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Me gusta todo de ti.

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miércoles, 28 de enero de 2015

Capitulo 5.

 5




Rápidamente me levanto del banco y Víctor me imita, no sé que decir así que me limito a improvisar de lo que he visto en las películas y series cuando se presentan situaciones como esta.

—Sergio, no es lo que parece.

El rubio da un par de paso hasta quedar frente a mi con los brazos cruzados sobre su pecho y ladea la cabeza mirándome.

—Estoy deseando que me expliques que es.

Separo los labios para darle dicha explicación pero entonces Víctor se mueve colocándose entre los dos, saco la cabeza por un lado para poder ver así a Sergio y veo como aprieta la mandíbula. ¡Ay madre que se matan! El rostro de mi jefe permanece impasible, no logro ver el de Víctor pero seguro que están en un duelo de miradas y entonces, el gaditano habla.

—Mara está conmigo, podriáis hablarlo en otra ocasión.—Dice el de los ojos bonitos mientras Sergio le lanza una mirada asesina tras escucharle.

Se masca la tragedia, se masca en gordo.Sergio da un paso y ambos están encarados, rápidamente reacciono, salgo de la espalda de Víctor y me pongo entre los dos separándoles, al segundo tengo los ojos azules del rubio y los ojos de color...raros del moreno clavados en mí, me giro y miro al gaditano.

—Víctor..¿Podríamos vernos en otro momento?.— Le pongo cara de situación. El suspira levemente y accede por mi. Le sonrío y acaricio su brazo levemente.

Finalmente, y lanzando una mirada asesina a Sergio, el “pisha” se marcha dejándonos a Sergio y a mi a solas, cuando lo veo marchar me giro hacia el rubio, el mismo rubio que me mira con ganas de asesinarme. Trago saliva y de nuevo logra hacer que me intimide, le bajo la mirada y el con su gesto frío como el hielo se impacienta. Puedo notarlo por los breves toques que da con la punta del pie sobre el albero del parque.

—Sigo esperando una explicación.— Espeta.

Alzo la vista y lo miro a los ojos, suspiro y niego levemente con la cabeza.

—Te he mentido, y sé que piensas que lo he hecho para quedar con el pero te prometo que no es así, mis amigas pueden decírtelo.

—No necesito que tus amigas me digan nada, la que tiene que dar explicaciones eres tú, Mara.— Su tono suena muy muy cabreado, y muy exigente, muy seco..La he cagado.

—Me entró el miedo, después de lo de anoche..No sé, Sergio, he sufrido mucho, pero mucho con mi ex novio, no te haces una idea de cuanto. Tengo miedo, me aterra haber ido tan rápido contigo, me aterra la idea de volver a acostumbrarme a una persona y que acabe dañándome.— Me encojo de hombros y separo levemente las manos de mi cuerpo. —Lo siento, él se presentó en mi casa, no aceptó un no por respuesta y solo quería dejarle contento hoy para que no estuviera en plan acosador.—Suspiro al finalizar y vuelvo de nuevo la vista hacia él.

Puedo ver que su gesto ha cambiado, poco pero ha cambiado, no está tan serio, ni tan impasible ni tan frío, pero tampoco le brillan los ojos ni aflora ninguna sonrisa por la comisura de sus labios. No sé que está pensando en éste momento y me encantaría saberlo, descruza los brazos y se rasca el mentón una vez con su dedo índice apartando sus preciosos e intensos ojos azules de mi solo un segundo. Vuelve a mirarme y su mano derecha se acerca a la mía, la coge y la acaricia mientras yo noto que me estoy derritiendo como el helado que anteriormente Víctor se estaba comiendo, ahí está otra vez, ese escalofrío que recorre mi cuerpo cuando el me toca. Algo que solo pasaba con Luis, espero expectante a que diga algo, al ver que no lo hace, separo mis labios para hablar pero el pone el dedo índice de su mano izquierda sobre mis labios, haciéndome callar.

—Puede que nos hayamos precipitado, pero ambos lo hemos disfrutado. Debiste decirme el por que no querías comer conmigo, en lugar de decirme que no te encontrabas bien. Mira lo que ha pasado, te he encontrado aquí, con Víctor bastante cerca de tus labios, esos labios que estoy deseando besar pero que no besaré a modo de castigo.— Dice mientras una sonrisa traviesa se dibuja en sus labios y yo no puedo hacer otra cosa que mirarle con cara de boba.—¿Cómo crees que me he sentido al ver esto, Mara?.

—De verdad que lo siento, Sergio...Tienes razón debí de haberte dicho la verdad desde el primer momento.— Suspiro abrumada, lo he hecho mal, que digo mal, ¡Fatal!.

El rubio me atrae hacia el y me rodea con los brazos depositando un beso en la coronilla, ha cumplido su palabra, no va a besarme aunque yo me muero de ganas por que lo haga en este momento. Yo rodeo su cintura con mis brazos y escondo la cara en su pecho, el acaricia un poco mi espalda y luego los dos a la vez deshacemos el abrazo. Me mira y me sonríe, yo lo miro y le sonrío. Me coge del mentón con su dedo índice y se acerca a mi rostro.

—Tengo que confesar, que me ha gustado sentir celos, mas bien, me ha excitado. He tenido ganas de no volverte a ver en mi vida y a la vez..—Roza su nariz con la mía mientras vuelve ese escalofrío, el que sólo él sabe producirme.—..de cogerte en brazos, llevarte a unos arbustos frondosos y follarte ahí mismo para desahogar mi enfado.

