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Me gusta todo de ti.

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lunes, 22 de junio de 2015

Capitulo 17

                                                                          17



El funeral ya había terminado, me separo de la que un día fue mi suegra y me despido de ella, no sin antes decirle que para lo que necesite, como siempre, solo tiene que llamarme. Paso a paso me alejo de ella y de todos los presentes, tengo que estar temprano en Madrid, para trabajar mañana, por mucho que Sergio sea ahora mi jefe o como sea, no puedo aprovecharme de eso. Busco mi móvil por mi bolso hasta que una lejana voz, nombrándome hace que me detenga, giro sobre mi misma y alzo una ceja totalmente incrédula al ver de quien se trata.

—¿Quieres aprovechar esta oportunidad para que volvamos a ser amigas? Pues lo siento guapa, puedes volver por donde has venido.— Vuelvo a girarme pero esta vez para caminar hacia delante y alejarme de aquella zorra.

—Mara..Por favor, dame solo unos minutos.

Se me olvidaba lo bien que se le daba hacer papeles, ya que es actriz o más bien futura actriz, por que desde luego, se le da de puta madre actuar. Me giro mirándola con indiferencia y frialdad mientras consigo al fin sacar mi móvil del bolso. Me cruzo de brazos colocándome de forma erguida frente a ella.

—Tienes tres minutos.

—Sé que nunca te lo he dicho, y sinceramente, no por que no quisiera, si no por que me daba miedo tu reacción.—En ese instante sonrío satisfecha, me gusta asustar.—Pero..Siento lo que pasó, pero te juro que yo no lo busqué Mara, de verdad es algo que..

—¿Pasó solo? Claro, al igual que pasó con Alex y su chica, la cual era tu mejor amiga ¿no?—La interrumpo. —Mira Marta, que gastes saliva en una disculpa es inútil por que jamás, así estés agonizando, pienso perdonarte lo que hiciste. Luis y yo teníamos planes, planes de futuro, y tu mandaste a la mierda tres años de relación por ser una puta. Pero..¿Sabes que? En el fondo siento pena por ti por que, solo ganas la atención de los hombres metiéndote en relaciones ajenas y siendo una suelta, no eres capaz de encontrar a un hombre ni de conquistarlo por ti misma y eso, es muy triste. — Tras esas palabras, con mucha chulería miro mi reloj y luego a ella de nuevo.—Se acabaron los tres minutos.

Tras eso, y ahora sí, me giro sobre mi misma, me coloco las gafas de sol y me alejo de ella con la cabeza bien alta hacia la salida del cementerio para coger un taxi y así ir a casa a darme una ducha y preparar todo para mi vuelta a Madrid.






Mientras me doy una buena ducha, mi madre me prepara el almuerzo, unas ricas lentejas para reponer fuerzas, además me van a venir de maravilla, no como nada de cuchareo desde que me fui a Madrid lo que me indica que debo aprender ya a hacer mas comidas que no sean fritas o cocidas. Noto como el agua caliente recorre todo mi cuerpo y desciende por mi cabello, resulta muy relajante pero, mi cabeza no deja de pensar en todo, y por un lado me siento orgullosa de mi misma por que, con algo de clase he podido soltarle a Marta todo lo que llevaba meses guardando, lo único que me duele es que haya tenido que ser el día del adiós a Luis pero, mejor eso que no haberlo hecho nunca. Por otro lado también pienso en Sergio, no está agobiándome, sabe que necesito mi espacio en este momento y me alegra pero sinceramente, estoy deseando abrazarle y perderme en su aroma, de Víctor no he sabido nada, le dejé un whatsapp contándole lo sucedido pero ni si quiera los recibe..Espero que no haya pasado nada y que todo vaya bien a pesar de la situación que tiene con su madre.
Salgo de la ducha y me seco el cuerpo y el pelo para poder vestirme, me coloco la ropa interior mientras tengo aún mi pelo envuelto en una toalla y luego me pongo los pantalones y una camiseta que mi madre me tenía guardada para cuando viniera, con un dibujo de Minnie Mouse. Me suelto el pelo de la toalla y lo cepillo para quitarme todos los enredos y dejo que se seque al aire para salir al fin a comer.
El almuerzo esta muy tranquilo, yo creo que mis padres aún siguen como yo, sin creer que Luis haya podido irse tan pronto y de esa forma, pero mi padre intenta sacarme tema de conversación preguntando como me va en Madrid.

