudándole, luego lleva sus manos al cierre de mi sujetador y en menos de un parpadeo me lo ha quitado, se nota que tiene práctica, puedo notar como mis pezones se yerguen cuando hace aquello, alzo la vista y sus ojos azules se han vuelto perversos, hay fuego en su mirada, está disfrutando de éste momento más que un niño con un juguete nuevo. Con la palma de sus manos acaricia mis costados y yo me estremezco, mi respiración cada vez está mas acelerada y puedo hasta notar como mi clítoris palpita en más de una ocasión, acaricia mi espalda con la yema de sus dedos y luego sus manos van a mis pechos, ahí es cuando puedo notar lo excitada que estoy, con su dedo índice acaricia uno de mis pezones y éste se endurece, repite el proceso con el otro y pasa exactamente lo mismo, inconscientemente echo la cabeza hacia atrás, lo único que quiero en este momento es sentirlo dentro de mi, ya pero, está jugando, me está desesperando hasta que ya no pueda más. Cuando menos me lo espero mi pezón derecho está sintiendo el calor de su lengua y un escalofrío recorre mi columna vertebral seguido de un jadeo, pasa la lengua repetidas veces y yo siento que voy a morirme de placer, luego repite el proceso con mi pezón izquierdo mientras con la yema de sus dedos no deja de acariciar el derecho, y yo vuelvo a jadear, puedo notar la humedad abundante en mi entrepierna, succiona mis pezones una y otra vez, va de un lado a otro con sus labios y su lengua mientras yo no puedo parar de jadear, evitando gemir a pesar de que ganas no me faltan.
Cuando mi jefe termina de saborear mis pechos, sus manos van hasta mis leggins y de golpe los baja, yo saco un pie y luego el otro deshaciéndome de ellos, ya solo me quedan las braguitas, lo miro de nuevo y él, tan desesperado como yo se acerca a mis labios y los besa con ansia, introduciendo la lengua en mi boca y yo saco la mía para que ambas puedan jugar juntas. Me muerde el labio inferior y tira de él hacia atrás, suspiro con fuerza cuando hace aquello y entonces sus manos sueltan mi rostro y van hacia el elástico de mis braguitas, las baja y hago lo mismo que con los leggins, deshacerme de ellas. Lo miro a los ojos con el mismo deseo con el que él me está mirando a mi y entonces sonríe perverso y vuelve a murmurar:
—Dejáme comprobar si estás lista para lo que voy a darte.
Se acerca a mi y noto como la punta de su miembro roza mi pubis, tengo ganas de cogerlo, de acariciarlo pero me contengo.
—Abre mas las piernas.— Me dice.
Lo hago y veo como su mano se acerca peligrosamente a mi sexo, pasa su dedo índice por este y hasta yo puedo notar como resbala, es exagerado, se me escapa un gemido e incluso entre dientes lo escucho gemir a él cuando nota mi humedad, me muerdo el labio inferior y sin esperar mas, me tumba sobre la cama, me abre las piernas y despacio acerca su miembro a mi sexo, lo miro atentamente a los ojos, y con la mirada recorro su cuerpo hasta llegar a la escena que estaba a punto de producirse, puedo notar la punta de su erección abriéndose paso en mi, la mete despacio pero resbala tanto que de un golpe lo tengo dentro de mi, gimo intensamente y el con la boca cerrada también lo hace, se inclina más hacia mi y yo rodeo su cintura con mis piernas, antes de besarme y de comenzar a moverse me mira a los ojos y acaricia mi mejilla, me enternezco con ese gesto y una leve sonrisilla se me escapa de los labios, el me la devuelve y una vez más murmura:
—¿Estás segura?.