Abro los ojos como platos y reprimo un leve jadeo al escuchar semejantes palabras, no sé que responder, no sé que hacer, bueno ¡que coño! Si que se lo que quiero hacer, quiero llevarlo a casa, meterlo en mi cama y repetir lo de anoche pero con creces, le deseo, y le deseo ahora mismo y más tal y como está vestido, este estilo deportivo que lleva..A este hombre le sienta bien todo lo que se ponga. Mi jefe se muerde el labio al ver mi reacción y separa su nariz de la mía, y su rostro del mío dejándome con el calentón, o al menos eso se cree él. Cuando se separa lo atraigo hacia mi tirando de su camiseta, me alzo poniéndome levemente de puntillas y pego sus labios con los míos mientras llevo una mano a su nuca, lo beso con deseo, con pasión y con ganas, ganas de él. Sin dudar me corresponde agarrando mis caderas con sus manos, introduce la lengua en el interior de mi boca y la explora hasta encontrarse con la mía, una vez juntas, las enlazamos en un juego sensual y dulce a la vez, se pega más a mi y puedo notar su erección mas claramente gracias a la ropa deportiva, en ese momento deshago el juego y le muerdo el labio, deshaciendo también dicho beso que yo misma he comenzado. Lo miro a los ojos y puedo ver como arden los suyos, ahora soy yo la que está sonriendo con picardía.

—No hay nadie en mi casa...— Murmuro sensualmente mientras paso mi dedo índice por su labio inferior.

El me imita y pasa un dedo indice por mi cuello bajándolo hasta el canalillo y me dice con voz ronca:

—¿Y a que esperamos? Me encanta el estilismo que llevas pero, mas me va a encantar arrancarte la ropa.

Sonrío ampliamente al oírle y me muerdo el labio inferior, le tomo de la mano y entrelaza sus dedos con los míos mientras los dos, al mismo ritmo caminamos para salir de El Retiro lo antes posible.








Introduzco la llave en la cerradura como puedo, Sergio no deja de devorarme a besos, de tocarme y casi no me deja abrir la puerta, está excitado y yo también, finalmente giro la llave y abro, al entrar casi nos caemos lo que provoca una leve risilla entre los dos, el rubio cierra la puerta y se deshace de su riñonera donde intuyo que tendrá sus pertenencias, después me arrebata mi bolso de mano y lo deja sobre el recibidor mientras sin dejar de devorar mi boca me va guiando hasta el salón y a la vez se deshace de mi chaqueta, sigue llevándome hacia el salón, voy de espaldas y no sé que hay tras de mi hasta que tropiezo con el sofá, yo caigo y el cae sobre mi pero esta vez no nos reímos, estamos justo dónde queremos, me acomodo un poco más sobre este y el hace lo mismo, pero sobre mi. Comienza a desabrochar los botones de mi camisa depositando un beso después de liberarme de cada botón, a lo que yo respondo con leves suspiros. Bajo las manos y agarro el borde de su camiseta para subirla, el levanta los brazos y así me ayuda a quitársela, ya tengo su torso y su espalda desnuda sobre mi, el vuelve a lo suyo y me besa entre ambos pechos, el abdomen y cuando llega a la altura del ombligo desabrocha mi pantalón, no lo consigue y me mira sonriendo para que lo ayude, encantada lo hago, quito el cierre y bajo la cremallera pero, aún llevo los tacones puestos asi que con la punta del pie derecho me quito el tacón izquierdo y viceversa, luego mi apuesto jefe se encarga de bajar el pantalón y yo aprovecho y me incorporo para quitarme la camisa del todo, luego me vuelvo a acomodar y él se quita los pantalones dejando relucir su erección en el interior de sus boxer.
Sergio tira de mi mano y me hace levantarme, me coge por las caderas y me eleva del suelo, a lo que yo respondo rodeando su cintura con mis piernas como si fuera un koala, se sienta en el sofá conmigo en brazos y rápidamente lleva sus manos a mi rostro, lo sujeta con posesión y me besa de la misma forma mientras yo me muevo sobre él, de delante hacia atrás, haciendo así el roce entre ambos, noto su miembro, esta duro como una piedra tanto, que si aprieto más puede que hasta me duela, jugamos con nuestras lenguas en el interior de nuestras bocas y cuando el ya no puede más, aparta sus manos de mi rostro sin dejar de besarme, eleva sus caderas y baja su ropa interior dejando su erección libre, acto seguido lleva las manos a mi trasero y con una de ellas aparta mis braguitas a un lado, de nuevo vuelve a su virilidad con una mano yo me alzo para ayudarle y el busca como entrar en mi interior, sin mucho coste lo consigue y yo no puedo reprimir un gemido de placer, teniendo que verme obligada a deshacer aquel excitante beso. Mientras me repongo de haberle sentido entrar dentro de mi de golpe y sin dificultad debido a mi excitación, él sube las manos por mi espalda y la acaricia con la yema de los dedos, después lo miro a los ojos y al ver su rostro noto un calambre en mi sexo, está sonriendo con una perversión que excita demasiado así que, no voy a hacerme de rogar, comienzo a moverme de arriba a bajo notando así todo su miembro salir y entrar de mi mientras él se limita a suspirar con cierta fuerza, sus manos bajan a mis caderas e intenta ayudarme a moverme pero no necesito ayuda, poco a poco voy acelerando mis movimientos y es entonces cuando yo solo jadeo pero el gruñe de placer cada vez que bajo y está por completo dentro de mi, y admito que me encanta oírle.
Hago el amago de ir más rápido pero le engaño, voy mas lento si cabe y entonces lo veo mirarme con gesto serio mientras yo sonrío divertida ante su reacción, sin esperarlo, noto un azote en mi nalga derecha y abro los ojos sorprendida borrando así la diversión de mi rostro, ahora es él quien sonríe con diversión cuando yo me sorprendo, la cuestión es que no me ha disgustado el azote, en absoluto, me atrae hacia el haciendo que me incline y murmura:

—Más rápido, ahora.

Yo me limito a asentir y comienzo a moverme sobre el con cierta rapidez, de nuevo como hasta ahora, arriba y abajo, no acelero de golpe si no que voy aumentando el ritmo poco a poco pero, el rubio vuelve a llamar mi atención.

—Más rápido.—Exige.

Me excito mas con su exigencia y no dudo. ¿Quiere que vaya más rápido? Muy bien, a ver lo que me dura. Sin reprimirme me muevo de arriba a bajo con rapidez, bruscamente podría decirse que boto sobre él y lo consigo; gime, está gimiendo de placer y yo lo acompaño al sentir dicho placer junto a él, los dos gemimos y yo me muevo sin parar sobre él, puedo notar como comienzo a sudar y llevo mis manos a su pecho, clavando las uñas en éste.
Rápidamente el toma el control de la situación y me aparta de encima, saliendo de mi de golpe y entonces caigo a un lado del sofá, se pone de pie y me agarra a mi poniéndome de rodillas sobre este..Madre mía, me encanta, me encanta verlo así. Sabiendo ya de que va el tema alzo el trasero y me acomodo mejor sobre el respaldo del sofá, noto como el se inclina y..¡Zas! Me penetra de una estocada mientras yo gimo con intensidad, sin dejarme tiempo a terminar ese gemido comienza a moverse con una rapidez sobrenatural, me embiste una y otra vez y yo me agarro con fuerza al sofá, gimo, intento reprimirme pero no puedo, los gritos de placer salen solos de mi interior y cuando menos me lo espero..¡Plas! Un azote en la nalga derecha, a lo que yo respondo con un gutural gemido, el gruñe y a veces deja salir algún que otro gemido.
Sigue con sus embestidas y de repente sale de mi, se coloca sobre mi espalda y..No, no, no. ¡Lo mato! ¡Juro que lo mato! Lo escucho gemir y noto el calor sobre mis riñones...Se ha ido antes que yo, no me lo puedo creer, noto caer la última gota y entonces el se acerca a mi mejilla, la besa y susurra:

—No te muevas, voy a limpiarte.

Ni siquiera respondo, estoy cabreada y mucho. ¡Yo también quiero mi orgasmo coño! Aprieto los dientes mientras veo por el rabillo del ojo como va hacia el baño, a los pocos segundos vuelve con una toalla y se acerca a el sofá, la pasa por mi espalda limpiando así a sus mini Sergios, me giro y me dejo caer sentándome ofuscada, entonces mi rubio se agacha y me separa las piernas mirándome con esa perversión en la mirada que tanto me gusta.

—Iba a dejarte así a modo de castigo por haberme mentido y por haber visto como ese egocéntrico coqueteaba contigo, pero no puedo, necesito escuchar tus gemidos y que te corras conmigo, solo conmigo.

Madre mía..Se me acaba de ir toda la mala leche de golpe y acaba de volver la excitación, me dejo hacer por él mientras acerca sus labios a mi sexo, primero pasa la lengua por éste a lo que yo respondo abriendo mas las piernas emitiendo un leve suspiro, vuelve a pasarla lentamente un par de veces más pero ya a la tercera la rapidez es evidente, separa mis labios vaginales con sus dedos y lleva la punta de la lengua a mi clítoris, dando con ahínco en él. Gimo y me retuerzo de placer sobre el sofá, me agarro a dicho mobiliario con toda la fuerza que puedo antes de explotar de placer, Sergio sabe que estoy a punto de llegar al clímax así que, pone más empeño y más rapidez hasta que finalmente lo consigue, llego al orgasmo entre intensos gemidos, mientras mis caderas se elevan del sofá levemente y mi cuerpo se va relajando poco a poco.
El madrileño se aparta de mi sexo y se pone a mi lado acariciando mi cuerpo desnudo con sus dedos, desde la rodilla, pasando por el muslo, las caderas hasta llegar a mis pechos, yo aún estoy extasiada y jadeando, tratando de normalizar mi respiración y poco a poco lo voy consiguiendo, abro los ojos y lo miro, está mirándome con cara de bobo, con una sonrisa tonta en los labios y yo al verlo sonrío igual que él, me pongo de lado para poder verlo bien y entonces se acerca y da un tierno y corto beso en mis labios.  

sábado, 24 de enero de 2015

Capitulo 4.