—Me va bien papá, tengo un piso muy bonito, a ver si venís pronto a verlo. Está justo al lado de la Puerta de Alcalá.

—Anda, que buena zona. ¿Te lo puso la empresa?

—Sí, de noche es muy bonito y relajante, tengo terraza y me asomo un rato antes de dormir o los días que no trabajo a lo mejor desayuno ahí.

—Eso esta muy bien, a ver si me quedo algo mas libre de los entrenamientos y vamos un fin de semana a visitarte.

Yo asiento y los tres nos terminamos la comida. Justo cuando llevo el plato a la mesa mi télefono suena, lo cojo y veo que es Sergio, voy rápida pero disimuladamente a mi habitación para poder contestar tranquila.

—Dime.—Respondo.

—Hola morena. ¿Como estás? No he querido llamarte antes pero..Ya no podía resistirme a saber de ti.

Sonrío aprovechando que no puedo verme y me siento sobre el borde de la cama, jugueteando con un bolígrafo de mi escritorio.

—Paso palabra. ¿Y tú?

—Deseando que vuelvas para estrecharte entre mis brazos. Había pensado que..Bueno si tienes ganas..

Yo frunzo el ceño. ¿Sergio Fernandez, don congelado va a proponerme un plan para hacer juntos? Si me lo dicen hace un tiempo no me lo creo.

—¿Que has pensado?

—Podría..No sé, comprar algo de cena, helado, palomitas o lo que quieras y ver algo juntos esta noche, en mi casa o en la tuya, no me importa.

Al instante, mi rostro se enternece y se me pone una cara de tonta que no hay forma de ocultar. Me encanta la idea, no veo un plan mejor para mi vuelta a Madrid asi que, encantada acepto su propuesta.

—Mi tren llega a las ocho.

—Allí estaré.

Puedo notar como sonríe al otro lado del teléfono, probablemente de la misma forma que estoy sonriendo yo. Sin más que añadir, colgamos los dos y termino de ultimar algunos detalles en la pequeña maleta que había traído, pongo el móvil a cargar para el viaje y me tumbo en mi cama para echarme una pequeña siesta.




Mi padre me acerca a la estación tras haberme pasado por el barrio de mi abuela para despedirme solo de los mas importantes y por supuesto invitarles a que vengan a mi pisito de Madrid cuando quieran. Me despido también de mi padre, al que se le nota la tristeza en la cara y a mi también me cuesta irme, la verdad, pero ambos, como chicos duros que somos, aparentamos normalidad aunque los dos sepamos que vamos a echarnos de menos.

—Avisame cuando hayas llegado. ¿Vale?.

—Sí, papá.—Sonrío levemente y cierro la puerta del coche tras sacar mi maleta. Me despido de él con la mano y pone el coche en marcha saliendo de la estación.

Miro mi reloj, aun son las seis y media así que, tengo tiempo de tomarme algo en el McDonal's, quizá un helado. Tiro de mi maleta y camino hacia mi izquierda para cruzar la puerta y entrar al McDonal's de la estación de Santa Justa. Mi tren no sale hasta las siete, y por suerte a penas hay cola así que me pido un sandy de caramelo, lo pago y me siento en una mesita cercana a la puerta que me lleva al interior de la estación. Una vez acomodada, saco el móvil para comprobar si Víctor me ha respondido, y aún siguen igual los mensajes, no ha recibido ni uno, con cierto temor, pulso en su pérfil y luego en su número, acto seguido le doy a llamar y llevo el teléfono a mi oído derecho esperando señal pero, lo único que recibo es: “El móvil al que llama esta apagado o fuera de cobertura en este momento, por favor, inténtelo de nuevo mas tarde.”
Suspiro algo preocupada, no sé si es por que se habra quedado sin batería, no tenga cobertura o..No sé, sea lo que sea, Víctor de cualquir forma se pondría en contacto conmigo..Solo espero que esté bien, intentaré volver a llamarle luego si me despisto de Sergio. Me como el helado tranquilamente y luego me pongo en pie llevando mi maleta conmigo al interior de la estación y justo entonces, veo que son menos diez y por la megafonía escucho como avisan de que mi tren va a salir, miro en la pantalla y busco mi andén, es el nueve así que saco mi billete y bajo las escaleras mecánicas hacia mi andén y luego, subo al AVE buscando mi asiento.



