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Me gusta todo de ti.

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miércoles, 24 de diciembre de 2014

Capitulo 3.8

3.8


En un intento fallido de darle con la puerta en las narices a Sergio, sin darme cuenta de como ha pasado lo tengo sentado en el sofá de mi casa con una taza de nesquick, sí lo sé, en un tío como el suena rídiculo pero no le gusta el café. Yo estoy sentada en la otra punta del sofá, no quiero estar cerca de él ni un solo centímetro, llevamos diez minutos en silencio, con el típico silencio incomodo, el rubio me mira y da un sorbo a su taza, la deja sobre la mesa y finalmente habla.

—¿No piensas disculparte?.

Lo miro inmediatamente con la boca y los ojos abiertos, menudo descaro y falta de todo. ¿Pretende que encima sea yo la que me disculpe? ¡Pues la lleva clara el gilipollas este! Mi cara lo dice todo, lo miro con incredulidad y cierto desprecio.

—¿Yo? ¡¿Disculparme yo?! ¿Pero tu de que vas chaval? Lárgate de mi casa, me estoy arrepintiendo de no haberte destrozado los dedos con la puerta.

Me pongo de pie y voy hacia el recibidor abriéndole la puerta, lo miro desde allí y le hago una seña con la cabeza para que se marche. ¡Menudo cretino! Sergio coge la taza y le da el último sorbo, con decisión la deja sobre la mesa y se acerca al recibidor con paso firme y mirada ofuscada, cuando llega hasta mi cierra la puerta de un portazo, me pone contra ésta alzando las manos por encima de mi cabeza y me besa, me besa con pasión, con ansia, con deseo pero sobre todo con posesión, forcejeo con él intentando soltarme y cuando me suelta las muñecas, rodeo su cuello con mis brazos, llevo semanas anhelando un beso suyo y ha tenido que pasar esto para que lo consiga, Sergio me coge de los muslos y me alza del suelo sin dejar de besarnos, yo rodeo su cintura con mis piernas mientras nuestras lenguas chocan en el interior de nuestras bocas, está excitado y yo también lo estoy, le deseo y como si el estuviese escuchando mis pensamientos se mueve conmigo en brazos y mientras pasa su lengua por mi cuello de abajo a arriba me lleva a la habitación, con una mano abre la puerta y una vez dentro me deja caer en la cama. Se para frente a mi y se quita los zapatos, yo hago lo mismo comienzo a deshacerme de mi ropa pero el me detiene y se inclina cogiéndome por el mentón mientras murmura:

—Quiero ser yo el encargado de desnudarte.

Al oír aquello noto como hasta el último vello de mi cuerpo se ha erizado, asiento mientras veo como se quita la camiseta y los vaqueros, mi jefe al rollo casual esta realmente apetecible..Aunque esta guapo con cualquier cosa que se ponga. Solo le quedan los bóxer y cuando pienso que no va a quitárselos hasta que yo no esté desnuda me equivoco, se los baja y puedo ver su erección, la cual no tiene nada que envidiar a la de Luis, se deshace de su ropa interior y me coge de la mano poniéndome en pie, me levanta la camiseta y me la quita, yo me dejo hacer y voy ayudándole, luego lleva sus manos al cierre de mi sujetador y en menos de un parpadeo me lo ha quitado, se nota que tiene práctica, puedo notar como mis pezones se yerguen cuando hace aquello, alzo la vista y sus ojos azules se han vuelto perversos, hay fuego en su mirada, está disfrutando de éste momento más que un niño con un juguete nuevo. Con la palma de sus manos acaricia mis costados y yo me estremezco, mi respiración cada vez está mas acelerada y puedo hasta notar como mi clítoris palpita en más de una ocasión, acaricia mi espalda con la yema de sus dedos y luego sus manos van a mis pechos, ahí es cuando puedo notar lo excitada que estoy, con su dedo índice acaricia uno de mis pezones y éste se endurece, repite el proceso con el otro y pasa exactamente lo mismo, inconscientemente echo la cabeza hacia atrás, lo único que quiero en este momento es sentirlo dentro de mi, ya pero, está jugando, me está desesperando hasta que ya no pueda más. Cuando menos me lo espero mi pezón derecho está sintiendo el calor de su lengua y un escalofrío recorre mi columna vertebral seguido de un jadeo, pasa la lengua repetidas veces y yo siento que voy a morirme de placer, luego repite el proceso con mi pezón izquierdo mientras con la yema de sus dedos no deja de acariciar el derecho, y yo vuelvo a jadear, puedo notar la humedad abundante en mi entrepierna, succiona mis pezones una y otra vez, va de un lado a otro con sus labios y su lengua mientras yo no puedo parar de jadear, evitando gemir a pesar de que ganas no me faltan.
Cuando mi jefe termina de saborear mis pechos, sus manos van hasta mis leggins y de golpe los baja, yo saco un pie y luego el otro deshaciéndome de ellos, ya solo me quedan las braguitas, lo miro de nuevo y él, tan desesperado como yo se acerca a mis labios y los besa con ansia, introduciendo la lengua en mi boca y yo saco la mía para que ambas puedan jugar juntas. Me muerde el labio inferior y tira de él hacia atrás, suspiro con fuerza cuando hace aquello y entonces sus manos sueltan mi rostro y van hacia el elástico de mis braguitas, las baja y hago lo mismo que con los leggins, deshacerme de ellas. Lo miro a los ojos con el mismo deseo con el que él me está mirando a mi y entonces sonríe perverso y vuelve a murmurar:

—Dejáme comprobar si estás lista para lo que voy a darte.

Se acerca a mi y noto como la punta de su miembro roza mi pubis, tengo ganas de cogerlo, de acariciarlo pero me contengo.

—Abre mas las piernas.— Me dice.

Lo hago y veo como su mano se acerca peligrosamente a mi sexo, pasa su dedo índice por este y hasta yo puedo notar como resbala, es exagerado, se me escapa un gemido e incluso entre dientes lo escucho gemir a él cuando nota mi humedad, me muerdo el labio inferior y sin esperar mas, me tumba sobre la cama, me abre las piernas y despacio acerca su miembro a mi sexo, lo miro atentamente a los ojos, y con la mirada recorro su cuerpo hasta llegar a la escena que estaba a punto de producirse, puedo notar la punta de su erección abriéndose paso en mi, la mete despacio pero resbala tanto que de un golpe lo tengo dentro de mi, gimo intensamente y el con la boca cerrada también lo hace, se inclina más hacia mi y yo rodeo su cintura con mis piernas, antes de besarme y de comenzar a moverse me mira a los ojos y acaricia mi mejilla, me enternezco con ese gesto y una leve sonrisilla se me escapa de los labios, el me la devuelve y una vez más murmura:

—¿Estás segura?.

Sin dudar, asiento despacio, el sonríe dejándome ver su perfecta dentadura y entonces me besa despacio mientras comienza a moverse dentro de mi, saliendo y entrando con suavidad, llevo mis manos a su rostro mientras me besa suavemente, sigo el ritmo de su beso sin poder evitar que algún que otro jadeo se me escape entre éste, jugamos con nuestras lenguas pero esta vez con mas lentitud, está tratando de que esto sea mas sensual y romántico que salvaje y eso me encanta, me demuestra que si que hay esperanza con él. Muerdo su labio inferior y con eso el entiende que estoy lista para acelerar un poco más el ritmo, y eso es lo que hace, comienza a salir y entrar en mi como algo mas de rapidez y ya si que no puedo evitar gemir de placer, su grueso miembro explora mi sexo y a mi me encanta. Los dos deshacemos el beso y es entonces cuando baja con sus labios por mi cuello mientras que con una mano comienza a pellizcar suavemente mis pezones, estoy tan excitada que casi no lo siento dentro de mi, se da cuenta de eso y la saca haciendo un recorrido de besos desde mi cuello, pasando por mis pechos, mi abdomen hasta bajar al ombligo, una vez ahí me mira travieso y yo sonrío con picardía, sigue bajando y cuando llega a mi sexo, pasa mi lengua por éste, llevándose con su lengua toda la humedad de mi entrepierna, lo hace varias veces mas y yo me agarro a las sabanas del placer que me produce mientras gimo, vuelve a subir hasta mi y de una estocada me penetra haciendo así que emita un gemido casi gutural el gruñe entre dientes y entonces nada de suavidad, directamente comienza a entrar y salir rápido y con cierta fuerza, me abro de piernas todo lo que puedo, estoy desesperada por llegar al orgasmo pero me contengo, Sergio acelera cada vez más los movimientos y yo no puedo parar de gemir, llevo mis manos a su espalda y paso la yema de mis dedos por ésta, a lo que el responde embistiendome con mas rapidez, puedo notar como su miembro llega hasta el fondo de mi vagina lo que hace que me excite mucho más. 