 4



Andando y andando casi sin decir palabra llegamos al retiro, pero antes de cruzar para adentrarnos en aquel hermoso parque Víctor me señala una heladería, yo echo un vistazo y asiento. La verdad es que me apetece un helado pero tengo algo claro, no pienso dejar que me invite, si hago eso su orgullo de macho ibérico volverá a salir a flote y como que no. Caminamos juntos y entramos a la heladería, me paseo por el mostrador observando los sabores: Chocolate y mente, frutas del bosque, galleta, leche merengada y..Vainilla, uno de mis favoritos. Le pido a la chica una tarrina pequeña de helado de vainilla y en seguida me la prepara, me sirve una bola de helado en dicha tarrina bajo la atenta mirada de Víctor, yo le miro de reojo y pienso en que nos hemos llevado todo el camino sin hablar de nada, no me gustan las salidas con silencios incómodos la verdad y mucho menos después de que yo debería estar en casa por que para Sergio se supone que estoy enferma..Que mentirosa y que mala persona soy..
La dependienta me da mi helado de vainilla y Víctor le pide uno de chocolate, se lo sirve también poniendo una bola de helado en su tarrina mientras él lo coge me apresuro a sacar unas monedas de mi bolso pero antes de dejarlas sobre el mostrador el moreno ya ha pagado, lo miro algo seria y suspiro a modo de que no me ha gustado ese gesto, el sonríe victorioso y con una mano me invita a que salgamos de la heladería, salgo por delante de él algo molesta haciendo resonar mis tacones en el establecimiento y luego fuera sobre el acerado. Pruebo un poco de mi helado mientras él me alcanza poniéndose a mi lado y cruzamos para entrar en el parque.
Dejo el helado de lado por un momento para observar El Retiro, es realmente precioso y me recuerda mucho al Parque de Maria Luisa en mi Sevilla de mi alma, sonrío con nostalgia mientras disfruto de la gama de verdes que se pueden apreciar gracias a que aún luce el sol. Vuelvo a comer de mi helado sintiéndome bastante intimidada por que sé que tengo los ojos de Víctor clavados en mí y eso me inquieta demasiado. Finalmente llegamos a un banco cercano al lago y me siento, el gaditano hace lo mismo y se sienta a mi lado, para romper el hielo trato de sacar un tema de conversación y a ver si así logro que deje de mirarme.

—¿Cuanto tiempo llevas en La Rioja?.

Clava sus ojos en los míos y yo bajo la mirada para comer de mi helado.

—Solo unos meses.— Me responde.

—¿Por que te mudaste? Con lo bonita que es Cádiz..

Después de decir eso tomo otra cucharada del que puede que sea el mejor helado de vainilla que he probado en mi vida, ni los de la heladería de Chipiona están así de buenos. Él hace lo mismo y saborea su helado de chocolate antes de responderme.

—Por trabajo, pero siempre voy en verano a Cádiz.

Aparto la mirada de él, no puedo mantenerla mas y la dirijo hacia el lago mientras vuelvo a tomar una cucharada de mi helado, el cuál se me estaba terminando por desgracia para mí.

—Yo también suelo veranear allí, me encanta Cádiz.— Acoto sin mirarle.

De reojo veo como Víctor tuerce una sonrisa cuando yo aparto mi mirada de él y en seguida llama mi atención con sus palabras.

—Es extraño entonces que no nos hayamos visto antes allí, algo me dice que este verano nos encontraremos. No me cabe ninguna duda.— Afirma el moreno.

Yo lo miro sorprendida ante semejante afirmación y curvo mis labios hacia abajo mostrando una mueca de: “Vale, si tu lo dices.”. Rebaño la tarrina al tomar la última cucharada de mi helado y cuando la termino me levanto para tirarla en una papelera que había no muy lejos de nosotros, camino hacia ella y la deposito allí, al volver con cuidado de no caerme con los tacones alzo la vista y como no, ahí está Víctor mirándome fijamente. Agacho la mirada de nuevo y me siento a su lado en el banco cruzando las piernas, y sin poder morderme mas la lengua se lo suelto.

—¿Por que me miras tanto?.— Frunzo el ceño mirándole.

Él sonríe con cierta perversión en su rostro, mira hacia abajo humedeciéndose los labios con la lengua y de nuevo retoma sus ojos hacia mi.

—No tengo nada mejor que mirar.

Ésta vez le mantengo la mirada y alzo ambas cejas.

—Bueno tenemos un precioso parque a nuestro alrededor, probablemente uno de los parques mas bonitos de España.— Respondo cortante.

—Para mi gusto señorita García, es mas bonito lo que tengo delante ahora mismo. Debo decir que el negro y esos labios rojos le sientan genial.

Mi pulso acaba de acelerarse por una milésima de segundo y tragando saliva miro hacia otro lado.

—Estás coqueteando demasiado conmigo.— Vuelvo a mirarle, con gesto serio.

—Yo no coqueteo.— Responde y su sonrisa se borra de su rostro.

—Pues estás mostrando lo contrario.

Víctor aprieta la mandíbula y yo evito que una sonrisa salga por la comisura de mis labios. Luego separa los labios para responderme.

—Si te muerdes la lengua, te envenenas ¿no?. —Alza una ceja mirándome.

Me encojo de hombros y con eso le doy mi respuesta. Por supuesto que sí, siempre digo lo que pienso y mucho más cuando se trata de un tío como éste. Rio para dentro mientras él al fin me quita la vista de encima y dirige su mirada gris o azul o no termino de saber de que color son sus ojos hacia el lago.