En una hora y algo mas o menos, el tren para en la estación de Atocha de Madrid, en cuanto se detiene me levanto del asiento estirandome un poco, cojo mi maleta y me bajo del vagón, arrastro mi maleta hasta las escaleras mecánicas y subo para llegar al vestíbulo, una vez allí miro a mi alrededor a ver si veo a algún rubio alto y guapo y claro que lo encuentro, con un folio blanco y en dicho mi nombre escrito, sonrío como una boba mientras niego con la cabeza y camino hacia él, cuando estoy a su altura suelto la maleta y me limito a abrazarlo, el abrazo es satisfactoriamente correspondido, aspiro su aroma, One million como siempre, luego los dos a la vez no separamos solo unos centímetros, él coge mi mentón y lo alza haciendo que mis ojos se reflejen en los suyos y me besa con ternura pero a la vez con ganas, yo pongo una de mis manos en su muñeca y la otra en el lateral de su cuello respondiendo a aquel beso. Nos separamos y sonreímos sin tener que decir nada mas, el coge mi maleta y con la mano que tiene libre me ofrece el folio con mi nombre, yo lo acepto riendo levemente, luego coge mi mano y entrelazamos nuestros dedos para salir de la estación rumbo a..Bueno, o a su casa, o a la mía.



Al final hemos terminado en su casa, y menos mal que traigo pijama por que todo apunta a que voy a dormir aquí. ¡Oh no! ¡Mierda! Tengo la ropa del trabajo en mi piso, tengo que decírselo, no quiero llegar tarde después de los días libres que he estado teniendo.

—Sergio, bueno no sé cual es tu idea pero..No puedo pasar la noche aquí, la ropa del trabajo esta en mi apartamento y..

Enseguida me interrumpe.

—No hay problema, pasamos mañana a por ella antes de que entres a trabajar. ¿De acuerdo?—Me mira mientras echa el freno de mano y yo asiento.

Salimos del coche y mientras el lo rodea para sacar mi pequeña maleta del maletero yo admiro su súper chalet, es increíble, he estado aquí antes pero..No me había fijado en lo bonito que se ve el jardín de noche, cuando me doy cuenta le tengo cogido de la mano de nuevo y caminamos hacia el porche, subiendo un escalon de piedra y me suelta para abrir la puerta con las llaves, me deja pasar a mi primero y de nuevo admiro el interior de la vivienda, es sencillamente perfecta.
Me permite unos minutos para que me ponga comoda y subo a la planta de arriba, a la habitación de él y me detengo mientras me voy desvistiendo, nunca la había visto, es en tonos grises y algún que otro azul celeste, muy bien combinadas las cortinas con el edredón de la cama, los muebles y el vestidor, ¿cuantos trajes tiene? ¿cien?. Finalmente me coloco unos shorts de pijama y una camiseta negra con algunos minions dibujados, me coloco las zapatillas y me recojo el pelo, dejo la ropa que me he quitado bien doblada para mañana sobre una silla y abro la puerta para bajar al salón.
Cuando llego, está todo preparado, ensalada para cenar con cerveza para él y cocacola para mi, sorprendida y sonriente me siento a su lado sobre la isla de la cocina para cenar.

—Vaya, ¿tanto he tardado?

—Digamos que..Soy bastante rápido.

Ambos no miramos y reímos.

—Ya lo veo.

Picamos de la ensalada acompañandola con las bebidas y casi podría decirse que nos la terminamos. Le ayudo a poner todo lo sucio en el lavavajillas y luego abre la nevera sacando una tarrina de helado de dulce de leche de Häagen-daz, lo que hace que me muera de amor en ese momento. Cojo dos cucharas y vamos rumbo al sofá tras apagar la luz de la cocina. Nos sentamos juntos y el coge el mando, enciende la tele y con otro mando baja un poco la luz del salón, lo que hace que yo abra los ojos sorprendida, a la misma vez enciende el DVD y le da al play, mi emoción aumenta cuando veo que la película que vamos a ver es una de mis favoritas: El diario de Noa pero...¿Como lo ha sabido? Quizá se lo haya mencionado y ahora no me acuerdo. Me recuesto en su hombro tras abrir el helado y ambos comenzamos a comer de la tarrina mientras vemos la película acurrucados.

miércoles, 10 de junio de 2015

Capitulo 16.