Cuando mas estoy disfrutando, sale de mi y rápidamente lo miro frunciendo el ceño, el me sonríe como si de un juego se tratase, entonces tomo el control y lo tumbo sobre la cama, me pongo encima de el con una pierna a cada lado de sus caderas y yo misma me empalo con su miembro en un gemido, esto hace que Sergio gima, que gima como yo quería escucharlo, con la boca abierta..Hasta gimiendo es sexy. Apoyo las manos sobre la almohada y comienzo a moverme sobre él de arriba a bajo, cierro los ojos y puedo sentir su miembro por completo, de repente su lengua acaricia mis pezones, oh no..Mi punto débil, entre eso y el tiempo que llevo sin hacer el amor voy a llegar al orgasmo en cuestión de minutos. El rubio chupa mis pezones una y otra vez, se va de un pecho al otro mientras yo me empiezo a mover con mas rapidez sobre él, notando en cada movimiento su erección llenando mi sexo. Lo escucho jadear y eso me encanta, se me escapa una sonrisilla al oírle y aprovecho que no me está viendo para gemir sin reprimirme, tanto placer a la vez va a terminar conmigo y entonces mi jefe se separa de mis pechos para mirarme, me doy cuenta y lo miro.

—Quiero que te corras conmigo, ahora. Y quiero que justo después lo haga yo.— Me dice con voz ronca y entre jadeos.

Esas palabras de Sergio hacen que yo me excite más y el vuelve a la carga, devora mis pezones con su boca y entonces me muevo de delante hacia atrás con toda la rapidez que puedo, sin parar mientras el no deja de gemir con uno de mis pezones en el interior de su boca, gimo y gimo hasta que sin poder aguantarlo mas llego al orgasmo en un gemido intenso y alto, con pequeñas comvulsiones sobre la erección de mi jefe y cuando por fin suelto todo lo que tenía que soltar, jadeo agotada..Él me aparta el cabello de la cara y sale de mi, hace que caiga a su lado en la cama y con tan solo masturbarse un par de veces puedo ver como él también llega al orgasmo entre gruñidos y respiración agitada.

Después de que ambos recuperamos el aire que nos falta, el rubio gira la cabeza y me mira, me acaricia la mejilla y yo sonrío como una boba. Se acerca más a mi y me da un suave beso en los labios.

—Voy al baño. ¿Vale?

Yo asiento sonriendo y él se levanta, rodea la cama y sale de la habitación en dirección al baño, me tapo con la sabana y me llevo las manos a la cabeza. ¿Acabo de acostarme con mi jefe después de discutir con él? Madre mía..No suelo ser así, pero estoy feliz, ha venido desde Las Vegas, dejando todo su trabajo allí por mi, por que sabía que yo había vuelto a Madrid..Si no le importase..¿No habría hecho eso no? Un montón de dudas asaltan mi cabeza y entonces mi caballero de la brillante armadura vuelve del baño con una amplia sonrisa, se mete en la cama y se tapa conmigo, me tiende el brazo en señal para que me recueste sobre su pecho y sin dudar ni un segundo lo hago, me acomodo sobre él mientras me acaricia el pelo..Mala cosa ha hecho, así me quedaré dormida en menos de lo que canta un gallo, y así es, mis ojos se van cerrando despacio y cuando Sergio se da cuenta me da tres besos contados entre el cabello.

—Descansa morena.— Murmura después de darme esos dulces besos.