—¿No tienes novia?.— Pregunto para cambiar de tema y el toma una cucharada de su derretido helado de chocolate.

Niega con la cabeza y me responde.

—No soy de novias.

Alzo ambas cejas sorprendida. ¿No tiene novia? Cualquier mujer al igual que pasa con Sergio querría un novio así, bueno tampoco lo sé por que éste hombre es muy rarito, muy intimidante, muy intenso, me siento a veces como Anastasia Steele.

—Pues que raro.— Espeto.

Veo como alza una ceja al oírme y ladea la cabeza.

—¿Por que es raro?.

Me encojo de hombros acomodándome en el respaldo del banco.

—No sé, eres guapo, empresario..El sueño de cualquier mujer.

Sonríe travieso ante mi respuesta a su pregunta y vuelve a comentar.

—Yo no soy de novias. ¿Quieres probar mi helado?. Es chocolate belga está muy rico.

Asiento. ¿Por que no? El chocolate también me gusta y además el belga nunca lo he probado. Coge una cucharada y la acerca a mis labios, abro la boca esperando recibir el sabor del chocolate en mi paladar y entonces queriendo, me mancha la comisura de los labios con la cuchara, lo miro entrecerrando los ojos a modo de cazador furtivo y el sonríe triunfal, después me deja probar el helado aún con la comisura de mi labio levemente manchada de chocolate belga.

—Te limpiaré.— Dice él.

Saca del bolsillo de su chaqueta un clinex, se acerca más a mi y muy cerca de mi rostro alza la mano en la que llevaba el clinex, la acerca a la comisura de mis labios y yo inconscientemente separo los labios mientras el con suavidad retira el chocolate, lo estoy mirando a los ojos y él también me penetra con la mirada. En se momento por el rabillo del ojo puedo ver que alguien se ha parado frente a nosotros, quizá sea algún mendigo de los que suele haber por los parques, eso pienso hasta que escucho su voz.

—Vaya, ¿así es como te curas Mara?.

Reconozco su voz al momento y rápidamente me separo de Víctor, giro la cabeza y mis peores temores se confirman, veo a Sergio con camiseta de manga corta de color rojo y pantalón de chandal, mi gesto lo dice todo, creo que me he vuelto tan blanca que casi soy transparente. Madre mía..¿Y ahora que hago? ¿Que le digo? No tengo ninguna excusa. Sergio me mira enfurecido y a Víctor..Si su mirada azul matase, Víctor estaría mas que muerto, enterrado. El rubio se cruza de brazos esperando una explicación que sin duda no puedo darle, le he mentido y el karma me lo ha devuelto, me ha pillado en una situación mas que comprometida con el gaditano, mi respiración está acelerada y tengo el estómago revuelto. No sé como salir de esta ni que decirle por que diga lo que diga, no va a perdonarmelo.  

domingo, 11 de enero de 2015

Capitulo 3.10

3.10






Estamos comiendo, comida china para cambiar un poco los hábitos de vida. Mientras comemos les explico a las chicas mi situación y cuando termino se miran entre ellas y luego me miran a mi hasta que finalmente Isa toma la palabra.

—Nena, yo pienso que Sergio es un tiarrón y que sinceramente has hecho mal en no ir a comer con él y menos después del meneo que te dió anoche.

Todas reímos y a mi casi se me sale el arroz por la naríz. Cuándo paramos de reír la palabra la toma Nerea y proseguimos la charla.

—Además que solo tienes que comparar. No tiene nada que ver con Luis apuesto a que es dos veces mejor en todo..¿no?.—Me mira con una sonrisa pervertida y yo algo ruborizada asiento.

—¿Entonces por que no me apetecía ir a comer con él? Llevo queriendo esto desde que le conocí en la discoteca y mucho más al ver que era mi jefe..Y sin embargo hoy he dejado pasar el tren.— Suspiro al responder mientras cojo unos trozos de pollo.

—Sencillamente, por que te da miedo lo desconocido pero si no lo conoces, jamás dejará de ser desconocido. —Apunta Lorena.

Todas nos quedamos en silencio reflexionando, la verdad es que mi rizos tiene razón. Si no empiezo a conocerle jamás dejará de ser desconocido y nunca avanzaré no con él, si no también en relaciones futuras. Seguimos comiendo y mientras le sigo dando vueltas a las palabras de mis consejeras profesionales, sinceramente no voy a llamarle ahora, quizá mañana o esta noche pero hoy lo que necesito es una buena tarde en la mejor compañía. Al coger el vaso me da por mirar de reojo a Nerea e Isa, están haciendo manitas debajo de la mesa, se nota por como se miran..¡Ay madre! Que al final estas dos se me cambian de acera..
Terminamos de comer y entre todas recogemos la mesa, Miriam pone el lavavajillas y se acerca a mi.

—¿Estás bien?.— Yo asiento y ella me sonríe.

—¿Habéis recibido las invitaciones de Consoli y Javi?.— Dice Isa de repente.

—¡¡Sí!!— Responde Miriam con efusividad. —Muero de amor en serio, son los primeros del grupo en casarse eh.

—Yo lo predije, que acabarían casados.— Digo entre risas.

—Pues Mara cariño, dime el número de la lotería. — Me dice Lorena y todas reímos.