                                                                         16




Ni si quiera cogí el coche para no tardar mas en llegar a Sevilla, por suerte el almuerzo con Sergio, el cual duró poco, me había servido para saber que ahora es el gerente o como se diga de todas las tiendas de Madrid, por lo que en sí es mi jefe. En cuanto he sabido de la noticia le he pedido permiso y a pesar de tratarse de quien es, me lo ha dado. Tras poco mas de una hora en el AVE, salgo del andén y subo las escaleras para la planta superior de la estación de Santa Justa, salgo lo mas rápido que puedo casi chocando con las personas con las que me iba cruzando y cojo el primer taxi que veo en la línea.

—Al hospital Virgen del Rocío, por favor. —Le indico al taxista, el cual arranca al notar la preocupación en mi voz y conduce lo más rápido que se le permite hasta el hospital.






En cuanto llego al hospital, en la puerta de traumatología, veo a la que fue mi suegra, a la novia novia de Luis, la que en su día fue mi amiga y a todos mis amigos y a los suyos. Subo los escalones y en cuanto su madre me ve, me abre los brazos y llora sobre mi hombro mientras yo la estrecho, aún sin saber que ha pasado.

—Vamos...Pili..Calmáte..¿Que ha pasado? ¿Está bien?.—Intento sonar lo mas suave y poco preocupada que puedo.

Ella se separa de mi y me mira con los ojos llenos de lagrimas, niega con la cabeza y entonces me temo lo peor cuando se vuelve a su hermana para abrazarla. Miro a mi alrededor y solo veo a sus amigos y a los míos, y a los pocos familiares suyos que conozco cabizbajos, algunos con las manos en la cara, totalmente afectados y el corazón me da un vuelco, Dani que ve que realmente no entiendo o mas bien no quiero entender lo que está pasando se acerca y me pone una mano en mi ante brazo.

—Mara...Lo siento...—Es lo único que me dice y en ese momento mis ojos se llenan de lágrimas, mi gesto cambia y solo puedo llorar, llorar mientras las piernas me tiemblan y siento como si mi mundo se estuviese derrumbando. No me sentía así desde el fallecimiento de mi abuela un año antes.

En seguida el me abraza y yo, una vez más lloro sobre su hombro, pero esta vez lloro sin consuelo alguno. No puede ser..No, me niego a creer que Luis esté muerto, ¿que voy a hacer ahora? Siento un vacío en el pecho que creo que voy a tardar en rellenar, si ya de por si me costó cuando el me dejó..Ahora que me ha dejado para siempre, ahora que no hay posibilidad alguna de volver a verlo, de volver a tener lo que tuvimos, ahora que nuestros caminos no van a volver a encontrarse nunca más..El vacío es mucho mayor. Cuando mis sollozos se calman solo un poco, Dani me acompaña a sentarme, me siento junto a él y junto a Adrián, como siempre, son mis mayores apoyos y aún sin poder creerlo, vuelvo a llorar entre los dos.
Mi móvil no para de sonar, es Isa, esperando noticias..Dios..¿Como voy a decírselo? Ella y Luis eran tan amigos que..No soy capaz, no puedo ni si quiera hablar así que, le paso el móvil a Dani que es el que puede hablar mejor que yo en estos momentos. Ni si quiera quiero mirar su cara mientras se lo cuenta, no puedo, es superior a mi. Ahora mismo en mi cabeza solo tengo recuerdos, recuerdos de los tres mejores años de mi vida, los que pasé a su lado, nuestras risas, la primera noche juntos, la primera cena romántica, el primer aniversario, la primera vez..Las discusiones, la convivencia, los atracones de comida...Todo. Y cuanto mas recuerdo, mas lloro...¿Como ha podido acabar todo así?

Cuando conseguí beber agua y calmarme un poco, llamé a mis padres y a mi abuela, los cuales accedieron a venir a pesar de todo, ya no solo por él, si no por Pili, su madre, la cual me ha querido como una hija siempre, durante y tras la relación. Justo en el momento en el que ella fue a tramitar el papeleo para llevarlo al velatorio mis padres y mi abuela aparecieron y al verlos, otra vez ese nudo en la garganta, mi madre que pudo ver al instante como estaba vino a abrazarme y los sollozos volvieron mientras ella me estrechaba en sus brazos. Tras eso, Pili volvió y a la primera que se abrazó fue a mi abuela, ya que es con la que mas trato había tenido, acto seguido mis padres le dieron el pésame y ella nos comunicó que se llevaban a Luis en unos quince minutos al tanatorio así que, todos nos fuimos dispersando de allí poco a poco, para acudir a su encuentro.
En una media hora empezábamos a llegar al tanatorio, miré la pantallita donde ponia su nombre y ahí me descompuse, todo esto tenía que ser una pesadilla, tenía que serlo..Pero no lo era, era real, la persona que mas feliz me había hecho a pesar de nuestro desenlace, se había ido, y esta vez, para siempre.