Yo obedezco y cierro los ojos, cayendo en cuestión de segundos en un profundo sueño, descansando sobre el mejor colchón del mundo; Su pecho.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Capitulo 3.7

                                                                         3.7


Ya estoy en el avión, miro el móvil antes de apagarlo; diez llamadas perdidas de Sergio, curenta y cinco mensajes de whatsapp de él...Suspiro y niego con la cabeza, sin mas dilación lo apago y lo guardo mientras me acomodo en el asiento.Todo estaba siendo demasiado bonito para ser verdad, Sergio es un mujeriego y nunca va a cambiar y la verdad es que paso olímpicamente de tener más tíos así en mi vida. Antes de despegar llamo a la azafata y le pido un vaso de agua, mientras vuelve, miro por la ventanilla con tristeza recordando la estupenda mañana con el rubio en el Gran Cañon, la azafata irrumpe mis pensamientos al traerme el vaso de agua y yo en señal de agradecimiento, asiento con una cordial sonrisa. Saco del bolsillo interior de mi bolso una pastilla y me la pongo sobre la lengua, bebo agua y la trago, gracias a esta capsula podré dormir, aunque tengo que admitir que sin el pecho de Sergio..No dormiré igual de bien, dejo el vaso a un lado y me recuesto en el asiento mientras el avión despega tomando rumbo a España.

Noto unos suaves toquecitos en mi hombro derecho, abro los ojos y me encuentro con la azafata que me trajo el vaso de agua.

—Hemos llegado a Madrid señorita.

La azafata me informa amablemente y yo vuelvo a asentir a modo de agradecimiento por el aviso, me quito el cinturón de seguridad y me levanto, avanzo por el pasillo con los demás pasajeros como si de la cola del carrefour en navidad se tratase, una vez superado el atasco bajo las escaleras del avión y con los mismos pasajeros camino al interior del aeropuerto, solo quiero coger mi equipaje, un taxi, llegar a casa y contarle todo lo sucedido a mi consejo de sabias.

Aproximadamente después de una media hora el taxista me deja en la calle Alcalá, le pago lo que marca el taxímetro y salgo del coche, el caballero muy amable también sale para ayudarme y sacar la maleta del maletero, cuando lo hace le doy las gracias y le sonrío con sinceridad, me despido con un suave "hasta luego" y camino hacia mi portal arrastrando mi maleta. Me detengo frente a la puerta y busco las llaves en mi bolso, cuando las saco, introduzco una de ellas en la cerradura y abro la puerta, cruzo el portal hasta el ascensor y por suerte ya está abajo así que abro la puerta y entro pulsando la tecla de mi planta. Mientras el elevador sube decido encender el móvil y entonces, cuando introduzco el pin, miles de mensajes de texto bombardean mi teléfono, uno de ellos me indica que tengo un mensaje de voz de Sergio, me decido y marco el numero de mi buzón de voz para escucharlo:

—Por su bien señorita García, más le vale que no haya vuelto a Madrid sin mi y sobre todo sin decirme ni una puta palabra,  por que si llego allí y la encuentro en su casa..No respondo. Avisada queda.

Fin del mensaje, suspiro y bloqueo el móvil guardándolo en el bolsillo trasero de mi pantalón, el ascensor se para, lo que indica que he llegado a mi destino así que, abro la puerta y salgo  acercándome a mi apartamento, introduzco la llave y la giro dos veces hacia la derecha, el pestillo está hechado así que no hay nadie. ¿Dónde andarán estas? 

Al pasar, todo esta en silencio, las luces apagadas, enciendo la del recibidor y dejo las llaves sobre la mesilla y la maleta a un lado, me quito la chaqueta y la cuelgo en el perchero junto con el bolso, paso al salón y enciendo la luz también, todo el salón está perfectamente recogido y la cocina también, suspiro y sonrio levemente, que buenas son mis niñas..Voy hacia mi habitación pero algo de un color rosa fosforíto llama mi atención en el suelo, me agacho y lo cojo, es un..¿Tanga? ¿Que cojones hace un tanga en la puerta de mi habitación? Frunzo el ceño y lo primero que se me pasa por la cabeza es que alguna de estas se ha traído a un maromo a casa, abro la puerta rápidamente y abro los ojos como platos con lo que me encuentro: Isa y Nerea, desnudas, en mi cama. Cierro la puerta tan rápido como la he abierto y tiro el tanga al suelo, antes de sacar cualquier sucia conclusión camino hacia la cocina, agua necesito agua, me doy aire con una mano mientras cojo un vaso del mueble y lo lleno con el grifo, me bebo el agua como si estuviese en el desierto del Sahara y justo entonces oigo como la puerta de mi habitación se abre y cuando me giro es la pelirroja, su expresión dice: ¡Hostias..Nos ha pillado! Rápidamente me sonríe con cara de sorpresa y se acerca a mi.