Empiezan a burlarse de mi diciéndome cosas como: “La pitonisa Mara” “¿Quieres una bola de cristal por reyes?” Rio a carcajadas con ellas, se me había olvidado lo geniales que eran y la buena terapia que acababan haciendo conmigo. Justo en el segundo en el que terminamos de reír suena el timbre, rodeo la cocina y camino hasta el recibidor abriendo la puerta, al ver de quien se trata me sorprendo de tal forma que mis labios se separan solos, es Víctor. ¿Que hace aquí? O mejor dicho. ¿Cómo sabe dónde vivo?. Ante mi reacción y como si me leyera el pensamiento habla mientras me mira fijamente con una pervertida sonrisa.

—Veo que te sorprende que esté aquí.

—Considerando que no sé como has conseguido mi dirección, sí.

Se encoge de hombros de manera un tanto chulesca.

—Tengo mis contactos. Puesto que te fuiste de Las Vegas sin despedirte tras ver aquella vergonzosa escena de Sergio, me he propuesto venir a ver como estabas.

—Bien, gracias.— Respondo en un tono bastante seco.

No me hace ni pizca de gracia que haya encontrado mi dirección tan fácilmente y menos aún que se haya presentado aquí, parece un acosador.

—¿Estás ocupada?.
—La verdad es que..—Antes de que pueda terminar la frase Miriam aparece tras de mi.
—Nena donde tienes la..—Mi mejor amiga se queda pasmada durante unos segundos observando a Víctor y yo la miro alzando una ceja, al ver que no reacciona chasqueo los dedos y entonces parpadea y le entra la risa floja mientras me mira. —La cerveza, que no la veo.

—En el congelador.—Le hago un gesto con la cabeza para que se vaya al salón a la cocina o a donde quiera pero fuera de esa situación, en seguida lo capta y se marcha.
Dirijo la mirada de nuevo a Víctor, a quien veo con una sonrisilla en los labios, supongo que por la reacción de mi amiga al verle, dios que vergüenza, se ha quedado ahí como una panoli mirándole, como cuando una fan de Justin Bieber lo ve en la tele, pues igual.

—Veo que si que estás ocupada ahora, en ese caso, paso por ti a las seis.— Se gira para marcharse y enseguida frunzo el ceño y reacciono.

—¿Perdón? No voy a ir contigo a ningún sitio a las seis.

Él se gira y me mira seriamente dando un paso hacia mi.

—Paso por ti a las seis. No me rechistes.

—No pienso ir contigo, tienes una cara de pervertido que echa para atrás así que adiós muy buenas. Nadie me dice lo que tengo que hacer.— Me pongo frente a él y acepto el duelo de miradas que él había establecido.

Sonríe con cierta ironía y se acerca más a mi, tanto que siento su aliento sobre mis labios. Mi corazón palpita con demasiada rapidez, me da miedo pero a la vez no, y entonces murmura:

—Te sorprendería saber lo pervertido que puedo llegar a ser. Sé puntual.

Me quedo sin aliento ante semejantes palabras y directamente le cierro la puerta en cuanto me da la espalda, al hacer aquello me veo a las cuatro marujas asomadas por el marco del salón y ruedo los ojos mientras ellas están pasmadas, solo les faltan las palomitas. Entro de nuevo hacia el salón y comienza el bombardeo de preguntas: '¿Quien es?' '¿Como se llama?' '¿De que lo conoces?' y comentarios tipo: '¡Esta buenísimo!' 'Aquí huele a triangulo amoroso que apesta'. Justo después de esos comentarios, nos sentamos todas en el sofá al rededor de la pequeña mesa del salón, respondo a sus preguntas una por una y les cuento donde lo conocí y quien es y sobre todo, que no le dije donde vivía y que ha encontrado mi dirección vete tu a saber por que medios.

—Madre mía..Es un Christian Grey a la española.

—Más bien a la gaditana, es de Cádiz.— Respondo con rapidez.

—Muy buenas playas, si señor.— Dice Nerea con humor y todas nos reímos. —Yo suelo ir en verano con mi madre, si quieres venir y le visitas..—Me da un par de codazos en el brazo y yo rio negando.

—Actualmente vive en La Rioja. De todos modos ¿por que siempre os adelantáis a los acontecimientos?.— Pregunto frustrada.

Las cuatro se miran y al unísono dicen: ¡Somos pitonisas!. Las carcajadas resuenan en mi salón después de semejante comentario y mientras ellas beben cervezas y yo y Lorena un cocacola seguimos comentando el tema de la boda de mi prima, y de la pareja tan unida que han formado siempre, en el fondo me dan envidia, pero envidia sana por que hacen una pareja perfecta, tienen una complicidad y una confianza que jamás había visto, ni siquiera en mis padres. Seguimos hablando de mas cosas, aunque el tema de que han hecho Nerea e Isa estos días sale varías veces ellas lo esquivan, se limitan a decir que han estado estudiando y trabajando, por lo que veo solo yo sé la verdad, básicamente por las pillé en mi cama desnudas y abrazadas. Quien me lo iba a decir, aunque a veces pienso que el amor entre dos mujeres debe ser mucho más bonito y sencillo que entre un hombre y una mujer, se entienden mejor de lo que los hombres nos entienden a nosotras y de lo que nosotras podemos entenderlos a ellos por que a veces, ellos son mil veces peores.