Una vez en la sala mis padres y mi abuela se quedaron con Pili, las hermanas de ella y sus sobrinas habían ido a comer algo a la cafetería y yo me senté junto a todos, junto a mis amigos y a los suyos que también eran los míos, y junto a la rubia. No era como otros velatorios a los que había acudido en los que la gente hablaba, ninguno podíamos hablar de algo, era imposible, creo que todos estaban tan cegados como yo en no creer que Luis se había ido, al parecer un accidente con la moto..Esa maldita moto que no estaba bien arreglada, no se cuantas veces se lo dije, que tenía que revisarla pero..El tan terco como siempre dejándolo todo para el final, solo puedo lamentar todo lo que ha pasado, tanto su parte como la mía..Solo de pensar que desaproveché aquella cita cuando estuvo en Madrid, por mi, solo por mi. Me recuesto sobre el respaldo del sofá de la sala y noto como los parpados me pesan después de todas las lágrimas soltadas, poco a poco se me cierran y antes de que me quede dormida, Dani levanta su brazo, me trae hacia su pecho y es ahí donde descanso la vista un rato.

—Mara..Mara..Despierta..

Los murmuros de Dani hacen que abra los ojos despacio, y yo misma me los noto hinchados. Me separo de su pecho y me estiro un poco, me duele el cuello de haberlo tenido doblado tanto tiempo y cuando miro a mi alrededor, en la sala solo quedamos: Pili, Dani, Marta, algunos familiares y yo.

—Vete a descansar cariño, que llevas aquí ya toda la noche..—Sugiere Pili con su suave tono de voz.

—¿Se han ido todos?.

Ella asiente y me acaricia la mano, en señal de que me vaya tranquila.

—Yo también me voy, tengo a la gatita sola y necesito descansar en mi cama. Mañana volveré.

Acto seguido, nos levantamos del sofá y caminamos hacia la puerta, Pili es la última que sale y la que apaga las luces, cerrando la sala al salir. Caminamos por los pasillos, miro mi reloj y son las cinco de la mañana ya..¿Cuanto he dormido por dios? El tanatorio está tan silencioso que da miedo y mas a mi que yo estas cosas las respeto mucho..
Al salir, me despido con un “hasta mañana” de Pili, pues pienso volver hasta que nos despidamos de Luis, eso está muy claro. Voy con Dani hasta su coche, me va a llevar a casa, aunque mis padres ya estarán mas que dormidos, cuando abre el vehículo me siento en el asiento del copiloto y el en el del conductor, introduce la llave en el contacto y antes de arrancar me mira.

—¿Estás bien?.—Pregunta.

Yo niego con la cabeza.

—No Dani, tuve la oportunidad de..Arreglarlo con él, vino a Madrid y...

—Lo sé.—Me interrumpe.—Sé que fue a buscarte pero oye, piensa que quizá habría sido peor si esto hubiera pasado. ¿No?

—No. Ahora es mucho peor. Es peor saber que podía haber estado con él y que..No lo hice.—Lo miro con ganas de llorar pero de mis ojos ya no salen mas lágrimas.

—Después de lo que te hizo, se comprende que no quisieras o pudieras darle otra oportunidad Mara.

Lo miro asintiendo y el me mira de forma que comprende como me siento. Luego, arranca el coche y nos ponemos el cinturón, poniendo camino hacia mi casa para descansar un poco, pues mañana el día sería igual o peor.






A la mañana siguiente tras despertarme, mis padres no están, amos han ido a trabajar así que me toca desayunar y hacer algo en casa. Todo va bien hasta que me acuerdo de la realidad, de que Luis se ha ido y esta vez, si que caen algunas lágrimas de mis ojos pero justo entonces, mi móvil vibra, al cogerlo veo que es Sergio quien llama y le necesito, le necesito mucho ahora mismo así que descuelgo el teléfono.

—Hola rubio...