—¡Nena! ¿Pero que haces aquí tan pronto?.— Me dice mientras se acerca a mi y me abraza.

Me encantaría corresponder aquel abrazo pero es que después de lo que he visto, necesito una explicación lo mas pronto posible.

—He.. Bueno he vuelto antes.— Respondo casi balbuceando.

Me separo de ella y dejo el vaso en el fregadero y la rodeo para volver al salón.

—¿Y eso?.

Isa frunce el ceño mirándome y yo no puedo evitarlo, le cuento todo lo sucedido en estos días mientras gesticulo con las manos, incluso le cuento que conocí al tal Víctor y que hubo cierta tensión entre los dos, o mas bien los tres. Después de contárselo ella me abraza y esta vez si que correspondo su abrazo, lo necesitaba. Justo entonces, la puerta de mi dormitorio se vuelve a abrir y cuando deshacemos el abrazo, veo a Nerea con mi camiseta de Guns 'n Roses puesta.

—Creo que no soy la única que tiene que contar cosas aquí.

Nerea se acerca, me saluda y la abrazo, resumidamente le comento el por que he vuelto antes a Madrid y entonces ella se sienta a mi lado, estoy en medio de las tres y dispuesta a escuchar.

—A ver, en primer lugar dejamos claro que no nos hemos cambiado de acera.— Explica Isa y veo a Nerea negar por el rabillo del ojo.

—Bueno considerando que os he visto a las dos desnudas en MI cama..

—Vale eso no es ningún punto a nuestro favor. A ver, salimos un par de noches y nos pusimos hasta el gorro de cerebritos y vodka...— Explica Isa.

—Ni siquiera recuerdo como llegamos aquí..— Apunta Nerea.

—El caso es que, al llegar aquí, propuse jugar al "yo nunca" con chupitos, por cierto te debemos una botella de ron. 

Ruedo los ojos al oirla y sigo escuchando la historia de boca de Isa.

—Una de las cuestiones fue: "Yo nunca he querido probar a hacerlo con una mujer". Ambas bebimos, nos miramos y...Acabamos en la cama.

Parpadeo un par de veces recopilando la información y trato de no imaginarme la escena.

—Bien pero..Eso fue hace un par de noches. ¿Y hoy?.— Pregunto mirándo a ambas.

Las dos se miran y se encogen de hombros.

—No sé, es que es una pelirroja tan sexy..—Dice Nerea.

—No les digas nada a las demas..

Niego rotundamente con la cabeza ante la petición de Isa. Después de la charla y de un abrazo de tres, les comento que esta noche me gustaría estar sola, ellas sin dudar acceden.

Me acerco a la puerta para despedirlas y ambas se giran para mirarme cuando salen del piso.

—¿Segura que estas bien?— Me pregunta Isa.

Yo asiento y me apoyo sobre la puerta y les sonrío antes de cerrar.

—Os quiero.

Las dos me sonríen a modo de respuesta y yo cierro la puerta cuando entran en el ascensor. Vuelvo al salón apagando la luz del recibidor y preparo la televisón para ponerme a ver 'Crónicas vampíricas', mientras sale la ventana del USB, voy a la cocina a por algo de beber y de picar pero entonces, suena el timbre de la puerta, seguro que estas dos se han olvidado algo, sonrio negando y vuelvo a cruzar el salón, llego al recibidor y abro la puerta mirando hacia el frente, mi sonrisa desaparece al ver de quien se trata: Sergio.