A las cinco y media me las veo a todas recogiendo los botellines de la mesa y tirándolos a la basura, se colocan sus chaquetas y yo me levanto extrañada.

—¿Os vais ya?.— Pregunto mientras las miro.

—Tienes una cita que atender.— Responde Lorena mientras se coloca bien el cuello de su chaqueta.

Yo suspiro, ruedo los ojos y niego llevándome una de mis manos a mi frente.

—No voy a ir a ningún sitio. No está bien que deje plantado a Sergio y ahora me vaya con su “amigo”.— Hago el gesto de las comillas con los dedos y las miro.

Isa se acerca a mi con paso firme y me agarra de los hombros mirándome a los ojos.

—Gordi, tienes que empezar a dejar de pensar en lo que está bien o mal. Te has llevado tres años y medio desviviéndote por una persona. Empieza a desvivirte por tí, disfruta de lo que venga por que al fin y al cabo eso es lo que te vas a llevar.— Me da un pico a modo de despedida y yo después suspiro, la verdad es que no le falta razón a la mocosa ésta.

Las despido y cierro la puerta, voy a quedarme con lo que tengo puesto y voy a ponerme solo los tacones que tenía pensados para el almuerzo con Sergio. Me doy un rápido retoque en el maquillaje y aprovecho para alisar un poco mas mi pelo, me miro al espejo y suspiro satisfecha, la verdad es que estoy perfecta y no suelo decirme cosas así a mi misma todos los días. Salgo del baño y voy hacia mi habitación cogiendo mi bolso de mano de la mesilla de noche, al cogerlo, la nota de Sergio cae al suelo y me agacho a recogerla, al releerla siento algo de pena por no haber ido pero se lo compensaré el lunes con un almuerzo, bueno si es que quiere verme claro. Guardo el móvil, las llaves, el pintalabios rojo y un pequeño monedero con dinero, mi DNI y mi tarjeta de crédito. Tengo ganas de coger mi FIAT que lo tengo bastante abandonado pero por Madrid cogerlo es un pa ná..Cuando termino de guardar todo, suena el telefonillo, miro mi reloj del salón y son las seis en punto. Camino hasta el recibidor y abro la puerta cerrándola luego con llave, llamo al ascensor que en seguida viene y me subo a él pulsando la tecla 0, noto cierto hormigueo en el estómago, voy a salir con un acosador que ni siquiera sé a donde me va a llevar, estoy realmente perdida. Cojo aire antes de salir del ascensor y me relajo, abro la puerta y cruzo el rellano hasta abrir la cancela y encontrarme con él. Me mira de arriba a bajo y yo me cruzo de brazos alzando una ceja.

—Vaya nena, estás tremenda.—Me dice el pervertido.

—¿Nena? ¿Te has leído cincuenta sombras de Grey?.— Le digo a modo de burla y el frunce el gesto.

—¿Que es eso?.— Me pregunta.

¿En serio? Cualquier hombre de hoy en día sabe que saga es. Lo miro casi ofendida y respondo.

—Es una triología de libros eróticos, sumisión, sado..Etcétera. Él protagonista llama “nena” a la protagonista.

Él alza ambas cejas, casi parece sorprendido y luego vuelve a aparecer, ahí está esa sonrisa perversa que tanto me inquieta.

—Interesante, pero no he oído hablar de dicha triología, digo nena por que me sale así.— Responde algo cortante.

—¿Así llamas a todas las que te pasas por la piedra?— Alzo una ceja mirándole y el me mira fijamente más serio de lo que lo vi antes frente a mi puerta.

—No. Eres la primera a la que llamo así. Vámonos.— Eso último casi ha sonado a orden.

Comienza a caminar y yo le sigo. No lo ha negado, se pasa por la piedra a todo lo que se mueve odio a los tíos así, menudo asqueroso. Pero he conseguido lo que quería: Uno impresionarle y dos aplacar su chulería de macho ibérico gaditano.




lunes, 5 de enero de 2015

Capitulo 3.9

 3.9

Abrí los ojos, un halo de luz que entraba por la ventana y daba justo encima de mi cara me había obligado a hacerlo, me giro sobre la cama pero no veo a Sergio lo único que pude encontrar al tacto fue un papel, una nota sobre la almohada que decía:

                                               TE RECOJO A LA 1 PARA COMER JUNTOS.
                                                    BESOS, SERGIO.

Al leerla sonrío pero me entristece ver que no está, me hubiese gustado despertar a su lado y más después de lo de anoche. ¿A dónde habrá ido? Suspiro y me levanto de la cama cogiendo la primera camiseta que tengo a mano, no pienso ni desayunar, directa al baño, necesito una ducha de agua templada seguro que me sentará genial. Cierro la puerta del baño y me deshago de la camiseta, abro el grifo y cuando compruebo que el agua está a mi gusto me sumerjo en ella mientras disfruto de su temperatura.

Recojo y ordeno un poco el apartamento, sobre todo mi cama, cambio las sabanas y se me escapa una pícara sonrisa al recordar sus besos, su respiración acelerada, sus caricias, su cuerpo contra el mío, piel con piel..Dios que hombre. Al terminar de hacer la cama echo un vistazo al reloj ¡las doce y media! Debo darme prisa o llegaré tarde, Sergio es muy puntual. Rápidamente abro el armario y la verdad es que no sé que ponerme, por que ni siquiera se a donde se supone que vamos a comer. ¿Falda, vestido o pantalón? ¿Informal o casual? En momentos así necesito a mi asesora personal, a mi Lorena, a la que todavía no le he dicho que he vuelto.