—Pequeña..Por tu voz noto que nada va bien.

—Así es. Luis, mi ex..Ha muerto.

Se hace un breve silencio, creo que ni el sabe muy bien que decirme.

—Va..vaya. Lo siento mucho morena...¿Estás bien?.

—No...Él era...

—Lo sé...¿Quieres que baje a Sevilla?

Mis ojos se abren ante semejante propuesta pero niego con la cabeza rápidamente como si pudiera verme.
—No, te lo agradezco Sergio pero..No creo que fuera lo correcto, quiero decir, sé que a Pili no le importaría pero...Mejor así.

—Vale, tranquila lo entiendo. Prometo que cuando vuelvas, voy a darte un abrazo que nunca te han dado. ¿De acuerdo?

Al escucharle tan tierno, tan blando, tan comprensivo...Tan cambiado conmigo, me dan ganas de llorar pero me muerdo el labio y asiento.

—Sí. Tengo que hacer cosas en casa asi que...

—Sí claro, lo que necesites..Llámame.

Sin decir más le cuelgo y me llevo las manos a la cabeza, justo entonces recibo un whatsapp de Víctor..Ay dios, el que faltaba. Ni si quiera voy a leerlo ni a ver que pone..Justo ahora que comienzo a aclararme no quiero volver a verme en el lío de cual de los dos me gusta mas no por nada si no por que ahora mismo, solo pienso en el vacío que siento en el pecho. Hoy necesito café, así que me preparo un poco con leche pero sin nada más, no me entra nada solido en el estómago ahora mismo, tras desayunar me pongo en marcha y hago las camas, recojo las habitaciones y limpio un poco para cuando lleguen mis padres, cuando termino me meto al baño para darme una ducha a ver si asi me calmo un poco aunque lo dudo.
Una vez duchada, me preparo y me visto para volver al tanatorio, dejo una nota en casa para que mis padres la vean al llegar y tras eso, cojo las llaves y salgo de casa para coger el autoubus.






Otro día largo y duro en el tanatorio, son las 2:16 de la mañana, he llegado mas pronto que ayer, mañana el entierro es a las nueve de la mañana..Y tengo que estar descansada, mi madre aún despierta me pregunta si quiero comer algo y yo niego, no tengo hambre así que directamente voy a mi habitación y me cambio de ropa, me meto en la cama y me dejo caer en brazos de Morfeo rápidamente.
El despertador suena a las ocho en punto, tiempo suficiente para despertarnos mis padres y yo, se levantan a la misma vez y mientras yo me voy lavando la cara ellos se preparan algo de desayunar, luego yo me visto, algo negro como no y me tomo de nuevo otro café con leche mientras ahora son mis padres los que se visten, no tengo ganas ni de hablar ni de nada, no quiero decirle adiós, y no es la primera vez que me pasa esto, me resulta aún tras dos días increíble que no esté, o mejor dicho, que no vuelva a verle por el barrio ni por ningún otro sitio, solo pensarlo me hace un nudo en el estómago, el mismo que cuando mi abuela nos dejó.
Ya estamos aquí, recorriendo el cementerio tras el coche fúnebre que transporta al que un día fue el hombre de mi vida, aunque en estos momentos siento que nunca ha dejado de serlo, o lo que es peor, que nunca dejará de ser el amor de mi vida aunque vuelva a enamorarme o me decida por Víctor o Sergio. Voy casi detrás de Pili y la familia, de uno de sus brazos va Marta agarrada y entonces, noto como ella me busca con la mirada, cuando me ve, sus ojos me dicen que vaya hasta ella y así lo hago, me agarro a su otro brazo y por primera vez siento que algo nos une a las tres, la perdida de la persona a la que mas hemos querido o mas queremos. Llegamos hasta el lugar dónde yacerá Luis para siempre, y veo como Juanma saca su guitarra acústica, no me lo puedo creer..Luis siempre tuvo un deseo y es que, el día que muriese tocasen o pusieran la canción “Knocking on heavens door” de “Guns n' roses” y así es, escucho atentamente los primeros acordes y es esa, su canción. Es entonces cuando los recuerdos de él tocando la guitarra, esa guitarra que tanto llegué a odiar, ahora me hacen llorar, pensando que ya, jamás volverá a tocarla. Y bajo esos acordes que salen de la guitarra, entre lágrimas, nos despedimos de Luis, para siempre.