martes, 9 de diciembre de 2014

Capitulo 3.6

3.6

Llegamos en el coche al hotel New York, los defiles de moda se producirán en el gran salón que tienen para ello. Muy educado como siempre Sergio sale del coche cuando el chófer le abre la puerta, acto seguido me tiende su mano y yo salgo con su ayuda, incluso me ayuda a recolocar la pequeña cola del vestido. Camina a mi lado y yo ni si quiera me agarro a él, no sé que clase de gente puede haber aquí, hombre, gente importante seguro pero, si por casualidad tiene algún conocido no quiero que nadie piense cosas que no son. Atravesamos el hall del hotel y yo sigo los pasos de Sergio, hay muchísima gente y muy elegantes todos, se nota que es un desfile especial y que luego hay fiesta por que no van vestidos de forma "casual" como los famosos que suelen salir en la tele cuando acuden a este tipo de eventos. 
Mi jefe se abre un poco la chaqueta y saca del bolsillo interior las invitaciones, se las muestra al portero y éste da el visto bueno, pero cuando nos disponemos a entrar para disfrutar del desfile, tres palabras y una conocida voz nos detienen.

—Vaya, vaya, vaya. Mi pareja favorita.

Sergio y yo nos giramos, su voz fina y ronca me suena y con razón, es Víctor. El guaperas del Gran Cañon. Miro a Sergio, al parecer no está muy contento de verle, será por el breve coqueteo que el muchacho tuvo 
conmigo esta mañana, se me escapa una sonrisilla al recordar que quiso fingir que eramos novios.

—Víctor. ¿Tú por aquí?— Le dice Sergio mientras ambos estrechan sus manos.

Antes de contestar, el de los ojos bonitos se acerca a mi y me da dos sensuales besos en las mejillas. Ni siquiera reacciono y solo correspondo al último y de forma cordial.

—Soy el encargado de que tengáis buenos aperitivos y bebidas en la fiesta de después.— Responde Víctor casi sin quitarme ojo de encima. —Tengo que decirte amigo mío, que tu novia está preciosa esta noche.— Dice éste mientras pone una mano en el hombro de Sergio.

El rubio reacciona al instante cuando ve que el ojitos bonitos vuelve a la carga. rodea mi cintura con su brazo y me acerca a él besando mi sien y yo me pongo roja como un tomate.

—Lo sé—. Me mira. —Siempre esta preciosa.—

Vale, creo que acabo de morir mientras le escuchaba decir eso con su mirada azul cielo penetrando en la mía.

—Tenemos que irnos Víctor, ya nos veremos.

—No te quepa duda amigo.

Víctor me mira de forma casi perversa y en seguida Sergio se encarga de quitarme de su vista. Nos giramos y aún teniéndome agarrada por la cintura caminamos al interior de la sala, hay muchísima gente, la pasarela está lista y puedo ver de lejos como en cada silla hay un cartel con los nombres de las personas para las que están reservados dichos asientos. Para facilitar el camino entre las sillas , mi jefe me toma de la mano y caminamos con cuidado hasta nuestros asientos, segunda fila, no está nada mal. Ambos nos sentamos y en cuestión de minutos las luces se apagan, quedando solo la pasarela iluminada. El proyector refleja nuestra marca ZARA y ahí es cuando yo observo atentamente. Las modelos comienzan a salir, la colección es de otoño invierno por lo que los colores de la ropa son oscuros, algún que otro tono mostaza pero poco, abrigos, bufandas, jeans, jerseys, chaquetas de cuero...La verdad es que me gusta mucho la colección y sabiendo que tengo descuento quizá me dé algún capricho el próximo otoño. 


Después de dos horas el desfile ha finalizado, he podido ver colecciones de grandes marcas y diseñadores, la verdad me he sentido como toda una celebritie, ha sido genial. Nos levantamos y esperamos a que el barullo de gente se vaya para salir con mas tranquilidad, ahora nos toca ir a la fiesta lo que me supongo que será en otro de los salones de este maravilloso hotel.
Llegamos a dicho salón sin atravesar el hall, está en el mismo pasillo que el lugar en el que hemos visto el desfile, entramos sin problemas y ala, abarrotado de gente incluso veo a alguna modelo por ahí comiendo algunos canapés.