Sin dudar, asiento despacio, el sonríe dejándome ver su perfecta dentadura y entonces me besa despacio mientras comienza a moverse dentro de mi, saliendo y entrando con suavidad, llevo mis manos a su rostro mientras me besa suavemente, sigo el ritmo de su beso sin poder evitar que algún que otro jadeo se me escape entre éste, jugamos con nuestras lenguas pero esta vez con mas lentitud, está tratando de que esto sea mas sensual y romántico que salvaje y eso me encanta, me demuestra que si que hay esperanza con él. Muerdo su labio inferior y con eso el entiende que estoy lista para acelerar un poco más el ritmo, y eso es lo que hace, comienza a salir y entrar en mi como algo mas de rapidez y ya si que no puedo evitar gemir de placer, su grueso miembro explora mi sexo y a mi me encanta. Los dos deshacemos el beso y es entonces cuando baja con sus labios por mi cuello mientras que con una mano comienza a pellizcar suavemente mis pezones, estoy tan excitada que casi no lo siento dentro de mi, se da cuenta de eso y la saca haciendo un recorrido de besos desde mi cuello, pasando por mis pechos, mi abdomen hasta bajar al ombligo, una vez ahí me mira travieso y yo sonrío con picardía, sigue bajando y cuando llega a mi sexo, pasa mi lengua por éste, llevándose con su lengua toda la humedad de mi entrepierna, lo hace varias veces mas y yo me agarro a las sabanas del placer que me produce mientras gimo, vuelve a subir hasta mi y de una estocada me penetra haciendo así que emita un gemido casi gutural el gruñe entre dientes y entonces nada de suavidad, directamente comienza a entrar y salir rápido y con cierta fuerza, me abro de piernas todo lo que puedo, estoy desesperada por llegar al orgasmo pero me contengo, Sergio acelera cada vez más los movimientos y yo no puedo parar de gemir, llevo mis manos a su espalda y paso la yema de mis dedos por ésta, a lo que el responde embistiendome con mas rapidez, puedo notar como su miembro llega hasta el fondo de mi vagina lo que hace que me excite mucho más.
Cuando mas estoy disfrutando, sale de mi y rápidamente lo miro frunciendo el ceño, el me sonríe como si de un juego se tratase, entonces tomo el control y lo tumbo sobre la cama, me pongo encima de el con una pierna a cada lado de sus caderas y yo misma me empalo con su miembro en un gemido, esto hace que Sergio gima, que gima como yo quería escucharlo, con la boca abierta..Hasta gimiendo es sexy. Apoyo las manos sobre la almohada y comienzo a moverme sobre él de arriba a bajo, cierro los ojos y puedo sentir su miembro por completo, de repente su lengua acaricia mis pezones, oh no..Mi punto débil, entre eso y el tiempo que llevo sin hacer el amor voy a llegar al orgasmo en cuestión de minutos. El rubio chupa mis pezones una y otra vez, se va de un pecho al otro mientras yo me empiezo a mover con mas rapidez sobre él, notando en cada movimiento su erección llenando mi sexo. Lo escucho jadear y eso me encanta, se me escapa una sonrisilla al oírle y aprovecho que no me está viendo para gemir sin reprimirme, tanto placer a la vez va a terminar conmigo y entonces mi jefe se separa de mis pechos para mirarme, me doy cuenta y lo miro.
—Quiero que te corras conmigo, ahora. Y quiero que justo después lo haga yo.— Me dice con voz ronca y entre jadeos.
Esas palabras de Sergio hacen que yo me excite más y el vuelve a la carga, devora mis pezones con su boca y entonces me muevo de delante hacia atrás con toda la rapidez que puedo, sin parar mientras el no deja de gemir con uno de mis pezones en el interior de su boca, gimo y gimo hasta que sin poder aguantarlo mas llego al orgasmo en un gemido intenso y alto, con pequeñas comvulsiones sobre la erección de mi jefe y cuando por fin suelto todo lo que tenía que soltar, jadeo agotada..Él me aparta el cabello de la cara y sale de mi, hace que caiga a su lado en la cama y con tan solo masturbarse un par de veces puedo ver como él también llega al orgasmo entre gruñidos y respiración agitada.
Después de que ambos recuperamos el aire que nos falta, el rubio gira la cabeza y me mira, me acaricia la mejilla y yo sonrío como una boba. Se acerca más a mi y me da un suave beso en los labios.
—Voy al baño. ¿Vale?
Yo asiento sonriendo y él se levanta, rodea la cama y sale de la habitación en dirección al baño, me tapo con la sabana y me llevo las manos a la cabeza. ¿Acabo de acostarme con mi jefe después de discutir con él? Madre mía..No suelo ser así, pero estoy feliz, ha venido desde Las Vegas, dejando todo su trabajo allí por mi, por que sabía que yo había vuelto a Madrid..Si no le importase..¿No habría hecho eso no? Un montón de dudas asaltan mi cabeza y entonces mi caballero de la brillante armadura vuelve del baño con una amplia sonrisa, se mete en la cama y se tapa conmigo, me tiende el brazo en señal para que me recueste sobre su pecho y sin dudar ni un segundo lo hago, me acomodo sobre él mientras me acaricia el pelo..Mala cosa ha hecho, así me quedaré dormida en menos de lo que canta un gallo, y así es, mis ojos se van cerrando despacio y cuando Sergio se da cuenta me da tres besos contados entre el cabello.
—Descansa morena.— Murmura después de darme esos dulces besos.
Yo obedezco y cierro los ojos, cayendo en cuestión de segundos en un profundo sueño, descansando sobre el mejor colchón del mundo; Su pecho.