Vuelvo al baño y me quito la toalla, ya he elegido mi ropa: Pitillos negros, blazer del mismo color y una camisa celeste con unos tacones negros también, creo que así y con el pelo liso estaré perfecta. Enciendo el secador y comienzo a alisarme el pelo sin dejar de darle vueltas a la cabeza, desde que conocí a Sergio me atrajo y mucho y la idea de que fuese mi jefe me ponía a cien, pero ahora que de golpe y de pronto hemos dado no uno si no dos pasos hacia delante me siento rara, no es como con Luis, es más, estoy empezando a sentir que no me apetece ir a comer con él. ¿Que es lo que me pasa? Ahora que tengo lo que deseo..No estoy reaccionando como debería, todo apunta a que esto es miedo a lo desconocido..¿Pero que miedo voy a tener si me lo he tirado?

Ni si quiera me maquillo, dejo el secador y voy a por el móvil, lo desbloqueo y abro el whatsapp, busco mi conversación con Sergio y tecleo:

No voy a poder ir a comer contigo, lo siento. 12:45 

En seguida le veo en línea y en cuando lo lee, escribe.

¿Por que no? 12:45

¿Y ahora que respondo? Bueno siempre he sido la reina de las excusas, piensa Mara piensa..¡Ya sé! Lo típico de que no me encuentro bien funcionará. Le escribo esa respuesta, sigue en línea lo ha leído pero no me ha respondido, por lo que puedo deducir que se ha enfadado, claramente. No quiero ni cruzármelo el lunes, espero que no le dé por hacer una visita a la tienda. 
Suspiro y me apoyo en la pared, necesito reunión urgente con el consejo de sabias así que hablo al grupo y propongo un almuerzo conjunto, mientras responden me acuerdo de que llevo días sin mirar el buzón y seguro que estas dos con el folleteo no habrán bajado tampoco. Dejo el móvil en la mesilla del recibidor, cojo las llaves y salgo en zapatillas de andar pos casa, al mas puro estilo poligonero, cierro la puerta y llamo al ascensor sin dejar de pensar en el rubio. No sé por que me ha dado el pánico después del polvo, normal no es...

Abro mi buzón y para mi sorpresa tengo una carta, una carta muy bonita, cuando le doy la vuelta descubro que es una invitación de boda con los nombres: Consolación y Javier. ¡No me lo puedo creer! ¡Mi veredicto se cumple! Sabía que estos dos acabarían casados y me encanta saberlo, mi adorada prima se me casa y antes que yo..Lo que habría dado yo por llegar a ese punto con Luis, además que lo teníamos todo tan planeado..Suspiro al acordarme de esas charlas que teníamos en las que pensabamos hasta el nombre de nuestros hijos, este es mi problema, sigo anclada a él y necesito desanclarme, por eso tengo miedo a empezar algo con Sergio, tengo miedo de que no sea igual y de hecho no lo son, no tienen nada que ver uno con otro.


En cuanto vuelvo a casa cojo el móvil con intención de llamar a mi prima directamente para darle la enhorabuena, pero al desbloquearlo veo que tengo una notificación de whatsapp, Sergio no es, creo que este de los que se enfadan es como yo, hasta que no se le pase mejor ni le mires, es del grupo todas están de acuerdo y a las dos estarán en mi casa con comida china y helados. Busco el número de mi prima en la agenda y pulso para llamar, justo después del primer tono me lo coge.

—¡Hola pri!— Me saluda con efusividad y yo trato de no emocionarme al oir su voz..La echo tanto de menos.

—¡Pri! Tengo en mis manos la invitación de tu boda. ¡Enhorabuena!.

—¡Gracias! Tía estoy que no me lo creo al final tenías razón y mira, a casarnos se ha dicho. ¿Cómo estás? 
¿Ya has vuelto de Las Vegas?.—Me pregunta.

—Sí volví ayer.

—¿Tan pronto?.

—Sí pri, es un poco largo ya te contaré..

—¡Ah no! No me dejes con la intriga Mara que lo odio.

Resoplo y ruedo los ojos le hago un resumen de lo que ha pasado mientras doy vueltas por el piso, solo la oigo decir sus típicas palabras: 'Que fuerte' 'Hija puta'. Me echo a reír al escuchar su reacción cuando llego a la parte en la que me acuesto con Sergio, después le cuento como me siento ahora, se hace un diminuto silencio entre las dos y entonces ella toma la palabra:

—Mara, sinceramente creo que deberías pasar página, veo a Luis casi a diario y  está de puta madre con la guarra esa. Si él ha olvidado en menos de un mes deberías proponerte hacer lo mismo.

Suspiro y asiento como si pudiera verme, mi prima lleva toda la razón del mundo; como siempre. Si no me olvido de Luis voy a perder una buena oportunidad con Sergio y no quiero perder mas trenes de los que he perdido por no olvidarme de él pero, ¿cómo paso página? No sé por donde empezar, estoy mas perdida que nunca. Después de hablar unos minutos mas me despido de ella y mando muchos besos a la familia, Javi incluído. Cuelgo el móvil y me dejo caer sobre el sofá dándole vueltas a las sabias palabras de mi prima.