—¿Que quieres beber?— Me pregunta el rubio.

Yo me encojo de hombros.

—Lo que quieras.

El asiente y con media sonrisa se separa de mi para ir a buscar alguna copa de algo, digo copa por que es lo único que veo, copas sobre las bandejas. Me quedo sola casi en la entrada del salón observando todo mi alrededor, gente vestida casi de gala, alguna que otra celebritie perdida entre la multitud y lujo, mucho lujo, con la crisis que hay en España..Tiene huevos la cosa. Sigo inmersa en mis pensamientos observando el ambiente que me rodea hasta que un murmuro cerca de mi oído irrumpe en ellos.

—Buenas noches, de nuevo.

Doy un respingo al no esperarmelo y me giro, es Víctor, otra vez. Le dedico la mejor sonrisa que puede salirme en ese momento y luego los dos nos reímos por el pequeño susto que me ha dado.

—Siento haberte asustado. ¿Has disfrutado del desfile?.— Me pregunta el chico.

—Sí la verdad, ha estado increíble, no tiene nada que ver de como se ve en la televisión.

El de los ojos bonitos frunce el ceño y me mira.

—¿Eres andaluza?

—Sí.— Asiento.

—¡Vaya yo también!.— Me dice el joven entusiasmado y yo sonrío ampliamente. Me alegra mucho conocer a un andaluz entre tanto acento madrileño y tanto inglés. —Dejáme adivinar...Sevilla.

Abro los ojos como platos y rio asintiendo.

—¡Si! ¿Y tú? No te pillo el acento.

—Cádiz, pero llevo bastante tiempo viviendo en La Rioja.

Asiento levemente en señal de que entiendo el por qué no le cojo el acento, casi lo ha perdido al vivir tanto tiempo en otra ciudad, suele pasar mucho a los andaluces que emigran de despeñaperros para arriba.

—Bueno. ¿Que haces sola? ¿Y tu novio?

—¿Quien? ¡Ah si! Sergio ¿no?.— Víctor asiente riendose —Ha ido a por algo de beber.

—Hay un champán excelente.

Me responde el guaperas, de repente veo que frunce el ceño mirándo tras de mi y alza ambas cejas apretando los labios poniendolos en línea recta.

—Pues..Creo que ha encontrado algo que no son las bebidas.—Me dice y entonces me giro. Veo a Sergio hablando con una rubia, mas que hablando estan..Dios la tiene pegada a él y casi le esta tocando el culo. ¿Pero de que coño va este tío? Me quedo boquiabierta mirando la escena. —Tranquila.— Dice Víctor al ver mi reacción. —Seguro que es sólo una amiga, si tiene novia debe de haber cambiado.— Yo ni si quiera contesto, sólo quiero que mi estúpido jefe mueva el culo hacia mi en este momento, estoy cabreada, mucho, a mi este gilipollas no me torea. 

Me cruzo de brazos y cuando menos me lo espero..¡zas! Se besan, se estan besando y el casi se la esta comiendo, mis brazos se descruzan solos lentamente y yo trago saliva para evitar que mis ojos se llenen de lágrimas y entonces Víctor añade.

—Pues..Se ve que no. Que no ha cambiado.

Me largo de allí inmediatemente y lo más rápido que los tacones me lo permiten. Cruzo el hall y nada más salir del hotel cojo el primer taxi que veo en la puerta, indicándole el hotel al que quiero ir. En el camino miro por la ventanilla y sin querer dejo que un par de lágrimas broten de mis tristes ojos verdosos, recordando una y otra vez el beso que le ha plantado a aquella rubia, otra rubia. ¿Que coño le pasa a los tíos con las rubias? ¿Tan fáciles son? Niego con la cabeza y me limpio las lágrimas rápidamente, se acabó, no voy a volver a llorar por un tío y menos por uno que no es nada mío ni lo será jamás.


Hago las maletas, ya tengo mi billete de vuelta a España reservado y mi avión sale en una hora y media, Sergio ya tiene buena compañía en este viaje, no me necesita y yo no quiero seguir viendo como se morrea con la primera tía que se le planta delante, prefiero volver a España, con mis amigas y mi trabajo y es lo que pienso hacer.